Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 4 de febrero de 2022
Para Lampadia
¿Qué le habrá visto el presidente Castillo al Congresista Héctor Valer para nombrarlo presidente del Congreso de Ministros? Es verdad que el inefable personaje sólo duró cuatro días en el cargo, pero… ¿cómo es posible que haya sido Premier un tipo de esa calaña?
Lo de corrupto y pegalón está documentado. Las denuncias en su contra hablan por sí solas. Los expedientes judiciales se refieren a los típicos delitos cometidos por funcionarios corruptos: peculado, robo, falsedad genérica, colusión, etc. Valer es de esos. Sin embargo, la denuncia por violencia familiar es la peor de todas. El tipo es una bestia. Patear y golpear a su hija y a su esposa… ¡es un monstruo! Además ¿con qué autoridad moral podría haber liderado el Consejo de Ministros?
Ahora bien, tal como observé en Ica cuando fui Gobernador Regional entre el 2015 y el 2018… ¡tan culpable es el corrupto como el que permite que haya corrupción! Lo cual me lleva indefectiblemente al presidente Castillo, el principal responsable de la podredumbre que ha designado – y sigue designando – para dirigir las diversas dependencias estatales que están bajo su mando.
En ese sentido, Valer es sólo uno más… de tantos. Efectivamente ¿qué pudo ver – el presidente Castillo –
- en Bruno Pacheco, su ex secretario personal y dueño de los famosos US$ 20,000 encontrados en el baño de Palacio;
- en Rodolfo Idrogo, el que coordinó la vergonzosa entrevista con CNN;
- en Biberto Castillo, el que propuso a Salaverry como presidente de Perú Petro,
- en Franco Pomalaya, el que le maneja las redes sociales…
por sólo mencionar a algunos miembros de su círculo más íntimo de asesores personales? ¡Qué cogollo!
Insisto… tan culpable es el corrupto como el que permite que haya corrupción. En otras palabras… tan culpable es Bruno Pacheco – y toda su pandilla – como el presidente Castillo. Y por extensión, tan culpable es el pegalón y badulaque Valer como el incapaz e inmoral – y mentiroso – presidente Castillo.
Conclusión: el presidente es el problema. Castillo es la madre del cordero. Él es la razón que explica la inoperancia, la corrupción, el caos y desgobierno que caracteriza su gestión. Él es el problema. Entonces, para solucionar el problema – dado que el tipo no tiene remedio – lo mejor sería que deje el cargo. Que renuncie. Si no, que lo vaquen.
La renuncia está en sus propias manos. La vacancia, está en manos el Congreso de la República. Sin embargo, la solución – es decir, la salida del presidente Castillo – también está en nuestras manos… en manos de la ciudadanía.
A ese respecto, un aplauso para los ciudadanos que están manifestándose a través de marchas, pintas, cartelones, opiniones periodísticas, redes sociales, y demás… por la vacancia – o mejor aún, por la renuncia – del presidente Castillo.
Parafraseando al Congresista Bermejo… dejémonos de pelotudeces ideológicas. El estatismo retrógrado ha fracasado en todo el mundo. Cambiemos la Carta Magna… pero por la vía constitucional. La Asamblea Constituyente es una trampa del comunismo para perpetuarse en el poder. La Segunda Reforma Agraria es una burla… un engaño al campesinado. El presidente Castillo es tan corrupto como muchos miembros de su cogollo. Castillo y Valer son tal para cual.
Como consecuencia de todo lo anterior, no hay Gobierno. Los ministros – y sus equipos – cambian a cada rato. Los peruanos se están empobreciendo a pasos agigantados. Millones han perdido su trabajo. Muchos proyectos – como Majes Siguas II y Chavimochic III – se están echando a perder. La mendicidad y las ollas comunes están de vuelta. La inseguridad ciudadana y el sicariato están fuera de control. Así está la situación.
¡Basta ya! Hagamos uso de nuestro derecho a la protesta. Y llegado el caso, recurramos a la insurgencia. El sólo hecho de haber convocado al Congresista Valer, pinta de cuerpo entero al presidente Castillo. ¡Cómo pudo designar a un Premier tan – pero tan – corrupto, pegalón y badulaque!
Como dicen las pintas que están apareciendo aquí y allá… en todo el país: ¡Castillo corrupto! ¡Castillo renuncia! ¡Vacancia ya! Lampadia