Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
En los últimos 80 años, el Estado Peruano ha creado 2 departamentos, 74 provincias y 810 distritos adicionales.
En medio de la Pandemia, el Congreso y el Ejecutivo no han cesado en su tarea de dividir aún más nuestro fragmentado país y han seguido creando distritos:
En el Congreso hay más proyectos de ley para crear distritos, por lo cual no deberá extrañarnos los 1881 distritos actuales lleguen a 2000 en los próximos años. La pregunta es:
¿Tener el Perú dividido en 1881 distritos ha sido mejor que tenerlo dividido en 1793 como estaba el año 1993 o en 1064 como estuvo en 1940?
Deben existir razones para pensar que sí. Veamos algunas:
- Más cercanía de la autoridad local a la población, sobre todo rural.
- Mayores posibilidades de participación política de los ciudadanos en las decisiones locales.
- Posibilidad de acceder a los servicios públicos brindados por el Estado
Sin embargo, hay más razones para pensar que la fragmentación del territorio no es positiva:
- Genera incremento del gasto público con más alcaldes, regidores, gerentes y más gasto corriente.
- Origina la atomización del presupuesto público que ahora se parte en más y se gasta más en gasto corriente que en obras o servicios públicos.
- Origina una constante presión de gasto desde la periferia del Estado que explica nuestras altas tasas de impuesto al valor agregado y a la renta, ya que la necesidad estatal crece cada año.
- Origina la pérdida de la economía de escala en la gestión pública de compras estatales, provisión de servicios y obras de infraestructura.
- Genera mayor espacio para la corrupción en la instancia local
La crisis del COVID 19 evidenció también que la gran mayoría de municipalidades distritales carecía de bases de datos eficientes sobre población vulnerable para orientar mejor la distribución del apoyo social, que no han tenido capacidad de gestión en la emergencia y que en muchas de ellas se ha dejado un gran espacio para la corrupción. No olvidemos la Contraloría visitó 946 municipalidades y encontró “deficiencias en la distribución, almacenamiento, procesos de compra y en los productos recibidos” y detectó también que “1,100 funcionarios públicos recibieron las canastas de emergencia” que se había destinado a las familias sin recursos y no a la burocracia estatal.
¿Por qué se siguen creando entonces más municipalidades distritales?
Aquí algunas respuestas.
- Los congresistas y sus partidos tienen la necesidad de pagar favores políticos con grupos de apoyo, políticos locales y poblaciones afines. La mejor forma: crearles más Estado con presupuestos, puestos públicos y programas sociales que atender. En este afán han participado políticos de todo tipo.
- Los congresistas buscan crear bolsones electorales afines. En un país tan fragmentado políticamente estos pequeños bolsones electorales permiten obtener un congresista aquí, otro allá y otro más allá y construir bancadas de 8, 10 o 12 en el Congreso. La supervivencia de algunas organizaciones políticas como Somos Perú y APP se explica en cierta medida por el aporte de estos pequeños bolsones electorales.
- Existen muchos recursos de canon minero o hidrocarburífero a los cuales se busca acceder. El más paradigmático debe ser el caso del distrito de Megantoni, que se creó para administrar el canon de Camisea.
- El Estado sigue siendo visto como el principal proveedor de empleos, recursos y servicios.
- Los programas sociales son un espacio natural para el clientelismo. Conseguir votos en base a programas sociales no lo inventaron Humala y Nadine siguiendo el modelo chavista. Lo inventó Perón y destruyó la nación más próspera y culta de América Latina. Manejarlos es la primera tarea de los políticos y la municipalidad distrital es la primera célula para hacerlo. Allí está la razón del interés de los políticos de crear municipalidades.
Esta PANDEMIA de MUNICIPALIDADES seguirá porque responde a la agenda de los políticos. Los que están en el “negocio” de la política necesitan más Estado, más puestos públicos que repartir, más presupuestos que gastar, más obras que dirigir. Sólo una toma de conciencia de lo que esta enfermedad política genera para todo el país podría revertir este estado de cosas y llevarnos a pensar en un Estado más eficiente, más pequeño, que gaste mejor nuestro dinero y que no lo dilapide de esta forma.
Las limitaciones presupuestarias que se vienen por la crisis generada por la Pandemia debieran, al contrario, llevarnos a pensar en:
- La unificación o reunificación de distritos en lugar de la creación de nuevos.
- La sustitución de distritos por unidades ejecutoras, distritos menores o agencias municipales con cierto nivel de autonomía de gasto.
- La reducción de los costos de la representación política con la reducción de dietas y sueldos municipales y el establecimiento de ratios para el gasto corriente.
- La creación de normas que incentiven el ahorro en el gasto municipal para su empleo en obras de impacto interdistrital, en lugar de normas que alientan el gasto así sea el último día del año.
- La prohibición franca y abierta de nuevos puestos estatales. Tenemos 1.6 millones de empleados estatales. 1 de cada 20 peruanos trabaja para el Estado. Esta cifra tiene que reducirse. No puede crecer, mucho menos en nuevos alcaldes, regidores y gerentes municipales.
- La creación de distritos debe contar la opinión de los distritos afectados por la redistribución territorial y presupuestal.
La PANDEMIA de MUNICIPALIDES debe ser controlada por el bien de todo el país. Pensemos a la hora de votar y recordemos a los partidos que más han contribuido en esta enfermedad política. Lampadia