La gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo xxi’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder. ¿Qué puede explicar una actitud tan despreciable, que lleva a la dictadura a ponerse de espaldas a su pueblo?
Como hemos comentado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se ha llevado a Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, a varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo. Ver en Lampadia: Maduro lleva a Venezuela a la miseria y el ostracismo y ¡Fin a la dictadura en Venezuela!
Las políticas y discursos populistas, arropadas en promesas redistributivas, más los circuitos de corrupción han llevado a Venezuela una crisis imposible de imaginar. No solo ha colapsado la economía, las condiciones sociales no pueden ser peores. La escasez de alimentos y medicinas ha llegado a tal nivel que se ha desatado una inocultable crisis humanitaria que está costando la vida de muchos inocentes.
Y es que la situación de Venezuela es verdaderamente catastrófica. El autoritarismo chavista ha devenido en una dictadura abusiva e insensible, que cada día acosa con mayor desparpajo a los opositores políticos y a los pobladores que reclaman una solución al empobrecimiento generalizado que los está llevando a la desesperación.
Esta lastimosa experiencia, de un país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ pero, según los resultados, solo ha entronizado un odioso nivel de tiranía y corrupción. No podemos dejar de preguntarnos ¿cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su ideología caduca, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, sino el peor, gobierno de la historia latinoamericana?
Ante todo esto tenemos que preguntarnos:
- ¿Cómo es que el gobierno chavista no reacciona con medidas correctivas que enfrenten la crisis humanitaria?
- ¿Qué explica que en vez de buscar una salida política, sigan ‘agudizando las contradicciones’ (técnica política marxista)?
En opinión de Lampadia, lo que sucede es que estamos ante un ‘proceso de cubanización’ de Venezuela, la instalación de una dictadura de largo aliento, asociada al narcotráfico y a socios internacionales fuera del eje occidental. ¿Qué significa esto? ¿Cómo se ha manejado el proceso político del chavismo? Veamos:
- Toma del poder
- Masivos programas asistenciales para endulzar a la ciudadanía
- Cambio de Constitución
- Control de todos los poderes del Estado y de las Fuerzas Armadas
- Uso de la riqueza petrolera para comprar apoyo político en la región
- Destrucción del sector privado con expropiaciones, control de cambios, etc.
- Enfrentamiento a chivos expiatorios: el imperialismo, «el demonio», las multinacionales
- Formación de milicias populares
- Fomento de nuevas amistades, Rusia, Irán y China
- Consolidación de la presencia cubana en el gobierno venezolano
El gran intelectual venezolano, Moisés Naím, afirma en su última columna: ‘Maduro no importa’:
- “Sacarlo [a Maduro] no basta. Él es el tonto útil, el títere de quienes realmente mandan en Venezuela: los cubanos, los narcotraficantes y los viudos del chavismo [los compinches de Chávez]. Y por supuesto, los militares”.
- “Para Cuba no hay prioridad más importante que seguir controlando y saqueando a Venezuela”.
- “Los tres grupos se entremezclan en negocios, corrupción y ejercicio del poder”.
- “Sacar a Maduro es necesario. Pero no es suficiente. Es indispensable minimizar los tres nefastos centros de poder que realmente mandan en Venezuela. No será fácil. Pero es posible”.
The Economist (11 de mayo), titula: ‘La crisis venezolana salpica y Latinoamérica despierta a su mayor dolor de cabeza’.
“El número de venezolanos que huyen del hambre, represión y crimen en su desarticulado país, crece cada día. Por años, los gobiernos latinoamericanos se quedaron callados cuando Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, disfrazaron la democracia venezolana. Ahora, su ineptitud económica y el creciente despotismo están causando una crisis humanitaria que la región no puede ignorar. (…) Colombia y Brasil se llevan el mayor peso del éxodo. Extraoficialmente, se estima que más de un millón de venezolanos viven en Colombia”.
En Exitosa, Jorge Villena usa el término Cubazuela para referirse a la Venezuela chavista.
Así llegamos al día de hoy, en que la población, masivamente, enfrenta la crisis y entra a un proceso continuo de resistencia. El régimen pierde parte de su apoyo político en la región y se empieza a dibujar su aislamiento de las democracias occidentales, pero, en las actuales circunstancias de la política global, no se vislumbra ninguna acción internacional que pueda parar la crisis venezolana.
Por lo tanto, la dictadura del chavismo solo tiene que resistir la presión interna hasta que ésta se vaya debilitando y agotando. Algo parecido a lo que algunos cubanos tuvieron que enfrentar en los albores de la implantación del comunismo en la isla.
¿Podrá el pueblo venezolano ganar esta batalla sin apoyo externo? Poco probable.
Esto nos lleva a un divortium aquarium: O se resigna la derrota y se consolida, por todo tiempo previsible, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, que en la práctica pretende extender el control territorial de Cuba a Sudamérica, ya sin ideología alguna, solo por el poder corrupto y sustentado en el narcotráfico internacional; o se amplía y profundiza la lucha hasta el final.
Muy difícil situación. Siempre es difícil optar por contrarrestar un mal de largo plazo, por muy grande que sea, vis-a-vis, la tranquilidad inmediata de un cierto alivio con la esperanza que las cosas se resuelvan sin hacer nada.
Cuidado con caer en el ‘síndrome de Chamberlain’, el appeasement que Churchill combatió en 1938 con las siguientes palabras: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.
Por su lado, Julio Borges, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela [el Congreso venezolano], dice: “Es preferible morir de pie que vivir de rodillas. Y eso no lo pienso solo yo, lo piensan todos los venezolanos. De nada vale estar vivo si estás sometido a un personaje como Maduro. Lo importante es luchar por un país libre y digno, donde quién gobierne sea la democracia y no él”. (La República, 14 de mayo).
En cuanto a la región latinoamericana, sería suicida ponerse de costado. Hoy ya tenemos una migración masiva de venezolanos (bienvenidos), pero si se consolida en el poder el ‘Eje Cuba-Venezuela’, tendremos que recibir a dos tercios de los venezolanos y la penetración política cubana tendrá nuevas avenidas de infiltración.
Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.
¿Qué opinan nuestros lectores? Veremos y reportaremos su opinión. Lampadia
La crisis en cifras:
1-La diáspora de los venezolanos
2-Parálisis de la inversión extranjera en Venezuela
3-Caída de las importaciones de bienes venezolanos desde el exterior
4-Caída de las reservas internacionales
5-Una hiperinflación desatada
6-Evolución del PBI vs. Brasil, Argentina y Perú
(Fuente de los cuadros: Valentina Romei, Financial Times, 8 de mayo de 2017. Traducidos por Lampadia)
Lampadia