Jaime de Althaus
Para Lampadia
La guerra de tronos que vemos en la Fiscalía y otros poderes del estado no deben distraernos de las tareas fundamentales de reforma política que ya el Congreso había comenzado. Luego de aprobar en primera votación la bicameralidad, un paso muy positivo, la Comisión de Constitución aprobó un dictamen que elimina las PASO (Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) y regresa a las tras modalidades clásicas. Pero hay que hacerlo bien.
He sostenido que el problema de las PASO peruanas es que fomentan la lucha fratricida entre los precandidatos de un mismo partido porque compiten entre ellos por el voto ciudadano obligatorio y para lo cual no solo harán ofertas electorales propias distintas a las propuestas del partido y de sus correligionarios, rompiendo la unidad de mensaje y de programa del partido, sino que buscarán eventualmente fuentes ilegales de financiamiento para asegurarse una campaña eficaz.
Quienes resulten ganadores no le deberán nada al partido, anulando la necesaria lealtad y disciplina partidarias. Muy dañino y peligroso.
Frente a esto hay dos salidas.
- Una es la propuesta en el dictamen de la Comisión de Constitución del Congreso, siempre y cuando se corrija sus fallas. Consiste en esencia en restablecer las tras modalidades clásicas de elecciones internas: abiertas, por afiliados y por delegados, y en poner una valla para pasar a la siguiente etapa, consistente en que voten más de del 20% de los electores. Y está bien. Tiene que haber un filtro para que no lleguen a las elecciones generales 30 o 40 partidos. Pero esa valla del 20% es falaz. Puede funcionar bien para las dos primeras modalidades, pero 20% de los delegados es irrisorio. Obviamente votará un porcentaje mucho mayor.
Entonces la primera corrección que tiene que hacerse al dictamen es establecer que ese 20% es de los afiliados que eligen a los delegados, no de los delegados.
Pero, además, el dictamen, como ya se ha señalado, vuelve a levantar el número de firmas para inscribir un nuevo partido: 3% del padrón, equivalente a unas 530,000 adhesiones, lo que implica recabar cuando menos tres veces más. Se vuele a cerrar el sistema, cuando la idea era mantener abierta la entrada para haya competencia, pero cerrar la llegada: que pocos pasen a la elección general. En eso la PASO era clara: solo seguían en carrera quienes hubiesen obtenido más del 1.5% del padrón en las primarias.
Y otro problema del dictamen es que restablece el voto preferencial, reeditando la lucha fratricida que hemos señalado al principio, pero ya en la elección general. Aquí la idea es pasar a un sistema de distritos uninominales para elegir a los diputados. O binominales. No tiene sentido rechazar las PASO para reinstaurar su problema central en la elección principal.
- La segunda salida posible, sería insistir en las PASO, pero a la argentina o a la uruguaya. Yo había propuesto que fuera a la argentina, donde los partidos presentan listas de candidatos. Por lo general solo presentan una, salvo para presidente, de modo que las primarias solo validan lo que los partidos han escogido. Pero no hay lucha fratricida y los partidos se fortalecen.
Pero, viéndolo bien, quizá mejor aún sea las PASO a la uruguaya, donde solo participan los precandidatos a la presidencia, no los precandidatos al Congreso.
Y habría que ponerle una valla del 1.5% o 2% del padrón para pasar a la elección general. Esto es más simple, ayuda a elegir entre precandidatos allí donde haya más de uno, funciona como filtro para reducir el número de participantes, y deja a los partidos libres para que elijan a sus candidatos al Congreso como deseen.
Y habría que reemplazar el voto preferencial por los distritos uni o binominales, tal como hemos dicho. Esto permite elegir mejor porque habrá muchos menos candidatos, establece la competencia con candidatos de otros partidos -reforzando la propuesta partidaria-, en lugar de competir con los candidatos del propio partido, y enraíza y legitima la democracia porque conecta al representante con el representado, que sabe quién es su diputado.
No perdamos el paso. Lampadia