Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia
Otra vez viene por nuestras pensiones. La congresista Bazán pretende, a través de la creación de un sistema integrado de pensiones, otorgar el manejo de nuestros ahorros previsionales al Estado.
No es nada nuevo el proyecto. Sigue el guion de sus patrones de la izquierda latinoamericana que ya se han apropiado de los ahorros previsionales con diferentes nombres, métodos y estilos.
En Argentina el 2008, en Chile con la Comisión Bravo, en Bolivia el mes pasado y muy pronto en Colombia, donde el ex subversivo Petro ya anunció su interés de apropiarse de los ahorros previsionales de los trabajadores.
En el artículo Cuidado con las propuestas de las Comisiones, Lampadia 20 de noviembre de 2017, se mostró la secuela de estos asaltos. Su disfraz se llama REFORMA del SISTEMA PREVISIONAL, un nombre tan seductor que hasta PPK, en su gobierno entregado al caviarismo, auspició un intento de robo a través de una Comisión de Protección Social que iba en una dirección similar.
Los ahorros previsionales son nuestros. Son fruto de nuestro trabajo. Obtenerlos nos cuesta mucho esfuerzo. Mucho más cuando somos al mismo tiempo los gestores de nuestras propias empresas y negocios. No son del Estado. Mucho menos de los congresistas que buscan bolsones electorales. Su destino es decisión nuestra. No de ellos, menos de un Estado voraz que solo quiere recursos para dilapidarlos entre los que lo sostienen. No es, ni debe ser botín de los políticos ni del Estado.
Cualquier iniciativa que busque otorgarle el control de nuestros ahorros al Estado, no se llama Reforma, se llama robo y hay que combatirlo. Los cambios que hacen falta no están en la dirección que vemos. Al contrario, están en la necesidad de devolvernos a los ciudadanos el derecho a decidir, nosotros mismos, qué hacemos con nuestras pensiones.
El papel del estado es subsidiario, se debe concentrar en quienes no alcanzan a aportar a ningún sistema y en mejorar las pensiones mínimas de personas en dificultad o desgracia. Su papel no es decidir por nosotros. Muchos menos hacerlo con nuestros ahorros.
La defensa de nuestros ahorros previsionales frente a los intentos de congresistas, políticos, consultores y burócratas debiera ser una cruzada similar a la que en 1987 lideró Vargas Llosa contra el intento de robar los ahorros, esa vez con el nombre de Estatización del Sistema Financiero. Debiera ser el germen que haga surgir un nuevo liderazgo político liberal, que no existe ahora, que haga respetar nuestro trabajo, nuestros ahorros, nuestras jubilaciones y nuestro futuro. Lampadia