Foro organizado por El Cato Institute y la Fundación Libertad y Progreso
Jaime de Althaus
Para Lampadia
Con Pablo Bustamante estamos participando en Buenos Aires en el foro “El Renacer de la Libertad en Argentina y el Mundo”, donde se reúne la intelectualidad liberal del mundo entero. La particularidad es que la discusión se da en el epicentro de la revolución liberal.
Milei ya había dicho en algún discurso que Occidente renace en Argentina.
El espíritu que se respira es precisamente el de estar atestiguando el nacimiento de un cambio profundo que, de tener éxito, puede tener un impacto definitorio en el resto de América Latina.
Por eso, la mayor parte de las ponencias no son solo académicas. Contienen además una proclama política y moral. (Ver fotos).
Fue el caso, por supuesto, de la exposición del ministro de Economía argentino, Luis Caputo. Explicó la herencia recibida: déficit fiscal de 5 puntos y cuasi fiscal de 10 puntos, un Banco Central quebrado, reservas negativas por 11 mil 500 millones de dólares, etc. Y cómo se había conseguido en equilibrio fiscal en solo un mes, subiendo la ayuda social. “Pasamos de la hiperinflación y crédito cero, al crédito hipotecario en cinco meses”.
Se consiguió el superávit con transferencias discrecionales cero a las provincias y dejando de financiar la obra pública, que “era un choreo. Se usaba la obra pública para hacer política”. Transferimos las obras a las Provincias. Ahora los Gobernadores están contentos, señaló.
Cuando la economía se recupere y haya superávit fiscal, empezaremos a reducir los impuestos, explica. “No hemos mentido a la gente. Hemos hecho lo que dijimos. Y los resultados han sido los que dijimos”, agregó.
Explicó que la economía se va a recuperar, pero se recuperará más rápidamente si se aprueba la ley de bases, que contiene reformas desreguladoras para facilitar la actividad económica.
Si la ley no pasa, igual habrá recuperación, pero tomará más sacrificio y tiempo. “No quieren la ley porque va a favorecer a los argentinos. Están en política para hacer plata y quieren manejar el negocio y para eso quieren que nos vaya mal. Si votamos esta ley nos quedamos cuatro años más. Por eso no quieren”. “Estamos terminando con los curros, con la casta política, por eso la resistencia”. Pero en poco tiempo seremos un nuevo país. Y aunque no se apruebe, el año próximo (en octubre) el presidente va a ganar las elecciones parlamentarias con el 60 o 70%. Allí se harán las reformas de todas maneras.
El congreso aprobó un aumento a los jubilados, pero, explica Caputo, en realidad no les importan los jubilados: en últimos 4 años perdieron 25% de poder adquisitivo y no hicieron nada. Con este gobierno, en cambio, las jubilaciones subieron 3% en términos reales. Lo que quieren es torpedear el equilibrio fiscal.
Federico Sturgenegger, a cargo de los planes de desregulación, habló del “triángulo de las Bermudas” argentino: en un vértice está la corporación empresarial, cuyos privilegios deben desaparecer con la competencia. En otro vértice está la corporación sindical, que percibe un 3.5% de los salarios de los trabajadores. Y en la tercera punta está el partido peronista, que es el gestor de los privilegios de los otros dos, de los intereses creados, de los sindicatos con sus castas, de los empresarios protegidos. Ese triangulo es el responsable que Argentina haya pasado de un 5% de pobreza hace 40 años, a un 50% en la actualidad.
Una mezcla de argumentos técnicos y diatribas políticas. El chileno Axel Kaiser, por su lado, entró de lleno en el tema de la batalla política y cultural. ¿Por qué perdemos los liberales?, se preguntó.
Y citó a Hayek quien escribió que el éxito de los socialistas se debió a que tuvieron el coraje de ser utópicos. Plantearon una sociedad sin escasez y con armonía social, pese a que el motor de esa ideología fuera la envidia y el odio. El propio Marx veía manantiales de riqueza colectiva y una utopía de amor fraternal. Socialismo significa comunidad, que se preocupa por nosotros.
Kaiser explicó que los liberales perdieron el alma del liberalismo clásico. No todo es economía. El argumento moral es más poderoso que el argumento técnico. Argumenta que el capitalismo es moralmente superior al socialismo. Pero hay un reduccionismo de la autonomía de individuo: que el Estado no se meta, que tu hagas lo que quieras con tu vida, aunque decidas ser drogadicto, por ejemplo. Es decir, no importa el otro. Pero eso es una caricatura. La utopía liberal, si cabe, plantea el concepto de florecimiento humano, la idea de una vida buena, es decir, la prevalencia de individuos virtuosos, lo que implica ser responsable.
Allí vino la definición de liberalismo de Alberto Benegas-Lynch: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social”.
Dierdre Mckloskey, del Cato Instituye, autora de numerosos libros, explicó que la esencia del liberalismo es el principio de no agresión, no hacer daño a los demás. Los principios socialistas de igualdad o comunidad de resultados e incluso de oportunidades, funcionan solo en grupos pequeños como la familia o la comunidad. Pero en sociedades grandes lo que debe existir es la igualdad de permisos: que no te impidan hacer lo que desees con regulaciones u obstáculos impuestos. Que no te digan lo que debes hacer. “Liberalismo es adultismo”, que no traten a la gente como si fueran niños. Y su misión es crear un ambiente de ideas libres., una sociedad de individuos libres. Pero, para triunfar, el liberalismo debe apelar al corazón, a la moral. Debe jugar en ese terreno.
Es lo mismo con la dolarización. Allí Lawrence White y Emilio Ocampo explicaron que no son los tecnócratas sino la gente la que debe decidir qué moneda usa. En Argentina se ha producido una dolarización en los hechos, una dolarización popular. Si creemos en la libertad, debemos respetar la elección de las personas. Y así como el fumador que deja de fumar debe echar la cajetilla de cigarrillos al tacho para no volverse a tentar, lo mejor es cerrar el Banco Central, para que no recaer en la tentación de volver a imprimir billetes, que son la causa de la inflación.
Martin Krause sostuvo que la educación en Argentina se ha usado para imponer contenidos ideológicos y políticos. Desde el 2004 se establecieron los “núcleos de aprendizaje prioritario”, obligatorios incluso para las escuelas privadas, dejándoles muy poco margen para sus propias orientaciones pedagógicas. Se obliga a educar para luchar contra desigualdad, por derechos colectivos, en la calle. Alumnos de 7 años aprenden a participar en asambleas y se elige delegados para hacer petitorios. La idea es formar militantes, con énfasis en conflictos. Por supuesto, nada acerca de los genocidios ocasionados por la Unión Soviética, China, Camboya, etc.
Hubo exposiciones sobre capital humano, globalización, y otros temas. El programa liberal adquiere status de batalla política.
Algunas otras fotos del evento:
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