Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia
Lo que estamos viviendo hoy en el escenario electoral es una verdadera vulneración del derecho ciudadano al libre voto y a la vez es una afrenta a la soberanía de nuestro país. Esto no lo debemos permitir de ninguna manera.
Estamos ante la presencia de una bien montada maquinaria para el fraude electoral manejada desde el exterior, ante una aparente complacencia de las autoridades electorales locales.
Esta metodología de fraude hormiga es una especialidad que utilizan regularmente los miembros del foro de Sao Paulo (FSP) para perpetuarse en el poder en los países que tienen dominados como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia.
En el Perú la están utilizando en este proceso para conseguir el poder. La presencia en el país del especialista en fraude electoral Chamorro lo confirma. Es la misma práctica, pero reforzada con psicosociales aprovechándose de la vulnerabilidad y frustración del pueblo peruano.
Se trata de una estrategia a gran escala estructurada y digitada internacionalmente, lo que la convierte en una intromisión extranjera, o sea una vulneración de la soberanía de nuestro país. Cuando esto se presenta, tanto la ciudadanía, como las fuerzas armadas, tienen el deber de defenderla.
La misión del JNE es salvaguardar todos y cada uno de los votos de todos y cada uno de los peruanos. De esta manera se asegura un resultado justo y transparente que le da la legitimidad necesaria a quien resulte ganador. La vulneración de este derecho está penada por ley con cárcel. Ojo con la impunidad.
Como se sabe, el comunismo internacional cambió de estrategia luego de su gran derrota a partir de la caída del muro de Berlín. El llamado socialismo del siglo XXI contempla ahora la toma del poder a través del terrorismo ideológico, en vez del terrorismo armado. En Latinoamérica quien está a cargo de la ejecución de este plan es el FSP.
Se trata de un plan de largo plazo que consiste en ¨capturar¨ la mente de las personas, a través de la penetración sistemática de tres frentes de acción: la educación pública, los medios de comunicación y los poderes del estado.
Una vez conseguida esta penetración, se procede a la conquista del poder a través de elecciones, para luego perpetuarse en el poder y someter al pueblo.
El Perú siempre ha sido muy deseado por el FSP. No sólo por su ideal ubicación geográfica y sus enormes riquezas naturales, sino también porque es un centro importante del narcotráfico. Su sometimiento es parte del plan de toma del poder de los tres países sudamericanos de la Alianza del Pacífico.
En Chile, a través de las protestas callejeras y el vandalismo, consiguieron elegir una Asamblea Constituyente para cambiar la constitución. Esta ha sido conformada en mas del 70%, por izquierdistas. En tanto que, en Colombia, las protestas callejeras y el vandalismo cumplen ya varias semanas de caos, con claros objetivos hacia las próximas elecciones presidenciales.
En el Perú vienen ejecutando su plan de penetración desde hace muchos años y aparentemente ya ha sido cumplido con éxito. No es para nadie una sorpresa que la educación pública y el propio ministerio de educación están penetrados por la ideología socialista desde hace muchos años.
Tampoco es novedad que los medios de comunicación hayan virado hacia la izquierda, poco a poco, incluyendo a los mas pintados. La gran mayoría de periodistas están dominados por las corrientes de izquierda y las ONGs, escudándose en la defensa de los derechos humanos y la lucha por las desigualdades.
Por último, los poderes del estado están totalmente penetrados por las izquierdas y por la corrupción. Esto incluye al poder ejecutivo, al legislativo, al judicial, a los gobiernos regionales y locales y por supuesto al JNE. Además, la reinante y vergonzosa impunidad, permite que todo esto suceda sin el menor reparo.
¿Como hemos permitido esta penetración? Este es un tema que tendremos que analizar profundamente, aceptar nuestro gran error y enmendarlo. Pero ahora debemos de concentrarnos en superar el tema que nos ocupa.
A este plan de penetración se le sumó la pandemia y la crisis económica, cosa que les cayó como anillo al dedo. Por eso ahora están en plena ejecución del último paso de su plan para la toma del poder y anexión del Perú al FSP. Es decir, el proceso electoral, para lo cual están utilizando su estrategia del fraude hormiga.
Para esto han contado con el apoyo de miles de personeros reclutados con tarifa establecida. También con personal remunerado en el área operativa de la ONPE y finalmente con el apoyo aparente del JNE. Todo está orquestado para la toma del poder.
Felizmente la oposición y la opinión pública se ha percatado de este malévolo plan y han iniciado una lucha legal detallada a través de impugnaciones y pedidos de nulidad, así como grandes demostraciones callejeras diarias en contra del fraude. ¨Con mi voto no te metas¨.
El gran problema es que, cualquiera sea el resultado, el ganador no va a contar con la legitimidad que se necesita para gobernar. Esto no sería ningún problema para un gobierno totalitario, pero si para uno democrático.
Por todos estos motivos, lo mas razonable sería que el JNE declare nulo el proceso de elecciones y que el presidente convoque inmediatamente a nuevos comicios en un plazo que no debería exceder de los seis meses.
Ese debería ser el procedimiento democrático, pero también hay otra forma, que fue la que se utilizó en las frustradas elecciones de 1962 y que podría ser utilizada en caso extremo y en salvaguarda de la soberanía nacional.
Estas elecciones están manchadas por el fraude y la vulneración del voto ciudadano, por lo tanto, el proceso debe anularse y convocarse a nuevos comicios.
La soberanía de nuestro país está en riesgo, ante la descarada intromisión de una organización comunista internacional, que quiere someter al Perú a su fracasada ideología y perpetuarse en el poder. Eso no lo vamos a permitir.