La primera ronda de las elecciones presidenciales chilenas del 19 de noviembre generó un resultado bastante sorprendente. Contra todas las expectativas, el favorito, el ex presidente Sebastián Piñera ganó, pero por un margen mucho menor del esperado, obteniendo solo el 37% de los votos, mientras que su principal oponente, Alejandro Guillier de izquierda logró un sorprendente 23%. El resultado más notable se debió al inesperado ascenso de la segunda candidata izquierdista, Beatriz Sánchez, con un 20%. Los otros dos candidatos de derecha conservadora, Carolina Goic y José Antonio Kast, obtuvieron el 6 % y el 8 %, respectivamente. Este resultado lleva a una ajustada segunda vuelta el 17 de diciembre entre las alianzas conservadoras y de izquierda, es decir, entre Piñera y Guillier
Hace unos días, el candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, realizó una seria denuncia, ya que aseveró que habría habido casos de votos marcados previamente en favor de sus contrincantes en la primera vuelta. «No me gusta poner en duda nuestro sistema electoral, porque eso es parte del patrimonio del país. Sería primera vez que ocurriría en democracia. Lo que sí ocurre en todas las elecciones es que algunos se pasan de vivos, vimos que muchos votos en las mesas estaban marcados previamente, por (Alejandro) Guillier o por (Beatriz) Sánchez», dijo Piñera. Esto ha desatado un fuerte rechazo desde la Nueva Mayoría y el Frente Amplio.
Sin embargo, hoy, Piñera se corrigió y dijo que existió “una sobrerreacción, porque lo que dije fue simplemente recordar lo que muchos medios informaron la noche del domingo de la primera vuelta, de que algunos ciudadanos habían hecho algunas denuncias”. Dio marcha atrás con una disclpa ‘a medias’ diciendo que, “nunca he puesto en duda ni el resultado electoral, ni el sistema electoral, ni el Servel” y agregó “en todas las elecciones siempre hay algunas irregularidades, algunos errores” y sostuvo que “la exageración, la tergiversación que hizo el gobierno y el candidato Guillier, bueno en la política se aprovechan de cualquier cosa”.
Por otro lado, la suerte del ex presidente Piñera (quien gobernó entre 2010 y 2014) puede complicarse, ya que la ex candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, anunció su apoyo a la candidatura de Alejandro Guillier, tras la denuncia de Piñera.
Coyuntura actual
Después de años de crecimiento constante (5% en promedio entre 2010 y 2014), Chile ha experimentado una desaceleración económica desde 2015. Además de la caída en los precios internacionales del cobre (Chile es el mayor exportador mundial de cobre), la verdad es que el enemigo del crecimiento económico chileno es Michelle Bachelet. Los cambios promovidos por el Gobierno han contribuido a crear un clima de incertidumbre que ha ralentizado la inversión y la economía. Recordemos que en 2016, el crecimiento disminuyó al 1.7% y las previsiones de crecimiento son moderadas para 2017 y han sido reducidas por el FMI (del 2.1% al 1.7%).
Esto también lo afirmó Klaus Schmidt-Hebbel, Profesor de la Universidad Católica de Chile, en su visita al Perú, en una conferencia organizada en Lima por el Banco Mundial (BM) y en la entrevista con Jaime de Althaus en La Hora N (ver en Lampadia: Chile sigue ejerciendo su derecho a ser estúpido), donde afirmó que: La parada del crecimiento de Chile es un desastre hecho por Bachelet (“Chile’sGrowth Stop: A (Wo-) Man-made Disaster”). Esto confirma lo que sentenció hace unos meses Niall Ferguson, el historiador británico, en una visita a Santiago, hace un par de años: dijo que Chile era el “país más inteligente” de la región pero que ahora estaba “ejerciendo su derecho a ser estúpido”. Ver en Lampadia: Ejerzamos nuestro derecho a ser más inteligentes.
En una reciente publicación del Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, la conclusión fue la misma: “el daño mayor del complaciente discurso oficial, que asocia la desaceleración con factores externos, y por ende, no controlables, es generar la equivocada idea de que el destino económico del país no nos pertenece, que avanzar es fruto del azar. Las experiencias exitosas durante el siglo XX, y la propia más reciente, muestran que ello no es así. Chile se estancó recientemente porque ha hecho las cosas mal, pero volverá a crecer con fuerza si las hace bien.” (Ver en Lampadia: ¿Por qué cayó el crecimiento en Chile?).
Considerado durante mucho tiempo como un modelo en América Latina para las reformas de mercado, el crecimiento económico y la superación de la pobreza, el país ha perdido el tren de crecimiento y además, se ha visto sacudido por escándalos de corrupción que involucran el financiamiento ilícito de las campañas electorales. La tasa de aprobación de la Presidenta, Michelle Bachelet, es actualmente muy baja (menos del 15% en 2016). En octubre de 2016, la coalición gobernante de centroizquierda sufrió una derrota en las elecciones municipales que presagiaron las elecciones presidenciales a fines de 2017. La oposición de derecha también es impopular.
Además, han habido protestas públicas masivas contra las reformas laborales, educativas y del sistema de pensiones. Después vinieron las reformas tributarias impulsada por el gobierno, que debilitaron sustancialmente el clima de inversión (Ver en Lampadia: Resistencias a la reforma tributaria de Bachelet), las reformas educativas y las laborales, que lo único que están logrando es aumentar los costos laborales y la informalidad.
Como dice el estudio de la CEP, el episodio reciente de desaceleración económica en Chile nos enseña que “para crecer rápida y sostenidamente, la estabilidad importa. Los países desarrollados enfrentan ciclos, pero estos son menos profundos y más infrecuentes que los observados en los países en desarrollo. Porque cuando el entorno económico fluctúa en exceso, el futuro se torna incluso más incierto y las inversiones se estancan. Por el contrario, cuando la preocupación por el exceso de volatilidad agregada se acota, los inversionistas asumen riesgos de largo plazo, y la política pública puede enfocarse en lo que importa para crecer estructuralmente más: la microeconomía y su capacidad para promover aumentos sostenidos de la productividad. Lamentablemente, durante los últimos años en Chile, ante un entorno hostil y más incierto, los inversionistas optaron, naturalmente, por esperar.”
Perspectivas de Piñera
El decepcionante segundo mandato de Bachelet es un factor clave en el aumento del apoyo al ex presidente Sebastián Piñera. Es probable que el historial pro empresarial de Piñera restaure la fe de los inversionistas en la economía chilena. El político conservador, cuyo imperio empresarial incluye a la principal aerolínea de Chile, el mejor equipo de fútbol y una estación de televisión, es considerado como una opción segura para reactivar y estabilizar la economía nacional.
Una fuerte actuación de los partidos de izquierda chilenos en las elecciones del domingo dejó al conservador candidato presidencial Sebastián Piñera enfrentando una cerrada batalla para ganar una segunda vuelta en diciembre y probablemente oposición a exenciones impositivas en el Congreso si es elegido.
Segunda vuelta
Piñera obtuvo más del 36 % de los votos, pero sus dos principales rivales de izquierda tuvieron unos resultados más fuertes de lo esperado, obteniendo un 43 % combinado entre ellos. Eso desconcertó a los mercados financieros, que durante mucho tiempo habían visto al ex presidente multimillonario como el claro ganador. El índice bursátil de Chile bajó un 5% el lunes y el peso cerró casi un 2% a la baja.
Gracias a un aumento sorpresivo de una nueva agrupación izquierdista, los legisladores de centro izquierda superarán al bloque de votación de Vamos Chile de Piñera en ambas cámaras del Congreso, pero ningún bloque de votantes tendrá una mayoría absoluta.
Esperamos que los chilenosse acerquen en mayor medida a ejercer su voto, y que eviten la entronización de las izquierdas regresivas, que, obnubiladas por la ideología, no quieren recoger el éxito de la Concertación chilena, que por 20 años mantuvo al país en la ruta de la prosperidad. Lampadia