Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
La condena a Ollanta Humala y Nadine Heredia no puede quedar, políticamente, allí. La historia judicial seguirá y serán los criminólogos los que determinen la suerte de este caso.
Sin embargo, hay un precio político mayor que la condena judicial, que otros y “otras” también tienen que pagar.
En primer lugar las “acllas” de Nadine y Ollanta: Verónica Mendoza, Susana Villarán, Marisa Glave, Sigrid Bazán y todas las que sirvieron de secretarias, aliadas o cómplices a la cleptocracia resentida de esa pareja presidencial, que bajo el pretexto de combatir al “neoliberalismo”, a la “derecha corrupta” y la “corrupción”, socaparon el saqueo del Estado Peruano por el Cartel de Sao Paulo.
En segundo lugar la familia de este personaje. Desde el viejo Isaac, que envenenó desde la cuna a sus hijos con ideas muertas y resentimientos peligrosos, hasta su hermano Antauro, que fue el principal alcahuete para que Ollanta llegue al poder, inmolándose sólo por los crímenes a policías en Andahuaylas.
En tercer lugar todos sus aliados políticos de izquierda como Castillo, Arana, Cerrón, Bermejo y tantos otros que en el Congreso y las regiones han sido y siguen siendo amamantados, igualmente por el apoyo cubano, el dinero chavista y las prebendas brasileras a cambio de entregarles las obras públicas a precios exorbitantes en el gobierno nacional y en los gobiernos regionales controlados por la izquierda.
En cuarto lugar el “establishment Caviar” que, por haber “domado” a Humala de sus arrebatos dictatoriales y haberle hecho seguir la “Hoja de Ruta” en lugar de la “Gran Transformación chavista”, cobro en jugosas e interminables cuotas sus honorarios en ministerios, vice ministerios, direcciones generales, directorios y consultorías en un Estado que han hecho crecer incrementando los espacios de la corrupción.
En quinto lugar todos los “journalistas” y “mermeleros” que en su odio al fujimorismo, aggiornaron a esta pareja presidencial y los socaparon por 5 años.
Finalmente, el solicito Canciller Elmer Schialer, que más rápido que inmediato expidió el salvoconducto para Nadine, sin evaluarlo siquiera, cumpliendo el encargo que recibió cuando asumió el cargo: servir a los intereses del Cartel de Sao Paolo. El Congreso debiera empezar por citarlo mañana mismo ya que si bien Lula decide si otorga o no el asilo, el Perú puede por lo menos analizar si otorga o no el Salvoconducto y no expedirlo como si ya hubiera sabido que tenía que otorgarlo.
Dicen que los efectos del veneno son graves y muchas veces mortales. El veneno socialista / nacionalista que desde hace 20 años comenzaron a inocularnos los Humala, Nadine y sus aliados ha sido grave y dañoso para el país. No fue mortal porque no somos aún ni Venezuela ni Nicaragua; sin embargo, sus efectos siguen en nuestra política y nuestra nación.
Que Ollanta vaya a la cárcel, Nadine a Sao Paolo y que sus aliados asuman el precio político de todo el daño que le han hecho al país podría ser el primer paso para ir liberándonos de los efectos de esa ponzoña política roja que ellos iniciaron hace 20 años.
Lampadia