Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia
Estamos en una situación de crisis planeada y preparada durante un año y medio. Los miserables que, en su defensa al delincuente Castillo, proclamaban que correrían “ríos de sangre”, ahora se están regodeando. Su antipatriotismo los ha llevado a traer delincuentes bolivianos y venezolanos, entre otros, en calidad de mercenarios, pagados con fondos de los países del “socialismo del siglo XXI” y en contra de nuestra patria.
Impresiona ver en plena protesta, extranjeros con entrenamiento militar, si no militares extranjeros, pagados, alojados y alimentados con esos recursos, otros con fondos de nuestra caja fiscal y mucho con recursos de la economía ilegal. Aquella economía subterránea que estuvo libre y sin control durante los últimos 16 meses y que ahora reclama seguir actuando con la impunidad que se les permitió durante ese tiempo.
La foto la conocemos todos y por eso, no deja de llamar la atención que, gente educada, con formación universitaria, muchos profesores universitarios; se hayan atrevido a firmar un comunicado sesgado -por decir lo menos- respecto a la situación del Perú y la forma en que el gobierno, nuestra Policía Nacional y las FFAA, enfrentan el problema.
Todos estos, prensa y “académicos”, censuran hasta un grito de una mujer policía a un invasor de universidades. Pero no dicen una palabra respecto de las pedradas, palazos, agresiones con armas de fuego, avellanas e instrumentos pirotécnicos, con que estos vándalos atacan y masacran a la policía. Tampoco, respecto a la destrucción de las comisarías, dependencias de la fiscalía, del poder judicial y los aeropuertos. Estos que son tan eruditos, analíticos y críticos, no resaltan las razones de la destrucción de los expedientes fiscales y judiciales, de los expedientes en SUNAT, del ataque artero a las ambulancias en plena operación de rescate de heridos, menos, del policía calcinado vivo, ni de la razón y forma como se ejecutó “la operación militar” simultanea de destrucción de aeropuertos y su razón de ser.
Una “cándida” periodista se preguntó ¿por qué no hay muertos en Lima, cuando en las regiones excede de 50 los fallecidos? Obviamente, ésta, no dejó de insinuar con inquina un posible acto de racismo, sabiendo que la respuesta es sencilla. El número de policías que enfrentó a las turbas. Mientras en las regiones, el ataque terrorista a cada aeropuerto lo realizaron más de dos mil vándalos, la defensa estaba a cargo de algunos cientos de policías. En esas circunstancias, la posibilidad de ser superados, ver amenazadas sus vidas y, ante eso, verse obligados a usar armas más contundentes, era obvia. En cambio, en Lima, los piquetes fueron en número bastante inferiores al contingente policial que los enfrentaba. Consecuentemente, no llegó a ser necesario el uso de armamento más contundente que, el equipo de protección personal, varas y bombas lacrimógenas.
Pero la esencia es: ¿tienen estos subversivos algún objetivo democrático y republicano dentro del marco de la ley y la constitución? Obviamente, la respuesta es NO. Los planteamientos, como sabemos son: Renuncia de Boluarte, cierre del Congreso, adelanto de elecciones de inmediato y Asamblea Constituyente. Todos los planteamientos van contra la Constitución y entonces, la pregunta se cae de madura. ¿Por qué los periodistas de izquierda y profesores universitarios que han firmado el pronunciamiento, no lo explican?
Hemos aprendido, que “cuando no hay una respuesta clara, la respuesta queda muy clara”.
Estos manejan intereses subalternos, inmorales e inconfesables, y por eso son tan sibilinos en sus expresiones.
No reconocen que Boluarte asumió, constitucionalmente, por ser la vicepresidente elegida en la misma plancha de Castillo.
Tampoco que no hay razón constitucional para disolver el Congreso.
Que el presidente debe asumir el 28 de julio del año de su elección, por lo que hacer las elecciones en el último trimestre de 2023, no resuelve nada.
Y finalmente, que pueden plantear todas las reformas constitucionales que gusten, pero que la minoría, no tiene derecho a patear el tablero y tratar de imponer un procedimiento inexistente en la Constitución.
El punto aquí y ahora, es que estamos acostumbrados a analizar las cosas con la razón, mientras nuestra contraparte sólo maneja y estimula la emoción. Aprovecha que la capacidad para razonar de esas multitudes es muy limitada. Y claro, el razonamiento lógico se estrella contra los sentimientos, creencias y emociones cultivados por años. ¿Cómo hacer entonces para ponernos en los zapatos del que protesta? Lo natural sería empatar los valores del aspirante a líder, con los valores de la sociedad o grupo a influir. Y aquí comienza nuestro primer dilema. Al grupo que protesta lo mueve un odio que se ha exacerbado durante este año y medio pasado, pero que tiene como caldo de cultivo un sentimiento ancestral de discriminación, abandono y olvido. Nadie tiene la honestidad de resaltar que, por décadas, la clase política les ha robado la ilusión, mientras se robaba los dineros del Estado, en lugar de atender sus necesidades.
Llevamos cinco crisis políticas en seis años y pareciera, que nunca se diera el espacio para alinear los valores de la sociedad peruana, sin que algún miserable la manipule e impida la reeducación de nuestros jóvenes. La penetración de los distintos organismos generados de Sendero Luminoso (SL) y el MRTA en nuestro sistema educativo, ha calado en las mentes y corazones de profesores y alumnos, salvando sólo a quienes han recibido una educación en valores en el hogar. Se ha normalizado tanto la corrupción y los antivalores que, para las mayorías, si no estás en esa línea, no eres creíble y por lo tanto, si no eres creíble, no eres confiable, ni apreciarán tu conocimiento, no generarás afecto y menos, el interés por tus propuestas.
Puestas las cosas así, no debe sorprendernos la manera cómo las protestas con actos vandálicos han hecho carne con tanta facilidad en el sur peruano. Lo importante es que los sátrapas de Castillo y Torres sabían, que tenemos en Lima una barrera de contención de todas las sangres y que eso, los obligaría a movilizar un contingente de vándalos y terroristas a sueldo a la capital, para poder impactar a nuestro país y a eso han dedicado su tiempo y “esfuerzo”.
Esto se ha verificado en los hechos, por lo que debemos tomar acciones inmediatas. Debemos pues:
- Cerrar la frontera con Bolivia, de esa manera reduciremos la influencia comercial de ese país, por lo que tendremos que trabajar en integrarlos más a la economía peruana.
- Incrementar nuestro esfuerzo educativo, de salud y de mejora de infraestructura en la región sur, debidamente monitoreado por el gobierno central.
- Hacer un estricto control de las autoridades municipales y regionales, de la confección de expedientes técnicos, de la ejecución de sus proyectos, ejecución presupuestal y sancionar drásticamente la corrupción.
- Debemos hacer una profunda revisión de la regionalización, retomando temporalmente ciertas competencias.
- Tenemos que limpiar el aparato estatal de delincuentes y terroristas, entre otros.
- Debemos intensificar nuestro esfuerzo de incorporación de profesionales de salud probos, pues tenemos un muy alto déficit de ellos y no podemos abrir nuevos hospitales, por falta de personal.
- La SUNEDU debería estar monitoreando la oferta y demanda de profesionales y promover o desincentivar, según el caso las vacantes para ciertas profesiones.
Tenemos una gran tarea por delante y necesitamos a todos los peruanos que amen a su patria, para emprenderla y sostenerla. Ojalá que, en esta oportunidad, podamos revertir la tendencia. Lampadia