Jaime de Althaus
Para Lampadia
Leo el discursivo artículo de Salvador del Solar y me pregunto si ha reparado en el reporte del INEI que confirma que la pobreza se incrementó en 10 puntos el 2020 y hemos retrocedido 11 años, al 2010. Es en esas circunstancias, agudizadas por una pandemia que mata sin contemplaciones, en las que se da este proceso electoral, alimentando una opción bastante más radical que las que hemos tenido en elecciones anteriores y cuyas recetas son precisamente lo contrario de lo que se requiere para reconstruir la economía del país, rescatar a las personas de la pobreza y devolverles futuro.
No es posible entonces escabullir la elección con el argumento de que tenemos un problema de estabilidad política que no se va a resolver solo con el crecimiento económico, para no regresar una y otra vez a la misma situación. Por supuesto que no se va a resolver solo con el crecimiento, pero es condición necesaria. Sin ello y, al contrario, con políticas económicas destructivas, condenamos a los peruanos a la pobreza, al hambre, la anarquía o la dictadura.
Pedirles a los candidatos que en plena confrontación electoral inviten al otro a conformar un gobierno con espíritu de unidad, es iluso, lo cual no impide hacer todo lo posible, una vez resuelta la elección, por convocar a los partidos de la otra orilla a un gobierno de unidad nacional, si fuera posible. De hecho, Keiko Fujimori se ha adelantado y ya lo ha hecho en alguna medida, aunque no sabemos si del Solar lo considerará suficiente.[1]
Pero un llamado al otro candidato y a los partidos que lo apoyan será retórico y su éxito probablemente nulo por la sencilla razón de que no hay compatibilidad programática y porque la raíz de la división está en el encono ideológico, que a su vez radica en que no existe un consenso mínimo acerca del valor del mercado como propulsor económico y de que el problema que tenemos es un Estado que no ha sido capaz de redistribuir los dividendos del crecimiento económico. De modo que lo que hay que cambiar profundamente no es el capítulo económico de la Constitución, sino el Estado y las reglas de la política.
Pedir un “espíritu de unidad” sin haber avanzado algo en ese consenso básico, es voluntarismo puro y coartada perfecta para no asumir la tarea precisamente de argumentar y persuadir para generar ese consenso, que permita construir la unidad.
Lo lamentable de todo esto es que el sector más ilustrado de la izquierda, el grupo que lidera Verónika Mendoza, que podría haber tenido el potencial de evolucionar hacia una posición social demócrata, al aliarse con Perú Libre ha regresionado violentamente a las posiciones más arcaicas de la izquierda.
Salvador del Solar es un hombre inteligente y un gran comunicador. Podría ayudar a explicar que, en el fondo, no hay contradicción entre mercado y Estado, ni entre mercado y redistribución, porque un mercado potente genera más ingresos para que el Estado pueda crear igualdad de oportunidades para todos. Pero para eso se necesita un Estado moderno y meritocrático. Esa es la gran revolución. Lampadia
[1] Ver, por ejemplo, diario Correo:
En su gobierno de ancha base ¿tomará en cuenta a la izquierda pese a las discrepancias?
Nosotros no vamos a vetar a nadie. Además, recordemos, por ejemplo, que en la plancha del año 2016 me acompañó Vladimiro Huaroc…