Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
EL ESCENARIO
El Perú está sitiado. No solamente Lima y el gobierno. Todo el Perú está sitiado por el autoritarismo callejero que se empoderó desde las marchas destinadas a reinstaurar la Paz Caviar y colocar a Sagasti de presidente. Los puntos focales por ahora son Ica, Trujillo y la carretera central, para sitiar la capital. En los siguientes días sonará el paro en el Corredor Minero en Las Bambas, las nuevas amenazas contra los trenes a Machupicchu, el paro de micros colectivos en Lima y otros puntos de conflicto, sea cual fuere el pretexto local que los justifique.
EL AUTORITARISMO DE LA CALLE
El libreto autoritario latinoamericano tiene dos funciones. Una, la del autoritarismo desde el poder y otra, la del autoritarismo de la calle. El primero es el que se ejerce cuando se toma el poder, por las urnas o por la fuerza. El segundo es el que se ejerce para tomar el poder o ejercerlo, de facto. Castro, Pinochet, Stroessner, Velasco Alvarado anteriormente y en las últimas décadas, Fujimori, Chávez, Maduro y Ortega, son ejemplos del autoritarismo desde el poder, en distinta medida. Evo Morales es el ejemplo típico del autoritarismo callejero, el que consigue el poder con bloqueos, barricadas, corte de suministros, asalto a unidades de transporte, corte de combustible y el sitio de la capital. Lo hizo para llegar al poder, desde donde también protagonizó la otra función autoritaria y volvió a la calle cuando renunció y se tuvo que asilar en México.
LA SITUACION DE SAGASTI
En el Perú de hoy, Sagasti, con ingenuidad, complicidad o ignorancia de la lógica política latinoamericana, afirma que las protestas “están instigadas por grupos de poder para debilitar el gobierno de transición”. No sabe que él fue puesto por la calle y que la calle pide más.
Los “jóvenes” que se estrenaron en el arte de protestar se contentaron con deponer al elegido por el Congreso, los empresarios que apoyaron su llegada al poder se contentaron con sus modos burgueses, pero, a los profesionales de la calle, que estuvieron detrás de los desmanes del 14 N, eso no les basta. Vienen por más. Sólo los ignotos en política o sus cómplices pueden pensar que allí quedaba la cosa. La calle puso a Sagasti para que abra la puerta, como lo hicieron con Vizcarra, el gran Caballo de Troya de la historia política peruana.
LA LOGICA DEL AUTORITARISMO DE LA CALLE
- El autoritarismo de la calle no tiene comando único ( aunque sigue las mismas consignas),
- no tiene un propósito único (cambiar la Constitución es uno de los objetivos, pero no es el único),
- deja espacio a los actores locales (y a sus negocios políticos propios),
- se sube a cuanto conflicto sectorial o regional exista (los utiliza, como usaron a Inti y Brian),
- recibe jugoso auspicio internacional (desde los millones que llegaron para Ollanta),
- aprovecha cuanto conflicto exista (salarial, empresaria o ambiental),
- crea los que no existían y convive con el extremismo violentista (por lo cual no lo condena nítidamente).
Su objetivo es debilitar el sistema democrático, agudizar contradicciones, generar caos. En esa tarea, si es necesario, van con calma, avanzan y retroceden. No tienen la angurria de los políticos de derecha, de centro o los caviares, que se matan por un fajín.
¿FRANCISCO SAGASTI EL SEGUNDO CABALLO DE TROYA?
Hasta ahora, Francisco Sagasti parece ser lo que muchos pensamos: el segundo Caballo de Troya. (Lampadia. 02 agosto de 2019. Vizcarra: Caballo de Troya). El encargado de abrir la puerta para que ingresen los enemigos del país. Solo así se explica que en menos de 15 días haya descabezado a la policía, haya roto la moral policial y luego se hayan desatado estas algaradas de protesta que una policía debilitada obviamente no puede controlar. Menos si la orden que él da es la de no tocar a los violentistas, que rompen vidrios de buses parados con mujeres y niños, ni con el pétalo de una rosa.
Sagasti tiene un solo encargo y parece estarlo cumpliendo muy bien: abrir la puerta.
¿ESTAREMOS EQUIVOCADOS?
Nuestra vanidad podría llevarnos a afirmar: lo veníamos diciendo. Esto iba a suceder. Sin embargo, la fe nos lleva a confiar en que podemos estar equivocados. Si es así, SAGASTI y su gobierno (y si la Primer Ministra no da la talla que de un paso al costado), debieran tomar medidas inmediatas:
- Suspender toda mesa de diálogo en el país. No hay gobierno que pueda atender 10 o más frentes al mismo tiempo. Eso está en el ABC de la política.
- Abrir un espacio inmediato de diálogo con los representantes legítimos de los reclamos salariales o gremiales, en el lugar que corresponde: la sede del Gobierno. Por turno e inmediatamente.
- Otorgar un plazo de 24 horas para el levantamiento voluntario de los bloqueos de carreteras.
- Disponer a la Procuraduría que vencido el plazo otorgado inicie acciones legales contra todos los autores materiales e intelectuales de estos actos.
- Ampliar el Estado de Emergencia y otorgar el control de las zonas afectadas a las Fuerzas Armadas conforme lo manda el artículo 137° de la Constitución.
- Reinstaurar el orden, la paz y el respeto a la ley y a la libertad de las personas.
SAGASTI tiene en sus manos el epitafio político que quiere que le coloquen en la historia. Ojalá escoja el correcto y no el que creemos que tiene. Lampadia