Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Hace algunas semanas, escribí un artículo que trataba de contestarse la pregunta, ¿por qué los ignorantes no deben ser congresistas? Me quedé corto de imaginación, nunca me imaginé el patético espectáculo de tres congresistas, que preguntaban chifladuras al presidente del BCRP.
Julio Velarde hizo gala de su paciencia y buenos modales, y les tuvo que explicar, como a niños, cuáles son las funciones y responsabilidades del banco, y cuáles no. Lo preocupante es, que los tres leían sus preguntas; lo cual quiere decir, que ellos no tenían la más pálida idea de lo que hablaban y, que sus asesores están descalificados para serlo.
A mayor abundamiento, un congresista entrevistado en la TV, comentó que “ellos no habían sido elegidos por sus conocimientos, sino por ser representantes del pueblo”. Como se puede apreciar, ya ni vergüenza tienen. No se han preocupado siquiera de leer la Constitución, que les entregaron junto con su medalla, al asumir el cargo. ¿Y de los asesores, qué?
Creo que ya es tiempo de ponerle coto a este despropósito. Los ciudadanos no podemos poner el futuro del país en manos de tanto incapaz y que, además, no podamos pedirles cuentas.
¿Cómo es posible que alguien pretenda legislar, sin siquiera conocer el rol de nuestras instituciones?
¿Cómo podemos permitir que los congresistas puedan dictar leyes, sin siquiera comprender lo que es bueno para el país y lo que impacta positiva o negativamente?
El Congreso genera legislación o la modifica, en asuntos constitucionales, penales, económicos, empresariales, tributarios, ambientales, sociales, etc.
Pero los congresistas, no sólo no conocen la legislación, ni tienen su mirada puesta en la solución integral de problemas del país, sino en intereses minúsculos de grupo.
No tienen comprensión lectora, no tienen un pensamiento crítico estructurado, no han reflexionado sobre lo que debería ser el país a futuro, ni sobre la prosperidad anhelada por las generaciones jóvenes.
En el congreso se tiene que analizar, debatir y decidir temas técnicos, pero la mayoría de los congresistas y muchísimos de sus asesores, no tienen la capacidad intelectual, ni la solvencia técnica para comprender y decidir.
Tenemos que ser conscientes de que, un número de votos, no los ha convertido en seres intelectualmente dotados y capaces de discernir y decidir lo mejor para todos. Mientras no hagamos algo al respecto, seguiremos eligiendo: “Castillitos”, “Chabelitas”, “Quispesitos”, “Parionitos” o “Agüeritas”. Así, nuestro país nunca tendrá futuro.
Hasta ahora, hemos legislado todo al revés.
Seguimos apostando por el minifundio y agricultura de subsistencia, mientras ponemos cortapisas a la agroindustria, que brinda oportunidades de trabajo formal y bien remunerado.
Seguimos permitiendo/fomentando la extracción ilegal de minerales, actividad delictiva que contamina, explota a la gente y no paga impuestos, mientras ponemos trabas a la minería formal, que genera oportunidades de trabajo decente, bien remunerado y con protección a la salud, al medio ambiente, paga impuestos y es capaz de generar “clusters” que abren más oportunidades.
Seguimos multiplicando dependencias públicas que, con la burocratización, entorpecen la marcha del país y son fuente de corrupción, en lugar de simplificar el camino a la inversión y multiplicar la producción y la riqueza.
Seguimos destruyendo la educación, facilitando el camino a los “maestros”, a costa de la educación de nuestros niños y jóvenes, y después nos preguntamos por nuestra falta de desarrollo.
Seguimos destruyendo los sistemas de salud, permitiendo la corrupción y el manejo político del mismo, la falta de hospitales del primer nivel, adecuada adquisición de medicamentos y conducción de hospitales.
Seguimos desincentivando la formación de médicos, al punto que, contamos en la fecha con hospitales completamente construidos y sin inaugurar, con equipamiento nuevo y sin usar, cuyas garantías podrían vencer antes de entrar en operación, tanto como material médico consumible, cuya fecha de vencimiento se acerca antes de la inauguración. Todo esto, porque no tenemos médicos para ocupar tales hospitales.
Nuestros sistemas de seguridad están en abandono, nadie ha pensado, que sin seguridad no hay inversión ni crecimiento económico.
Hemos destruido el tránsito y dejado en el abandono nuestro sistema de transporte urbano.
En resumen, lo que trato de explicar es que, para decidir políticas públicas, es indispensable conocer cómo han resuelto sus problemas otros países. Conocer los mejores sistemas del mundo e implantarlos en el Perú, tener referentes válidos, copiarlos y adecuarlos a nuestras necesidades. Necesitamos gente con valores y principios, no advenedizos que llegan a la política evadiendo responsabilidades judiciales, civiles y penales.
Propongo que, desde ahora, constituyamos “fuerzas de tarea” que estudien problemas específicos y propongan soluciones técnicas, que podamos difundir para generar consenso y puedan ser aplicadas a partir de julio 2026, ya que nadie en el gobierno se quiere ocupar. Lampadia