Rafael Venegas
Para Lampadia
Muchos peruanos todavía creen que estamos viviendo una novela de ficción que pronto se acabará como por arte de magia.
Nada más naif que eso. Lo que vivimos a diario desde hace dos años, no es ni novela, ni es ficción, sino una penosa realidad que literalmente es una historia de terror.
Tal vez es por este motivo que la población, especialmente en Lima, permanece aún adormecida y confundida, mientras un grupo de peruanos vende patria, cual ovejas hechizadas, crean caos y saquean al país dirigidos de las narices por sus amos de la mafia del foro de Sao Paulo.
Se trata de una contienda entre una minoría fanática, bien adoctrinada y dirigida por mercenarios internacionales, contra una mayoría adormilada y sin liderazgo, que sigue creyendo que viven una novela de ficción.
Estamos ante un plan bien estructurado y de largo plazo, que se inició hace varios años, después que el comunismo fue contundentemente derrotado, tanto a nivel internacional (caída del muro de Berlín), como localmente (caída de sendero luminoso y MRTA).
Lamentablemente los vencedores cometieron el típico error de ganar una batalla y pensar que habían ganado la guerra. Esto no hubiera sucedido en los tiempos antiguos, donde los ejércitos se aseguraban del triunfo, aniquilando y sometiendo a los derrotados para que no pudieran resurgir y vengarse.
En nuestro caso, se cometió un gravísimo error, condenando a los cabecillas terroristas a penas limitadas y con fácil comunicación con el exterior, cuando el castigo por genocidio debió de ser perpetuo y con fuertes restricciones.
Peor aún, gracias a los gobiernos de Paniagua y Toledo, no tuvieron que esperar mucho ya que irresponsablemente les redujeron las condenas. De esta manera quedaron en libertad muchos terroristas genocidas, que nunca se arrepintieron, ni mucho menos se reivindicaron, sino que salieron más rabiosos que nunca para volver a sus nefastas andanzas.
“CRASO ERROR, QUE NUNCA HA SIDO EXPLICADO, NI SANCIONADO Y QUE HOY ESTAMOS PAGANDO MUY CARO”.
Como si esto no fuera suficiente, de manera sorpresiva e inaudita, el Tribunal Constitucional acaba de declarar inconstitucional la ley que impedía a los sentenciados por terrorismo a postular y a ser elegidos a puestos públicos.
Es decir, la puerta está abierta para que Antauro, Polay, Cerrón, Santos y otros prontuariados de alto calibre, puedan ser gobernadores, congresistas y hasta presidentes. ¿QUÉ NOS PASA? ¿ESTAMOS TODOS LOCOS?
El cambio más importante en la estrategia roja fue pasar a un segundo plano los métodos violentos y de terror que solían utilizar. Pero de ninguna manera se piense que los han desechado. Esto es algo que estamos comprobando en los últimos días.
En vez de utilizar la lucha armada para conseguir el poder, decidieron usar el adoctrinamiento con un fuerte apoyo propagandístico y en caso esto no les funcionara, recién pasarían a una segunda fase, que es la que mejor manejan y con la que se sienten más cómodos: el caos, la violencia y el terror.
Por supuesto que, dentro de esta fase, su táctica preferida es propiciar la muerte de inocentes, para victimizarse y culpar a las fuerzas del orden.
¿Les suena conocido?
La ejecución de este plan se inició hace muchos años, penetrando y dominando totalmente la educación pública y también influyendo en la privada a través de profesores ya adoctrinados.
Esto ha causado que al menos a dos generaciones tengan un claro déficit de conocimientos, cultura, valores y civismo. Sin embargo, están muy bien adoctrinados en las obsoletas y trasnochadas creencias rojas y totalmente desinformados en los temas de terrorismo del pasado.
La fobia e intolerancia a las desigualdades ha sido también tema central de este infame adoctrinamiento y es la causa principal de la proliferación de los llamados “caviares”, quienes han servido y siguen sirviendo de “tontos útiles” para el logro de los infames objetivos rojos.
El segundo paso de la estrategia ha sido la penetración de los poderes públicos y del aparato estatal, hasta llegar a dominarlos y lesionar significativamente la institucionalidad y el estado de derecho.
Entre ellos el sistema electoral, el sistema de justicia, las gobernaciones regionales, las municipalidades, las prefecturas, el sistema de inteligencia y desde el 28 de julio del 2021, los ministerios y la presidencia de la república.
El único poder que les ha sido imposible dominar ha sido el Legislativo, pero con los 44 votos conseguidos en las elecciones, más los que vergonzosamente lograron comprar, lo han inutilizado para los temas trascendentes.
Cabe resaltar que el astuto y efectivo uso de las comunicaciones masivas ha sido fundamental para sus logros. Estrategia típicamente totalitaria, basada en la mentira, el cinismo, el divisionismo, la victimización y el archi enemigo común (en nuestro caso el fujimorismo).
Para esto se aprovecharon de la ignorancia de algunos, la vulnerabilidad de otros y la exagerada o falsa dignidad de muchos confundidos. Su principal canal ha sido y sigue siendo las redes sociales, para lo cual utilizan motores especializados, tanto locales como del extranjero.
También han utilizado a muchos medios de comunicación, televisivos, radiales y gráficos, que vergonzosamente han sucumbido ante la corrupción y el mercantilismo.
Con lo que no contaron fue que el títere de orejas grandes, que utilizaron para presidir al poder ejecutivo, se les desbocó e implementó su agenda propia, dando rienda suelta al tráfico de influencias y la corrupción a todo nivel.
Tampoco contaron con que el ministerio público reaccionaría valientemente y que gran parte del alto mando de las FFAA no se sometiera a las propuestas deshonestas y actuara patrióticamente dentro de la constitucionalidad.
El personaje del palacio estiró tanto la pita, que los que dirigen la estrategia decidieron pasar a la segunda fase (el caos y la violencia) y para eso lo hicieron pisar el palito, haciéndose harakiri públicamente por lo cual fue encarcelado.
La primera fase ya se terminó y el títere ya fue. Ahora han pasado a segunda desde el día siguiente del harakiri y están utilizando sus típicas tácticas violentistas para crear el caos y el terror y así lograr sus objetivos de hacer renunciar a la presidente, cerrar el congreso e instaurar la asamblea constituyente.
Sin embargo, esto no les será tan fácil ya que tienen un alto índice de rechazo, especialmente en Lima donde supera el 80%. Por eso se están concentrando en las provincias sobre todo en el sur, para luego intentar trasladarse a la capital y cumplir su gran anhelo de “tomar Lima”.
Los capítulos siguientes de esta historia de terror, se vienen escribiendo día a día y al mismo estilo de las series de Netflix, aún no se ha definido cómo terminará.
Está claro que el desenlace está en manos del actual gobierno, para lo cual cuenta con todos los mecanismos que le provee la Constitución, es decir las leyes, las autoridades pertinentes, las FFAA y la justicia.
Sin embargo, si estos se aplican sin la firmeza y la valentía requeridas y se siguen escuchando los cantos de sirena de los “caviares” y los trasnochados rojos, nunca se podrán conseguir los resultados esperados.
Hay acciones que de ninguna manera se deben pasar por alto, ya que son delitos graves y se deben combatir y castigar de manera contundente y sin miramientos.
Me refiero a temas como la toma de aeropuertos, carreteras, puentes u otros centros estratégicos, la intromisión extranjera en la política nacional afectando a nuestra soberanía, el saqueo de negocios y los mercenarios que incitan los desmanes.
“Las libertades individuales tienen un límite, que es cuando se afectan las libertades de los demás.”
“Cuando ese límite se cruza, es deber de las fuerzas del orden y la justicia actuar constitucionalmente, pero con mucha firmeza para evitarlo.”
“ES SU DEBER COMO AUTORIDADES Y ES NUESTRO DERECHO COMO PERUANOS LIBRES”. Lampadia