Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Un juez declaró fundado el recurso del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y anuló la acusación que el fracasado fiscal José Pérez había formulado luego de seis años de supuestas investigaciones. Un fracaso más del politizado y prevaricador magistrado, que ha gastado millones de soles del erario público en pesquisas que no han logrado ninguna condena.
Lo que ha sí ha conseguido ese individuo es acosar y perseguir a los adversarios de la coalición vizcarrista, sobre todo a los incómodos para los caviares, y proteger a los amigos, socios y allegados a estos.
Un caso flagrante es el de Susana Villarán que, según abundantes evidencias, recibió coimas por más de diez millones de dólares siendo alcaldesa de Lima para las campañas de revocatoria (2013) y electoral (2014). A pesar de las pruebas, han pasado muchos años y no hay resultados judiciales tangibles.
A PPK lo han tenido con prisión domiciliaria por años, le han incautado todas sus propiedades y, absurdamente, le inventaron una supuesta organización criminal con su secretaria Gloria Kisic y su chofer José Bernaola, con el propósito de mantenerlo procesado. Y luego, sobre bases endebles, pidieron una extravagante condena de 35 años, como si fuera un criminal terrorista que hubiera asesinado a muchas personas.
Pérez adelantó la acusación sin esperar algunos peritajes porque quería publicitar su tremenda denuncia, antes de fugarse del Ministerio Público.
En realidad, por lo que se conoce hasta ahora, las actividades de PPK pueden ser reprochables, pero parece muy difícil que puedan ser sancionadas como delictivas. Haber realizado operaciones financieras para Odebrecht cuando no era funcionario público y cuando esa empresa no era cuestionada por actos de corrupción, no es un delito. Puede criticarse por criterios éticos, pero no judiciales.
A diferencia de Alejandro Toledo o Villarán, nadie lo ha señalado como receptor de coimas cuando ocupó cargos en el Estado.
Todo indica que lo que está detrás de ese ensañamiento es el odio caviar por haber indultado a Alberto Fujimori en diciembre de 2017, lo que motivó que se obtuvieran los votos necesarios para su vacancia en marzo de 2018, incluyendo los de caviares de la propia bancada que él había llevado al Congreso. Los keikistas solos no hubieran podido hacerlo. (PPK renunció poco antes de la votación sabiendo que el resultado era inevitable).
En suma, la crisis política que comenzó con la defenestración de PPK tuvo varios responsables, no solo los keikistas, como después se ha querido hacer creer. Fueron decisivos los caviares e izquierdistas -que se aliaron con su sucesor, el Lagarto- y también el propio PPK que cometió gruesos errores políticos.
Los fiscales politizados y prevaricadores desempeñaron un rol fundamental en esta trama, persiguiendo no solo a PPK sino a todos los adversarios de los caviares, logrando luego capturar la fiscalía de la Nación con la impresentable Zoraida Avalos, que había llegado a fiscal suprema como parte de una trama corrupta, como denunciaron en su momento los periodistas Ricardo Uceda y Rodrigo Cruz en La República y El Comercio.
Usaron descaradamente el caso de la red de corrupción “Cuellos blancos” para sus propósitos políticos, demoliendo al fiscal Pedro Chávarry para poner a alguien que se prestara a su juego, como Ávalos y, finalmente, crearon la Junta Nacional de Justicia como un instrumento para mantener su influencia o control sobre el sistema judicial.
En síntesis, la deleznable labor de Pérez en la fiscalía ha servido a los objetivos políticos de los caviares y no ha tenido ningún resultado judicial verificable. Peor aún, ha favorecido descaradamente a Odebrecht y a las corruptas empresas del “Club de la Construcción”, cuyos responsables han salido prácticamente indemnes a pesar de los delitos cometidos. (Ver Manuel Romero Caro, “Caso Lava Jato: fracaso total”, Expreso, 22/5/23).
Y ahora, en el colmo de la desfachatez y la desvergüenza, ese sujeto pretende huir de la fiscalía y convertirse en juez superior. Y los caviares quieren hacer con Patricia Benavides lo que hicieron con Chávarry, para entronizar nuevamente a la impúdica Ávalos.
Lampadia