Rafael Venegas
Para Lampadia
¡Tranquilos! Antes de que critiquen o se alegren por el título del artículo, fíjense en un pequeño detalle que hace la diferencia. Mientras que las siglas del titular incluyen una “V”, la de los movimientos del arco iris tiene una “B”. Además, y por supuesto, el significado es totalmente distinto.
Asimismo, nunca se me ocurriría opinar sobre el tema de las opciones de género en este artículo, ni en ningún otro que escriba en el futuro, ya que es algo extremadamente controvertido que está causando una penosa polarización mundial.
Mas bien me voy a referir a las siglas del título, porque estoy seguro de que nos pueden servir para tenerlas en cuenta al momento de votar en las próximas elecciones, que tendrán que ser libres, democráticas y sobre todo limpias. Nuestra misión será votar nosotros y convencer a la mayor cantidad de peruanos que podamos, para elegir a un presidente LGTVI.
¿Y qué significa LGTVI?
Pues son las siglas de las competencias mínimas que debe tener el próximo presidente que elegiremos, para no cometer nuevamente el tremendo error de entregarle el poder a otro mamarracho incapacitado moral e intelectualmente.
Estas competencias son las siguientes:
“L” de LIDERAZGO. El próximo presidente debe ser un verdadero líder, con todos los atributos que esto conlleva: carisma, visión clara del futuro del país, capacidad moral e intelectual, facilidad para comunicar, negociar y tomar decisiones, así como para motivar y dirigir firmemente a su equipo, a los entes estatales y a las FFAA.
“G” de GESTIÓN. Gestionar es planificar, ejecutar y controlar. Un país como el Perú, con enormes riquezas naturales, privilegiada geografía y gente trabajadora y emprendedora, solo requiere de una buena gestión de su líder y un equipo con la debida capacidad moral e intelectual, para convertirse en potencia regional y porque no, mundial.
“T” DE TRABAJO. Para poner al Perú nuevamente en la senda del desarrollo y reducción de la pobreza, así como para gestionar debidamente las prioridades de todo buen gobierno (Educación, Salud, Servicios Públicos/Infraestructura y Orden y Justicia), se necesita que el nuevo presidente y su equipo, trabajen muy fuerte y que la población vea su esfuerzo. También debe coordinar eficazmente con todos los entes internos y externos, estatales o privados.
“V” DE VALENTÍA. El nuevo presidente tendrá que tomar decisiones rápidas y muy difíciles, hacer cambios drásticos, imponer disciplina y orden a todo nivel, así como desterrar la impunidad. Para esto necesitará tener una gran valentía y firmeza, además de contar con el disciplinado y total respaldo de las FFAA.
“I” DE INTEGRIDAD. La población está harta de la inmoralidad y la falta de ética especialmente en el estado. El nuevo presidente no sólo deberá tener muy sólidos valores y una comprobada probidad, sino que tendrá que combatir frontalmente al crimen, venga de donde venga y caiga quien caiga.
LGTVI son las mínimas competencias que la población le debe exigir no sólo al presidente, sino también a todos los funcionarios públicos, sin excepción. Lamentablemente la realidad, no sólo está muy lejos de esto, sino que cada día se aleja más y nadie hace nada al respecto.
Desde hace mucho tiempo, el Perú carece de verdaderos líderes políticos, esa es una gran debilidad. Además, las personas más capaces moral e intelectualmente, que podrían encargarse de la gestión del estado, prefieren mantenerse alejados de la política, de los cargos públicos y de la marcha del país.
Prefieren ver el partido desde la tribuna y no entrar a la cancha. ¿Egoísmo? ¿Indiferencia? ¿Miedo? ¿Falta de patriotismo? ¿“All of the above”?
Sea cual sea el motivo, esta falta de participación ha dejado el campo totalmente libre para que los incapaces e inmorales lo ocupen y lo aprovechen haciendo de las suyas ante nuestros propios ojos.
Por eso, el presidente que tenemos que elegir en las próximas elecciones, tiene que ser definitivamente LGTVI. Es decir, debe ser un verdadero líder, con gran capacidad de gestión, muy trabajador, valiente y con valores morales muy sólidos.
Además, nuestro deber no será solamente votar bien, sino que tenemos la obligación moral de transmitir esta necesidad a la población vulnerable, mal informada o confundida por el adoctrinamiento rojo y por la propaganda y prensa caviar. Empecemos por nuestro entorno y luego extendámoslo usando todos los medios que estén a nuestro alcance.
No podemos permitir que ellos sigan avanzando, mientras nosotros permanecemos dormidos. Al menos utilicemos su misma táctica: adoctrinemos y propaguemos el LGTVI.
Desgraciadamente, el papel aguanta todo y sé que lo que propongo está a nivel “sueño de opio”.
Sin embargo, muchas veces los sueños se pueden convertir en realidad, si es que se pone mucho empeño y esfuerzo COLECTIVO. Lampadia