Jaime Spak
Para Lampadia
Este domingo el ex ministro de Economía del gobierno de Francisco Sagasti, Waldo Mendoza, indicó que la elección del año pasado de este nuevo gobierno y congreso ha puesto fin a un crecimiento de tres décadas.
Una interpretación muy real, triste y preocupante a la vez.
Este crecimiento generó una reducción muy importante de la pobreza en el país y desde hace exactamente 16 meses se ha detenido abruptamente.
El Perú está en piloto automático y cada mes que pasa la velocidad de crucero se reduce con un perjuicio enorme.
Es como si el país este con el semáforo en rojo y encima se ha malogrado siendo imposible avanzar.
Para colmo de males, en la esquina hay policías corruptos que están esperando que alguien se pase el semáforo en rojo.
Pero no para ponerle multa ni exigirle una coima, sino que pretende llevarlo de frente a la cárcel.
Si uno se pone a pensar porque no podemos salir de este estancamiento, pues fíjense en los ministros y viceministros del actual régimen.
Este gobierno está convocando a los más extraños y peligrosos personajes en su entorno.
La designación del financista de Antauro Humala, el señor Virgilio Acuña, como viceministro de Transporte, el muy criticado abogado Raúl Noblecilla, mano derecha de Guillermo Bermejo, ha sido nombrado viceministro de Gobernanza de la PCM, el general retirado Wilson Barrantes, persona allegada al Movadef, brazo político de Sendero Luminoso, ha sido nombrado jefe de la Dirección de Inteligencia.
Se imaginan a este señor que tiene vínculos con el terrorismo tenga en la mano todos los días, las cosas que se ventilan en el mundo secreto de la inteligencia.
Tenemos al gato de despensero en ese puesto.
Cada semana que pasa Castillo nos sorprende con designaciones de la peor gente que se nos pueda ocurrir.
Acaba de declarar una persona que estuvo ligada al ministerio de Vivienda, que el jefe de asesores Saltiel Marrufo, le pidió una contribución de 4 millones de soles por pedido expreso del presidente para poder comprar los votos de los congresistas que votaron en contra de la vacancia.
También para poder repartirlo entre gente cercana a la familia presidencial y para comprarle un carro a uno de los sobrinos de Castillo.
Qué vergüenza lo que nos enteramos cada semana.
Repito por enésima vez, no nos merecemos esto.
El ministro de Defensa acaba de renunciar, pues le estaban exigiendo que las Fuerzas Armadas firmen una declaración de respaldo a Pedro Castillo al momento que este decrete el cierre del congreso.
Vemos impávidos todas las tropelías que hace Castillo y compañía y como diría Martínez Morosini, “acá no pasa nada”.
Este miércoles se vera la tercera moción de vacancia en contra de Pedro Castillo y por lo que se presupone no alcanzarán los votos para una vacancia.
Ojalá me equivoque.
Y no lo alcanzaran porque la mayoría de los congresistas que están en contra de la vacancia del presidente, indican que lo apoyan solo porque piensan que los que perdieron las elecciones aun no asimilan la derrota.
Qué conclusión tan absurda, este presidente debe de ser vacado, porque la gran mayoría de las personas de su entorno están inmersos en actos de corrupción y tres importantes elementos que han delinquido, como su sobrino, su ministro de Transporte y el dueño de la casa de Breña están fugados.
Felizmente que el más cercano colaborador de Castillo, Bruno Pacheco, se entregó a la justicia y se convirtió en colaborador eficaz.
Sus declaraciones están abriendo una gran caja de pandora que tarde o temprano llevaran a Castillo a prisión.
¿Cómo hacemos para pasar de semáforo en rojo a verde?
Pues lo primero que debe de ocurrir es que el presidente sea vacado porque ya es insostenible su presencia en el ejecutivo, en estos 16 meses no ha realizado ninguna política de gobierno que pueda reconducirnos al camino de la prosperidad.
Ha delinquido desde el primer día y sus cinco abogados, cobrando una fortuna que se les paga con dinero del estado, lo único que hacen es tratar de dilatar la acción de la justicia.
Cómo es posible que un país como el Perú este atravesando por esta etapa de incertidumbre y de parálisis.
Solo hay una forma de crecimiento y es con un impulso muy grande a la inversión privada, que el gobierno se preocupe solo de la salud, seguridad, educación e infraestructura.
Que dejen el crecimiento de la minería, ganadería, agricultura, vivienda, pesquería y turismo a la inversión privada.
Con esto lograríamos de nuevo un crecimiento económico importante y por ende se logra volver a bajar la pobreza en el país.
No queremos gente lumpen que nos llenen de frases hirientes como “no más pobres en un país rico “.
Necesitamos que nos dejen trabajar y como consecuencia de ello habrá menos pobres en un país rico. Lampadia