El proteccionismo afectará a la economía norteamericana y a la global
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Hay quienes argumentan que no es que Trump sea proteccionista, sino que usa los aranceles como arma geopolítica para obligar a países a detener la migración o el ingreso de drogas como en fentanilo, o como arma económica para compensar o disuadir formas de competencia desleal o barreras proteccionistas de otros países.
Es cierto que usa los aranceles para esos fines, pero también los usa para proteger su industria. Acaba de anunciar un arancel universal para la importación de acero y aluminio del 25%. Eso es proteccionismo puro.
A México le ha suspendido por un mes el arancel de 25% impuesto a sus exportaciones porque rápidamente ese país ofreció enviar 10 mil soldados para contener la inmigración y el ingreso del fentanilo (que de seguro seguirá filtrándose por otras vías). Pero puedo apostar que a México le impondrá de todos modos aranceles porque su propósito es no solo controlar la frontera, sino que las industrias que están en México y le venden a Estados Unidos, se trasladen a Estados Unidos. Lo ha dicho una y mil veces. Trump percibe como una burla al tratado de libre comercio con ese país, que muchas empresas establecidas en México y que exportan Estados Unidos son en realidad chinas.
Trump quiere volver a producir en Estados Unidos en aquellas industrias que se trasladaron a otros países por menores costos. Es un error porque quiere reconstruir una estructura productiva que ya no es competitiva en una economía de altos costos. En Davos llamó a las empresas de todo el mundo a fabricar sus productos en Estados Unidos porque de lo contrario tendrán que pagar aranceles, una amenaza que parecía sacada de un manual mercantilista del siglo XVIII.
Completó ese ofrecimiento anunciando que bajará los impuestos a las empresas establecidas en Estados Unidos. Peter Navarro, asesor de Comercio y Manufactura de Estados Unidos, ha asegurado que la Administración de Donald Trump quiere que los aranceles y no los impuestos sobre la renta sean la principal fuente de ingresos para el funcionamiento del Ejecutivo. En declaraciones a Fox News, Navarro dijo que la visión de Trump es volver a las políticas del presidente William McKinley (1897-1901) «cuando los aranceles eran la principal fuente de ingresos para el funcionamiento del Gobierno». Por eso ha establecido el Servicio de Ingresos Externos (SEI). El propio Trump mencionó en su discurso de toma de posesión que las políticas del presidente William McKinley hicieron rico al país a través de aranceles y le dieron a Teddy Roosevelt los recursos para llevar a cabo grandes proyectos, como el canal de Panamá.
William McKinley fue el gran presidente proteccionista del siglo XIX en Estados Unidos. Impulsó la Ley de Aranceles McKinley (1890) y la Ley Dingley (1897), que establecían aranceles altos para proteger la industria estadounidense.
Se trata de un modelo neoproteccionista. Mercantilista al estilo de siglos pasados. Producir y exportar, pero no importar. Con ello destruirá la competitividad de la economía norteamericana. El proteccionismo siempre ha reducido la competitividad de los países, luego de una primera etapa de crecimiento. Castilla recuerda que “en su primer gobierno Trump introdujo aranceles del 25% a productos provenientes de China. Según la Reserva Federal de los Estados Unidos, esta medida le costó al país US$ 88,000 millones anuales en mayores costos de importación, lo que se tradujo en un impacto negativo sobre el PBI de 0.3% al año”.
Malo para todos
Ahora ha aplicado un arancel adicional de 10% a las importaciones chinas, lo que afecta aproximadamente 450,000 millones de dólares en exportaciones chinas hacia Estados Unidos, según ChatGtp. En represalia, China ha impuesto aranceles de entre 10% y 15% a productos clave como gas natural licuado, carbón, petróleo crudo, maquinaria agrícola y automóviles, que representan alrededor de 14,000 millones de dólares, mucho menos, pero ha anunciado restricciones a la exportación de minerales estratégicos y tierras raras que Estados Unidos no produce o no refina en cantidad suficiente. Eso puede agravar tensiones geopolíticas y costos de producción.
Malas noticias para el comercio global y, por lo tanto, para el Perú.
Insistimos: nuestros países deberían organizarse para demandar a Estados Unidos mayor apertura y menor proteccionismo. Que vuelva a ser el motor del crecimiento global. Recordarle que el comercio no es un juego de suma cero, sino que beneficia a todos. Lampadia