Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Una parte de la llamada oposición democrática votó a favor -o se abstuvo, o no votó, lo que en la práctica equivale a lo mismo- de la moción del acusado de terrorismo Guillermo Bermejo para censurar a la presidenta del Congreso. Ese individuo es muy cercano a Pedro Castillo y coordina directamente con él.
Nadie duda que la destitución express -rapidísima, sin discusión- es un triunfo del corrupto gobierno comunista. No transcurrieron ni 24 horas de la conferencia de prensa de Aníbal Torres y la caterva de impresentables que integran el gabinete ministerial, donde denunciaron a Lady Camones, para que se produjera su defenestración.
La acusación era que Camones iba a hacer algo que el gobierno hace todos los días, populismo con los recursos públicos. Iba a hacer, porque las directivas de César Acuña en la reunión con sus parlamentarios no se habían concretado.
Los motivos para que parlamentarios de la oposición apoyaran al gobierno en esta jugada son varios.
Hay resentimientos y enconos personales.
Mezquindad y deseo de venganza por no haber obtenido un puesto en la directiva.
Y, por supuesto, porque casi no existen partidos políticos.
Dos de las bancadas opositoras dividieron sus votos, postura incoherente y desatinada en un asunto políticamente muy importante. En ciertos temas -los llamados votos de conciencia-es usual que cada quién vote como le parece. Pero no en un asunto político trascendental. Eso ocurrió porque no son realmente partidos y carecen de liderazgo. Solo Fuerza Popular votó unánimemente.
Cinco grupos oficialistas, que respaldan al corrupto gobierno comunista de Castillo votaron en bloque por la censura a Camones, incluyendo a Perú Libre y Bancada Magisterial. En este caso no se trata de coherencia, sino que la contraparte de apoyar el gobierno es recibir prebendas. Siempre el que está en el gobierno tiene esa ventaja.
El incidente que sirvió de pretexto para la censura mostró descarnadamente la manera como César Acuña maneja las campañas electorales. Lo cual, por cierto, no es novedad. El famoso video “plata como cancha”, en las elecciones de 2010, reveló que es un experto en atraer votos con métodos puramente clientelistas. (Ver “Votos como cancha”, El Reporte, 4/9/22).
Por eso no tenía sentido llamar a Acuña a sumarse a la oposición porque estaba en juego su “prestigio”. Él sabe perfectamente que el “prestigio” es irrelevante en las elecciones en el Perú. Si él está a favor o en contra de algo es puramente por un cálculo de beneficios (cálculo en el que puede acertar o equivocarse), pero es solo eso, cálculo, que incluye no solo su grupo político sino, sobre todo, a sus negocios.
En suma, este incidente muestra crudamente la insostenible situación política actual:
un corrupto gobierno comunista, autoritario, que desprecia la democracia, cercado por investigaciones fiscales y periodísticas; una oposición desunida, sin rumbo ni liderazgo; una sociedad aletargada, que desprecia y desconfía de todos los políticos.
Quién tiene más posibilidades de vencer en esta contienda es, sin duda, el gobierno, porque a pesar de su incompetencia, maneja los resortes del poder con descaro e impunidad (por ejemplo, siete ministros del Interior, nueve jefes de Digimin) y no vacila en azuzar el odio y la división entre peruanos todos los días, preparando el zarpazo que acabe con los retazos de democracia que aún subsisten.
Solo una solución radical puede evitar que se salgan con la suya y terminen de destruir el país. El tiempo corre a favor de ellos y más temprano que tarde se cerrará la ventana de oportunidad. Lampadia