Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 6 de febrero de 2023
Para Lampadia
Como todo en la vida, Puno tiene dos caras. Veamos la cara brillante y maravillosa de Puno.
El majestuoso Lago Titicaca: el azul más azul del mundo.
El altiplano infinito: sólo Dios pudo allanar la cordillera para convertirla en una meseta tan vasta y bella.
El 2 de febrero de todos los años: no hay celebración más colorida, sonora e intensa que la fiesta de la Mamacha Candelaria.
La Diablada: sólo en Puno, los diablos son encantadores y preciosos.
Sandia: el mejor café del mundo crece en las nubes de Puno.
Puno: cuna de las más de 4,000 variedades de papa que alimentan al mundo.
Puno: las mejores ganaderías alpaqueras, bovinas y ovinas del país.
Puno: la mejor leche y los mejores quesos del Perú.
Puno: las más finas lanas.
Puno: las quinuas más coloridas para escoger… blancas, rojas, negras, amarillas y moradas.
A Puno hay que vivirlo para contarlo.
Los puneños están en todo el Perú. Muchos de los mejores y más pujantes empresarios del Emporio Comercial de Gamarra en Lima, son puneños. Unicachi… ¿de dónde creen que provienen los empresarios del más grande y diverso mercado de Comas? Pues del distrito de Unicachi, de la provincia de Yunguyo, a orillas del mítico Titicaca. Todos los alimentos, toda la ropa, todas las flores, todo para el hogar… en Unicachi se encuentra de todo lo habido y por haber. Los puneños son los mejores comerciantes del mundo.
En Arequipa, Moquegua y Tacna hay también muchos puneños. Será por su topografía privilegiada, pero Puno tiene una excelente red vial y ferroviaria que lo integra con el Norte, Sur, Este y Oeste. La Carretera Interoceánica IIRSA Sur pasa por Puno. O sea, Puno se comunica perfectamente con el Cusco, con Madre de Dios y más allá con Brasil, con Bolivia, y con la Costa del Pacífico. Además, Puno cuenta con una muy buena infraestructura de transporte aéreo y lacustre.
Sí… el Aeropuerto Internacional Inca Manco Cápac de Juliaca – aquel que un grupo de delincuentes está obsesionado en destruir – es un muy buen aeropuerto. ¡Ya quisieran muchas otras regiones del país, tener un aeropuerto como el de Juliaca!
En Ica también acogemos a muchos puneños. Y los queremos mucho. Los algueros de Ica son todos puneños… o casi todos. Claramente, dominan el mundo del agua, y todo lo que vive alrededor y debajo del agua: las algas, los peces y moluscos, la totora, etc. Si no, pregúntenles a los Uros de Puno ¿cómo viven – desde hace mil años – en sus islas flotantes en el Titicaca?
Bueno pues, gracias a los puneños – y a muchos otros compatriotas de la Sierra – los iqueños somos lo que somos. Nuestra agricultura, minería, pesca, comercio, turismo, industria, nuestros piscos y vinos… Ica está grande y eternamente agradecida al extraordinario aporte y encanto de los puneños… y de nuestros compatriotas de la Sierra.
Lamentablemente, hay iqueños – como otros peruanos de otras regiones – altaneros, déspotas, soberbios y asquerosamente racistas… ¡que se pudran con sus consciencias inmundas! Felizmente, la gran mayoría de iqueños – y peruanos – somos buena gente, alegres y querendones.
En fin… sigamos con la cara brillante de Puno.
¿Cómo hizo don Enrique Torres Belón – puneño, lampeño – para convencer al Papa Juan XXIII, de acceder a La Piedad (la máxima obra del genial Miguel Ángel) para obtener una réplica de la maravillosa escultura y exhibirla en la preciosa iglesia Santiago Apóstol de Lampa? Pues así son los puneños… ¡capaces de todo!
Y así podría seguir indefinidamente hablando de Puno, así como de mis brillantes compañeros puneños de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI); antes, durante y después de mi paso por la universidad. ¡Claro que Puno es el Perú! ¡El Perú le debe mucho a Puno!
Sin embargo, Puno tiene un problema. Un problema oscuro. En realidad, el problema de Puno es el problema del Perú: LA CORRUPCIÓN. Sobre todo, la corrupción generalizada en el Gobierno Regional y Gobiernos Locales… salvo muy honrosas y contadas excepciones.
Sí pues, al igual que en Cusco, Loreto, Arequipa, Junín, Ica, La Libertad, Lima… la corrupción estatal en Puno es endémica. Pocos se salvan. ¡Cuánta coima, cuánto clientelismo político, cuánta inoperancia estatal, cuánto abuso e injusticia, cuánto cinismo e hipocresía, cuánta crueldad y maltrato, cuántas obras inacabadas y abandonadas, cuánto narcotráfico y minería ilegal… cuánta corrupción hay en Puno! Por eso los puneños no tienen agua, salud, educación ni seguridad. ¡Ese es el problema de Puno!
Jamás olvidaré el testimonio de un ex docente de la Universidad Nacional del Altiplano (UNA), quien me contó que algunos profesores – para aprobar a sus alumnos – les exigían el pago de las cuentas de las cantinas de Juliaca, donde dichos profesores iban a emborracharse los fines de semana. ¡Podredumbre total!
Por eso, no nos vayamos por las ramas. El problema de Puno no es la Constitución del 93, ni el modelo económico peruano. En ese sentido, el problema de Puno no es un problema legal o presupuestal. Y menos, uno de falta de recursos naturales o humanos. Dicho sea de paso, Puno registró grandes progresos en materia económica y reducción de pobreza desde el año 93.
El problema actual de Puno es la cara oscura de su medalla… la corrupción. ¡Ese es el problema de Puno! Lampadia