Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
Pedro Castillo, el proclamado ganador de la segunda vuelta de las fraudulentas elecciones presidenciales según más del 65% de la población peruana[i], ha negado una vez a su mentor y secretario general Vladimir Cerrón para conseguir el voto de los incautos peruanos. “No lo verán ni de portero”, dijo a aquellos peruanos que olvidaron que en la política no hay inocencia, ni verdad.
La pregunta de ahora es: ¿lo negará dos veces más para poder erigirse en el pontífice del nuevo Perú que nos anuncia?
Hasta ahora Pedro, siguiendo la respuesta bíblica, parece decir: ¡aunque tenga que morir contigo, de veras, no te negaré!
Por ello, el condenado ex presidente regional, ideólogo del proyecto político que ensombrece nuestro bicentenario, ya no lo visita subrepticiamente, con disfraz y huyendo de la prensa, ahora da la cara, anuncia Premier ante la prensa o la despista cuando él se alista como Premier en la sombra, acomoda en las posiciones claves a los aliados, coloca en posiciones decorativas a los invitados y comienza a disponer, como todos los que tenemos algunos dedos en la frente, sabíamos que iba a suceder.
OTROS, sobre todo aquellos cuya falsa dignidad nos llevó a donde estamos, siguen creyendo que lo negará otra vez más y que serán OTROS: moderados, caviares, oportunistas o felpudinis los elegidos para el gobierno. Si Pedro hiciera caso a ese designio del destino, en el cual confían con fe ciega estos otros, tendría que hacerlo ya o dar señales en el sentido correcto, ya que puede no haber negativa expresa, pero si distancia concreta.
Aquí algunas de esas señales que los OTROS confían que van a llegar:
- Pedro, calmará al mercado y la desconfianza del ciudadano que corre a refugiarse en el dólar, de lo contrario este seguirá subiendo y junto con el los combustibles, los alimentos y la inflación y, aunque el siga el libreto cínico de sus asesores y le eche la culpa de ello a las empresas o a quien elija, tarde o temprano la gente sabrá que el único responsable es Pedro. Hasta sus más incondicionales votantes: los cusqueños, ya han parado dos días en contra de lo que su gestión económica ha originado, antes aun de asumir el poder.
- Pedro, calmará al mundo. En las relaciones exteriores, convocará a un Canciller que aun cuando no reimpulse el Grupo de Lima, aliente una posición independiente y de condena frente a la dictadura venezolana y la satrapía cubana sin fin. De lo contrario, la tibia política exterior de USA y de la UE dejará de mirarlo con benevolencia y lo considerará como uno más de aquellos que Apuleyo Mendoza, Montaner y Vargas Llosa denominan como los “idiotas latinoamericanos” que aparecen de tanto en tanto en nuestra Región y la mantienen en el subdesarrollo.
- En la relación con las fuerzas armadas, no pondrá al mando a un ex senderista o ex emerretista, porque de hacerlo probablemente rebalse el vaso y empuje a las fuerzas armadas a no asistir a sus llamados cuando el Congreso le ordene hacer maletas si infringe la Constitución anunciando una Asamblea Constituyente que es, nada menos que un Golpe de Estado.
- En la relación con la prensa independiente (no la que persigue presupuesto público, vive de él y adula o edulcora al que lo reparte), calmará los temores retirando la amenaza a Willax, invitará al perseguido Beto Ortiz a quedarse en el país y no pondrá a quien se vocea como ministro de Transportes para cerrar los canales opositores.
Cándidos.
Nada de eso sucederá. No lo negará. No dará señales concretas de distancia frente a su mesías. El tiene “palabra de profesor”. Entonces, hará lo que dijo que iba a hacer su personaje bíblico.
Lo que no se puede saber es si, al cambiar el designio bíblico logrará siempre ser la piedra de fundación de ese anunciado nuevo Perú comunista cuyos efectos políticos, sociales y económicos padecerán sus votantes más temprano que tarde o, si, en cuestión de tiempo, será como Fujimori, Toledo, Humala o Vizcarra, otro cadáver político arrimado en el panteón político nacional. Lampadia