Pablo Bustamante Pardo
Expresidente de IPAE
Director de Lampadia
Comparto el testimonio de Fernando Claro de la Fundación para el Progreso de Chile, que nos muestra una vez más que las izquierdas han perdido la mística, luchan solo por tomar el poder. Y peor aún, como comprobamos en Cuba, Venezuela y en el Perú, buscan el poder para asociarse con actividades criminales de las cuales viven.
O sea que hoy tenemos izquierdas ya sin ideologías, vacías de contenido programático, que solo pueden mostrar inmensos fracasos sociales y desconocimiento absoluto con la democracia.
Cuba es una satrapía, en Venezuela, el dictador Maduro no tiene vergüenza de amenazar a la población con un baño de sangre, si el mugriento socialismo del siglo xxi pierde las elecciones. Y en el Perú, ningún izquierdista ha confrontado a Maduro por el cochino proceso electoral que preside. Incluso su acólito, Verónika Mendoza, defiende a Maduro, relativizando a la valiente oposición venezolana.
Las cosas están cada vez más claras el socialismo y todas sus ramas son una farsa.
Fundación para el Progreso – Chile
Fernando Claro
Publicado en La Segunda, 17.07.2024
Glosado por Lampadia
En febrero iba caminando por Madrid y me detuve frente a uno de los pocos kioskos que han sobrevivido a Internet, esos kioskos grandes y llenos de diarios y revistas del mundo. En Santiago quedan unos pocos, más chicos, y con uno que otro diario chileno.
Ahí en una portada apareció una mujer gringa que se autoproclamada socialista y le titulaban una frase que decía algo así como que la izquierda en lo único que piensa es en poder y no le importa la gente.
Entremedio de mi conversa con el kioskero y el pago del diario, se me vinieron a la cabeza miles de recuerdos de nuestros políticos de izquierda gritando tajantemente sobre lo que había que hacer con la vida, con las pololas, con los inmigrantes o con los militares en la Araucanía. Todos gritos emitidos con seguridad y seudoclaridad conceptual.
Todas esas ideas, con la izquierda en La Moneda, ese febrero ya se habían dado vuelta y ahora una izquierdista reconocía que siempre habían sido falsas, ya que la izquierda no tenía principios. Ella decía literalmente que la izquierda no creía en la justicia, sino solo en el poder.
Listo, al fin, la izquierda no está por arreglar el mundo, sino que solo le interesa llegar a La Moneda.
La izquierdista era Susan Neiman y la entrevista me decepcionó, ya que se refería a otra cosa, parecida, pero otra. Más decepcionante fue su libro, donde además defendía ideas liberales de derecha pero morirá sin reconocerlo, por moda, por estética, no sé. Nunca dejaré de reconocerme de izquierdas, decía literalmente.
En el pasado la izquierda tenía algunas ideas sensatas, las que se mezclaban con las liberales, como las que trataban sobre las condiciones laborales, que antes fueron aristocráticamente menospreciadas; sobre la libre expresión, que antes protestantes y católicos cercenaban quemando a los que decían cuestiones aventuradas sobre el Sol; o sobre la libertad para plantar y tomar café, que antes era considerado un alimento diabólico por su «origen musulmán» o por ser demasiado estimulante, hasta que un libertino papa Clemente VIII se negó a prohibirlo y «lo bautizó» —¡gracias Clemente!—.
En fin, eran ideas que se sostenían en principios. Ahora, en cambio, solo modas que les permitan llegar al poder.
Se entiende que los políticos sigan modas, pero al menos dentro de un cierto marco de principios. ¿Es posible ver a Matthei o JAK pidiendo refundar carabineros, militares o quitándonos la objeción de conciencia individual? Imposible. Para la izquierda, cuando estaba de moda, la democracia debía existir solo con voto obligatorio y los inmigrantes debían ser sujetos de todo derecho. Hoy, a meses de una elección, y entremedio de otra discusión, intentan hacer que el voto sea voluntario y casi dejan sin votar a los inmigrantes. Debe ser uno de los actos más obscenos del último tiempo. Yo no espero nada de los políticos, pero al menos sí de uno que otro conocido. Lampadia