Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
La naturaleza nos ha bendecido con un hermoso y rico territorio, el mismo que hemos ido reduciendo a lo largo de la historia. Eso nos ha ocurrido con Ecuador, con Colombia (Leticia) en el “Trapecio Amazónico” y con Chile, habiendo perdido Arica y Tarapacá, por no mencionar nuestra pérdida de territorio amazónico a manos de los bandeirantes de Brasil.
Es cierto también, que después de múltiples tensiones fronterizas, hemos logrado “cerrar” varios pendientes limítrofes, particularmente con Chile y Ecuador.
Si bien es cierto, logramos estos acuerdos con gobiernos de vocación democrática, que estuvieron dispuestos a aceptar laudos internacionales, también hay que recordar que tuvimos que comprar aviones MIG-29 y Sukhoi Su-25, usados, para inducir a una negociación exitosa. Dicho esto, nadie puede asegurar, que otros gobiernos, con pensamientos y doctrinas diferentes, vayan a respetar tales acuerdos.
La historia es dinámica y, los cambios de gobierno con afinidades diferentes (observemos la orientación política de nuestros vecinos), puede llevarnos a situaciones no deseadas. La penetración o acercamiento inconveniente de Irán y sus grupos político-religiosos a gobiernos de países como Bolivia, Venezuela o Colombia, por no incluir a Brasil, nos puede trasladar a escenarios no deseados. Ya en años recientes, hemos identificado en nuestro país, la instalación de grupos musulmanes, pretendiendo influir en la política interna, a través de grupos político-terroristas. Ellos están tratando de impulsar la llegada al poder de los grupos “políticos” que les resultaran afines, con ánimo de crear nuevos escenarios, que les permitan tomar ventaja de situaciones fuera del control de los políticos y de las fuerzas del orden.
Por otro lado, la miopía y mezquindad de las distintas fuerzas políticas, han debilitado a nuestras FFAA y PNP, permitiendo, no sólo un debilitamiento de la moral, vía una permanente persecución judicial a quienes actuaron en defensa de la nación, un retraso en los niveles remunerativos al personal, al punto que, cada vez menos jóvenes desean incorporarse a las fuerzas y, finalmente, un deterioro y obsolescencia del equipamiento requerido para el cumplimiento de su misión.
Hoy, después de más de 12 años de haber planeado el reemplazo de aeronaves de combate, se estaría dando curso al planteamiento de la Fuerza Aérea para la compra de un nuevo sistema de armas, que incluye 24 aviones caza-bombarderos de generación 4.5, para reemplazar a los aviones Mirage 2000, adquiridos hace más de 40 años y que, a la fecha, resultan obsoletos.
Para nadie es un secreto que los nuevos aviones vendrían con todo un paquete tecnológico de aeronavegación, sistemas de ataque guiado de precisión y sistemas de protección y evasión de última generación, que interfieren y deshabilitan sistemas de radar. Uso de IA (inteligencia artificial) para mejorar la toma de decisiones y ajuste de planes en tiempo real. Cambios tecnológicos, cuya antigüedad es de sólo 20 años y en proceso de mejora diaria, demanda entrenamiento de una dotación de 3 a 4 pilotos por cada avión, puesta al día de nuestros talleres de mantenimiento y entrenamiento y capacitación de nuestros técnicos para brindar el servicio óptimo requerido.
La fabricación y entrega de estos equipos, al igual que la preparación, capacitación y entrenamiento de los pilotos y técnicos de mantenimiento, requiere cerca de cuatro a cinco años. Por lo tanto, este es un cambio mayor a nuestras tácticas y formas de operar, además de incluir equipos de reabastecimiento en el aire.
Los mismos que se han ocupado durante años, de debilitar a nuestras FFAA, ahora se han enfrascado en una campaña para impedir esta adquisición, argumentando la paz vigente y la imprevisibilidad de un posible conflicto que nos haga contemplar la necesidad de tales equipos. Si el tiempo de espera para la entrega de los aviones es tan largo y el precio de mercado se aprecia tan alto en tiempo de paz, nadie se imagina el precio de mercado en tiempo de conflicto y menos, el costo de oportunidad de no contar con ellos ante una amenaza.
A nadie en su sano juicio, se le ocurriría esperar a tener un incendio para gestionar la compra de camiones y equipo de bomberos, así como entrenar al personal en su uso. De la misma manera, nosotros no podemos, responsablemente, quedarnos sin capacidad disuasiva frente a un escenario potencialmente conflictivo, ante los cambios geopolíticos tan violentos que se vienen dando en el mundo, con amenaza de extenderse a nuestra región.
Sé que algunos dirán, que US$ 3,500 millones, tendrían muchos usos alternativos. Pero este es el resultado de no haber invertido nada en tantas décadas. Independientemente, tenemos por ley, un porcentaje del Canon Gasífero de Camisea destinado para el reemplazo de equipos para la defensa, que es un flujo anual y constante y, consecuentemente, debemos instituir una política de Estado, permanente, pues el Perú requiere invertir en una “póliza de seguros” para sus activos principales; el resguardo de nuestra gente, la protección de nuestros recursos naturales y nuestra infraestructura.
Debemos tener presente que, si queremos tener un país “Firme y feliz por la unión”, debemos estar a buen recaudo.
Por lo tanto: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra” y que no se repitan las tristes historias pasadas. Lampadia