Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Como las izquierdas hispanoamericanas no tienen ninguna idea de desarrollo que proponer, recurren, como en Chile, ver artículo de Fernando Claro, a relativizaciones y generalizaciones que pretenden aplanar el terreno a su pobre y desierto nivel argumental.
Es cierto que las vocerías de las derechas, de los que tienen muy claro que la prosperidad viene con la economía de mercado y la democracia liberal, suelen ser muy débiles en comparación con las de esas izquierdas bulliciosas, pero castradas de contenidos.
Este artículo de Claro no solo sirve para recordar la potencia de las ideas del desarrollo, sirve también para alentar a esas débiles y muchas veces ausentes vocerías de las clases dirigentes desarrollistas, incluyendo a los representantes del mundo empresarial, que ad-portas del proceso electoral tenemos que multiplicar nuestros mensajes y contrastar sin miedos, las mentiras y medias verdades de nuestras lamentables izquierdas.
Un año para las ideas… de derecha
Fundación para el Progreso – Chile
Fernando Claro
Publicado en El Mercurio
04.01.2025
Glosado por Lampadia
Señor director:
José Joaquín Brunner afirma en «El Mercurio» que tanto las derechas como las izquierdas transitan por «valles de la muerte ideacionales», incapaces de ofrecer «visiones y misiones relativamente coherentes sobre cómo impulsar de nuevo el desarrollo» y que entreguen seguridad y servicios sociales de calidad en «salud, educación y vivienda».
Brunner olvida las claras y coherentes ideas de derecha al respecto:
Respetar los derechos a la vida, a la propiedad y a la libertad individual —con sus respectivos límites— y, además, permitir que los servicios de educación, salud y vivienda sean proveídos cooperativamente entre privados y el Estado, para que la mayor cantidad de chilenos tenga la mejor calidad de ellos. Ese valle ideológico está muy vivo y lleno de grandes referentes históricos y actuales.
La izquierda, al revés, ha propuesto debilitar los derechos a la vida, a la propiedad y a la libertad individual. Y en nombre de la bondad y «lo social», ha ofrecido salud, educación y vivienda de manera preferente, por no decir monopólicamente, a través del Estado. Así fue como nos llevaron a los más desastrosos —y algunos criminales— resultados sociales en la historia de la humanidad.
Hoy, desgastados y con vergonzosos referentes presentes y pasados, su valle ideológico es tan lúgubre que, por ejemplo, en Chile, al diagnosticar las causas del déficit habitacional, culpan a Airbnb (no es broma), a los inversionistas y a los bancos. Se les olvida la explosión en inmigración —debido a sus «ideas» al respecto y a sus «ideas» aplicadas y defendidas hasta ayer en Venezuela—; su burocracia mental, regulatoria, y de gestión estatal; y el caos financiero en que sumieron al país.
Ni hablar de sus «ideas» sobre seguridad, libertad de expresión, comercio, terrorismo y educación escolar —y ahora, educación universitaria, la que se proponen rematar—. Un valle de la muerte que nos tiene en parálisis nacional —y mundial—, y que puede terminar muy mal.
Las fértiles ideas de derecha solo tendrán que ser comunicadas y aplicadas en democracia de manera fuerte y clara, por quienes no son de izquierda en el mundo, y Evelyn Matthei en Chile. Lampadia