Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
El expresidente ‘accidental’, Francisco Sagasti ha salido en varios medios de comunicación a hacer una propuesta vacía y populista sobre la actual crisis política.
Resulta que su propuesta de hacer un referéndum para adelantar las elecciones, además de sumarse al absurdo frustrado plan del gobierno de Castillo, según lo anunciado por el Primer Ministro, adolece de total falta de seriedad.
Su propuesta requiere entre 40 y 46 meses para llevarse a cabo.
46 meses de los 52 restantes del período de gobierno.
Un papelón.
Así pretende aportar a la crisis política el ex presidente, que manipuló para tomar el poder, incumplió su promesa de convocar un gabinete amplio, mantuvo miembros y políticas del nefasto gobierno de Vizcarra, se demoró en enmendar el manejo de la vacunación, y habría apoyado a Castillo y Perú Libre para llegar al poder.
Sagasti se preparó toda su vida para ser gobierno, y cuando llegó a Palacio fue una decepción. Ahora es mejor que se mantenga alejado luciendo sus pañuelitos.
Veamos el análisis de César Delgado-Guembes sobre la propuesta de Sagasti.
LA PROPUESTA DE REFERÉNDUM PARA EL ADELANTO DE ELECCIONES GENERALES QUE ANUNCIA FRANCISCO SAGASTI
César Delgado-Guembes
Facebook, 21 de marzo de 2022
La propuesta recogida el diario La República según la cual Francisco Sagasti sugiere que el adelanto de elecciones generales que el pasado martes 8 de marzo pudo haber presentado el Presidente de la República ante el Congreso, más parece una medida apropiada para un ensayo de política ficción que una alternativa de factible realización en nuestro sistema constitucional y electoral…
Para empezar, si se promoviera la propuesta de reforma constitucional mediante una iniciativa popular, obligadamente debe pasar por el Congreso.
Sólo si el Congreso la reformara en sentidos contrarios a los que plantean los promotores, o si se rechazara la propuesta, cabría que los promotores, aumentando el número de firmas necesario para un referéndum (2 millones 450 mil firmas aproximadamente, frente a las 75 mil para presentar la iniciativa de reforma constitucional), planteen el referéndum sobre su proyecto original.
Sumemos los tiempos que cabría estimar para que la propuesta culmine exitosamente el propósito que sugiere Francisco Sagasti.
- Primero, hacer el proyecto, que es tanto más difícil como lo es imaginar qué más debe ir complementariamente en esa iniciativa, según lo que sugiere Sagasti, incluyendo el proyecto de reforma electoral que menciona.
- Segundo, elaborado el proyecto formalmente, lo siguiente es conseguir las 75 mil firmas. La recolección puede tardar unos dos o tres meses por lo menos. Sumando el mes o dos que se necesita para elaborar el proyecto integral de reforma constitucional, además del proyecto de reforma electoral, ya se tiene casi medio año.
- Tercero, el proyecto debe pasar por la revisión del ONPE. Sumemos un par de meses para que se corrobore la corrección de la identidad y legalidad de las firmas.
- Cuarto, presentado el proyecto en el Congreso, debe pasar a comisiones y luego debatirse en el Pleno. Eso puede tomar alrededor de unos 4 meses más cuando menos hasta que se apruebe en el Pleno la primera votación (si el Congreso actual sigue la línea que definió el que concluyó el 30 de setiembre de 2019, es esperable que el proyecto no se apruebe porque las reformas constitucionales no son convenientes para solucionar problemas coyunturales).
- Quinto, conocido el texto o rechazado o modificado sustancialmente aprobado por el Pleno en primera votación, los promotores deben pronunciarse y definir si es que van o no van a optar por cuestionar la aprobación.
Según el artículo 41 de la ley 26300 «si la iniciativa legislativa fuera rechazada (o modificada sustancialmente) puede solicitarse la iniciación del procedimiento de referéndum, adicionando las firmas necesarias para completar el porcentaje». Si los promotores no están de acuerdo con el rechazo el siguiente paso será la compra del kit para sacar las firmas para la convocatoria a referéndum. Ahí tenemos más o menos un mes más.
- Sexto, de ahí empieza el proceso de recolección de firmas para la convocatoria a referéndum. Ese proceso puede durar casi un año. Pasar de las 75 mil firmas al porcentaje requerido (el 10% del electorado que es aproximadamente 2 millones 450 mil firmas) para promover el referéndum no es sencillo y exige importantes niveles de movilización para lograr el número de firmas exigido.
- Séptimo, si los promotores de la reforma constitucional consiguen el número de firmas para el referéndum, la ONPE necesitará mínimo medio año para corroborar la corrección, identidad y legalidad de las firmas.
- Octavo, si todo estuviera conforme con la ONPE, debe convocarse a referéndum. Lo cual no es inmediato. Se necesitaría mínimo 3 meses (máximo 4 meses) y en lo posible que exista coincidencia con otro proceso electoral, general o subnacional, de forma que represente el menor gasto posible en el presupuesto estatal.
- Noveno, una vez concluido el referéndum debe pronunciarse el JNE. Sumemos un mes más.
- Décimo, a partir de la decisión del JNE, debe promulgarse la reforma por el Presidente de la República. Sumemos un mes más.
- Undécimo, luego de entrada en vigencia la reforma constitucional, recién podría el Presidente de la República proceder a cumplir el mandato de convocar a elecciones generales, para lo cual se requerirá casi 4 meses más.
La suma total de estos estimados gruesos da alrededor de 40 meses para que ese adelanto de elecciones se convoque y cambie la composición de los titulares del ejecutivo y del congreso.
Estamos hablando de aproximadamente 3 años y 4 meses, sin contar con las variantes que supondría el proceso ciertamente más complejo de reforma constitucional que prevé el Artículo 206 de la Constitución.
Si el Congreso procediera como lo propuso el dictamen de la Comisión de Constitución en su dictamen del 26 de septiembre de 2019, el cálculo del tiempo no variaría… pero si el Congreso de este período optara por aprobar alguna modificación de la propuesta original habría que añadir el tiempo correspondiente a la segunda legislatura ordinaria… con lo cual los 40 meses aumentarían posiblemente unos entre 4 y 6 meses más….
El período de gobierno tiene en total 60 meses (5 años), de los cuales ya han transcurrido 8.
Queda un total de 52 meses para que el ejecutivo y el Congreso concluyan sus períodos.
¿Qué significado tendría adelantar elecciones generales cuando faltarían solamente 12 meses, es decir, un año, para que se vayan el presidente de la república y el Congreso?
¿Valdría la pena un adelanto de elecciones para recortar el mandato por un año nada más?
¿Qué se habría ganado con esa propuesta de reforma constitucional de carácter eminentemente coyuntural (una reforma para neutralizar la crisis presente en el Estado), si a pesar de su supuesta bondad (o más bien ilusoria o fantasiosa ventaja) tanto el ejecutivo como el Congreso permanecerían 4 de los 5 años en funciones antes de que sea ejecutable el reemplazo con el adelanto de elecciones generales?
No parece una propuesta que tenga los pies en tierra.
Por eso me quedo con la impresión de que se trata de una propuesta, si no resultado de un acto de alucinación, por lo menos uno en el que el delirio crea gaseosas y poco prácticas fantasías… Lampadia