Jaime Spak
Para Lampadia
Todos somos conscientes que el Perú es un país riquísimo.
Sin embargo, seguimos siendo pobres como nación y Estado, en los últimos años la pobreza volvió a crecer hasta un 25%.
Es muy injusto que un país con los recursos que tiene Perú siga siendo un país del tercer mundo.
Nuestros recursos naturales no explotados, deben de servir para mejorar las condiciones de vida de la población menos favorecida.
La frase que acuño Castillo en su campaña política “No más Pobres en un País Rico “, es muy interesante y de gran impacto desde el punto de vista teórico, pero lo que no dijo era como iba a lograr que no haya más pobres en un país rico.
Gran parte de importantes recursos naturales con que cuenta el Perú, están en el subsuelo.
En la década de 1990 se concretó la mayor cantidad de proyectos mineros, más que en todo el siglo pasado, entre explotaciones nuevas, denuncios y reinversiones.
Este empuje fue lo que permitió que en las primeras dos décadas de este siglo los ingresos por exportaciones mineras tengan récord de recaudación.
Incluso en este año con el alto precio del cobre y de otros minerales se ha logrado una recaudación muy grande en impuestos, que lamentablemente están siendo dilapidados por el actual gobierno, en sueldos elevados a funcionarios ineficientes y corruptos.
Imagínense ustedes si los proyectos de Conga, Tía María y muchos más hubieran podido empezar a tiempo, la cantidad de ingresos que tendría el estado peruano.
En el siglo XIX, la Gran Bretaña era un país minero que ayudo a su desarrollo y luego con la revolución industrial se convirtió en potencia mundial.
Países como Canadá y Australia, han logrado el bienestar de sus naciones en base a desarrollar proyectos mineros que no contribuyen en nada a depredar el medio ambiente.
Es solo un ejemplo como tres países pudieron convertirse en países desarrollados de la mano de minería responsable.
Entonces nos volvemos a preguntar ¿Es posible dejar de ser Pobres?
La respuesta cae de madura, pues en el Perú según un reciente estudio más del 90% de los recursos naturales aún no han sido explotados.
Se imaginan un impulso a la minería, con incentivos para que tal como sucedió en la década del 90, se vuelvan a concretar proyectos mineros que pueden desarrollar las zonas de influencia, pues la mayoría se encuentra en la sierra del Perú y en zonas muy pobres.
Ya no hablemos de la industria del gas, de los recursos agrícolas, de los recursos del maravilloso mar peruano.
Para poder dejar de ser pobres se requieren cambios estructurales profundos en la sociedad peruana.
Uno de los más graves problemas que atravesamos es la fallida regionalización.
En lugar de unir departamentos para que se vuelvan regiones, se optó por convertir 24 departamentos en 24 regiones.
Luego de ello vino la política del dispendio y de las malas inversiones.
La gran mayoría de estos gobernadores regionales o vienen con un bagaje de procesos delictivos o sencillamente no saben qué hacer con los recursos de cada región y realizan obras totalmente improductivas.
Deben de preocuparse por empezar con lo elemental: agua, desagüe, energía eléctrica y en algunos casos instalaciones de gas.
Con solo eso, se logaría una gran mejoría en calidad de vida de las poblaciones menos favorecidas.
Una vez solucionado estos, se prosigue con obras de infraestructura, carreteras, hospitales, colegios, etc.
¿Es tan difícil hacer esto?
Pero si en cada obra van a demandar una comisión que cada vez es mayor, nunca lograremos nuestros objetivos.
Y seguiremos siendo pobres y los políticos corruptos siempre harán promesas que en el 99% son incumplidas.
El país debe dividirse en máximo 8 regiones y que sirva para que los departamentos y provincias se unan y que en base a la competencia logren crecer en beneficio de la población.
Obviamente que el problema de la corrupción es la enfermedad más dañina que tenemos que enfrentar los peruanos y que es el principal motivo por el cual seguimos siendo pobres.
Es una realidad que este gobierno no da para más.
En estos 15 meses de gestión no hay posibilidad de salir de la pobreza, pues entre un presidente incapaz un premier lenguaraz, déspota y malintencionado, ministros y servidores públicos de tercera categoría poco se puede esperar.
Lo que más le preocupa al peruano de a pie, es que nos espera cuando Castillo y su gavilla salgan del poder.
Es imprescindible que una nueva generación de políticos jóvenes tome las riendas del país.
Necesitamos volver a creer en el futuro del Perú.
Sin esos prerrequisitos seguiremos siendo mendigos sentados en un banco de oro.
Necesitamos inyectar a nuestra sociedad de una vacuna de optimismo y de un gobierno que impulse la inversión minera que es el principal camino para salir de la pobreza.
No más pobres en un país rico y no más Castillos ni Anibales en un país decente. Lampadia