CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia
No solo es un gobierno comunista plagado de incapaces y prontuariados, sino atravesado por disputas que se manifiestan públicamente. Entretanto, la economía se sigue deteriorando y la gavilla encaramada en el poder no acierta a resolver ninguno de los graves problemas que sufren los peruanos.
Lo que dijo Guido Bellido sobre el Canciller Óscar Maurtua es insólito. Nunca en la historia reciente del país se había visto algo así, un individuo que ocupa la PCM prácticamente despidiendo al ministro de RREE. Aunque no es la primera vez que sucede. Antes Bellido trató de echar del gabinete a Iber Maraví, sin éxito.
Es decir, Bellido, que es tributario de Vladimir Cerrón, el líder de la facción “bolivariana” -agentes de Cuba y Venezuela, vinculados a los herederos del MRTA y a los terroristas del Vraem-, ha tratado de deshacerse primero de un miembro del Conare (Sendero Luminoso de Abimael Guzmán) y ahora de un diplomático apoyado por la facción caviar del gobierno.
Hasta el momento no ha tenido éxito en ninguno de los dos intentos, pero muestra que la alianza es muy frágil y parece a punto de romperse.
Los que están forzando las definiciones ahora son los secuaces de Cerrón. Pero el grupo caviar que ha puesto una pica en Flandes es el más radical, también con estrechos vínculos con los cubanos y venezolanos. Ellos usan ahora a un diplomático respetado como Maurtua como barrera contra los embates del cerronismo, que quiere avanzar más rápidamente en la captura de todo el poder, y también de todos los cargos públicos posibles.
Otra de las peculiaridades de la situación, es que el individuo que ocupa la presidencia no solo es un ignorante sino también un incapaz, sin liderazgo, como quedó en evidencia en su desastrosa gira internacional.
Así, todas las facciones en pugna tratan de rodear y persuadir al inepto, cuya única política hasta ahora es no tomar decisiones y dejar que las cosas caigan por su propio peso, como cuando la protesta ciudadana y la firme actitud de la Marina de Guerra y las FFAA forzaron la salida de Héctor Béjar.
Al mismo tiempo, sin embargo, los comunistas avanzan sin pausa en su campaña para instalar una asamblea constituyente, liquidar la libertad de expresión y copar todos los puestos del Estado, sin importarles la opinión pública.
Los cerronistas tienen varias armas poderosas. Controlan la mayoría de la bancada oficialista en el Congreso, varios ministerios y a través de su partido tienen capacidad de agitación y movilización en todo el país.
Los caviares tienen algunos ministros, el respaldo de muchos medios de comunicación y el apoyo de varias embajadas que buscan “humalizar” -es decir, domesticar- a Castillo, para usar el término empleado por Béjar.
Los objetivos de los cerronistas son ahora impedir que su líder y sus fieles sean enviados a prisión por una fiscalía fuertemente influida por los caviares, afianzarse en el gobierno -es decir, que no los echen a ellos-, y lograr instalar lo más pronto posible la constituyente, con lo cual se harían de todo el poder.
Pedro Castillo intentará seguir sin resolver nada, pero las presiones de los dos bandos podrían terminar en un estallido, para usar un término grato a ambos. Lampadia