Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 14 de octubre de 2022
Para Lampadia
Los adulones del Presidente Castillo dicen muy sueltos de huesos que, de acuerdo a la Constitución, la vacancia presidencial no procede. Mejor dicho, dicen que sólo procedería si Castillo hubiera (1) traicionado a la Patria, (2) salido del país sin autorización, (3) cerrado el Congreso, y (4) impedido elecciones para designar autoridades políticas.
Ningún delito que no sea uno de los 4 mencionados, es causal de vacancia presidencial. Eso dicen y repiten y machacan a voz en cuello.
O sea – según ellos – coimear y robar, mentir y engañar, ocultar a delincuentes e impedir la acción de la justicia… nada que ver. Insisten con total desparpajo que esos son delitos comunes para todo el mundo, excepto para el Presidente. O sea, el Presidente Castillo – por el sólo hecho de ser Presidente de la República – no merece castigo alguno. Eso dicen.
A ese respecto, pregunto ¿son o se hacen?
¿Acaso la Constitución protege la corrupción?
¿Qué artículo de la Constitución dice semejante aberración?
¿Cómo queda el principio de que todos somos iguales ante la ley?
¡Claro que el Presidente puede ser investigado por corrupción y vacado por el Congreso por incapacidad moral… en el acto!
¿Acaso no amerita una vacancia, suspensión o destitución presidencial, el hecho de haber copado el Estado con familiares y amigos para lucrar mafiosamente, sin ninguna consideración por mejorar los servicios públicos para la población?
¿Acaso la denuncia de la Fiscal de la Nación no está recontra sustentada con documentos y testimonios que prueban fehacientemente la existencia de una organización criminal, encabezada por el mismísimo Presidente Castillo?
¿Qué decir de su accionar personal en cuanto al plagio de su tesis de Maestría en Educación, por la Universidad César Vallejo?
¿Acaso no es propio de mafiosos, borrar imágenes captadas por cámaras de seguridad y ordenar fondear en el mar, documentos y teléfonos celulares con información incriminatoria?
¿Cómo calificar aquella foto con un cheque de cartón enorme, junto a niños rapados adrede, para simular un apoyo económico – sin fondos – a favor de niños enfermos de cáncer?
¿Cómo mantener a un Presidente de la República, capaz de sobornar a congresistas corruptos de otras bancadas, para evitar el control político del parlamento?
¡Claro que el Presidente Castillo merece ser vacado, suspendido o destituido del cargo y enjuiciado por corrupción!
Es evidente. Los corruptos de nuestra época son especialistas en fungir de santurrones. Incluso – tal cual actuaban los fariseos en los inicios del cristianismo – se jactan de ser rigurosos cumplidores de las leyes. Pero desdeñan mañosamente el espíritu de la Constitución, donde está la esencia de los valores ciudadanos como el civismo, la dignidad humana, la honestidad, la solidaridad, el patriotismo… entre otros.
Se juran iluminados y se sienten por encima de todos nosotros. Hablan hasta por los codos y dicen muchas cosas bonitas, pero no hacen nada. Más bien, eso sí… son campeones en darse golpes de pecho. ¡Puro teatro!
A los fariseos en tiempos de Cristo se les decía hipócritas. Bueno pues, los corruptos de nuestro tiempo son tal cual: hipócritas, falsos, demagogos, corruptos y demás. En ese sentido, nuestro país está lleno de fariseos… empezando por el Presidente Castillo y sus adulones.
El Congreso no debe darle más vueltas al asunto. El Presidente Castillo – tremendo corrupto, convicto y confeso – es indefendible. La Vacancia presidencial procede legalmente. Más aún, es – política y moralmente – imperativa. Lampadia