Jaime Spak
Para Lampadia
En el Perú cada semana se develan escándalos.
Los políticos han superado a los futbolistas en los escándalos.
Los jóvenes futbolistas que empiezan a destacar, lo primero que hacen es comprarse un carro de lujo, y decenas de zapatillas.
Los más inteligentes, lo que hacen, es dar la cuota inicial para la compra de un inmueble para su familia, que en la mayoría de los casos son gente humilde, o vienen de un hogar monoparental.
Los menos inteligentes empiezan a derrochar y ser asediados por amigos que les presentan a las más curvilíneas vedettes, quienes a pesar de ser mayores que ellos, no escatiman en solicitar favores y regalos.
Por el lado de los políticos mediocres de este país, apenas logran un puesto público importante, sea presidente, ministro, congresista o presidente de alguna empresa estatal, empiezan a colocar a sus amiguitas en puestos de favor, para que a su vez ellas los complazcan en sus debilidades amorosas.
Lo que no entienden los futbolistas, ni los políticos, que esas aventuras son para lograr gollerías por sus debilidades carnales.
No malinterpreten como un tema machista, pero es la realidad.
En ambos casos, una vez descubiertos, mayormente por la prensa, lo primero que hacen es negar lo evidente en todos los idiomas.
Al final se descubre la mentira y acaban convirtiéndose en pinochos.
En el caso de los políticos tenemos algunas perlas que es importante recordar:
- Alan García cuando en su campaña juro que no iba a nacionalizar la banca y al segundo año de su mandato hizo lo contrario.
- Fujimori cuando dijo que Montesinos no era cercano a él y resulto el Rasputín de su régimen con un poder absoluto sobre los militares y el poder judicial.
- Toledo cuando despareció por dos días y resulto que estaba envuelto en un bacanal en un hostal de medio pelo y con tres féminas que lo esquilmaron comprando artículos de lujo en una tienda de San isidro.
- El mismo Toledo con el caso Zaraí y con las compras de una residencia en Las Casuarinas, una oficina de lujo y el pago de sus hipotecas, todo de un plumazo, y dijo que el dinero se lo dio su suegra de una pensión por ser sobreviviente del holocausto.
- Humala y sobre todo su esposa, que negó en todos los idiomas las famosas agendas y al final debió de reconocer que eran suyas.
- Vizcarra, el rey de los pinochos, con el caso de su vacunación, de las citas amorosas con el caso del bebito Fiu Fiu. Y cuando dijo que si PPK renuncia, él también lo haría y al final lo traiciono y juro como presidente.
- Castillo y los negociados con Salatiel Marrufo, que le llevaba dinero todas las semanas, producto de la corrupción.
- El mismo Castillo cuando dijo que Vladimir Cerrón no iba a ser ni siquiera portero de palacio y era el que manejaba todo por lo bajo.
- La presidenta Boluarte cuando jura a los cuatro vientos que su hermano no participa en nada y es su conciencia para las pocas decisiones que toma y los casos de puestos en la administración pública.
- El reciente caso de la caída de Otárola, primer ministro que mintió que conocía a la señorita Pinedo y por una grabación difundida en un programa dominical de televisión cayó mansamente. Esta no es la canción 40 y 20, sino 60 y 20.
- La mano derecha de Vizcarra, que parece salir de las historietas de Batman, negó en todos los términos que ni el, ni Vizcarra han complotado contra Otárola.
- Pero ya salió a luz un audio en el cual se comprueba que este siniestro personaje que fue cabeza de Cofopri y de Provias Nacionales, era amante de la misma señorita que salió en el audio de Otárola y que Vizcarra conocía a la familia de la referida señorita hace varios años.
Le creeremos que de casualidad se encontró con Vizcarra en la oficina del enemigo de Batman, o era para ser utilizada por el popular lagarto para tenderle la trampa a Otárola.
Entre el despecho y la mentira, hemos visto escándalos que han perjudicado a la alta política.
No hablamos de los casos de Christian Cueva ni de los otros futboleros que son cosas intrascendentes para el quehacer nacional.
Hablamos de altos funcionarios públicos que por despecho de sus amantes acaban saliendo de sus puestos.
Montesinos no hubiera caído si no fuera por la despachada Pinchi Pinchi.
Lo que deben de entender estos pinochitos es que la verdad es la mejor mentira.
Mientras tengamos políticos tan mediocres, que más están ocupados en escándalos amorosos, que, en trabajar a tiempo completo para el bien del país, no tendremos futuro.
Con la verdad en la mano, la política ya no será el arte de ocultar las verdaderas intenciones, sino el arte de trabajar por y para el pueblo. Lampadia