Como comentamos hace pocos días, algo que empezó como un rumor se desbordó de sus cauces causando gran incertidumbre sobre el devenir político del Perú. Efectivamente, es muy difícil de entender la desesperación de los miembros del partido de PPK, empezando por la actual primera ministra, Mercedes Aráoz, por forzar al primer vicepresidente Martín Vizcarra, a hacer declaraciones que comprometan sus acciones futuras.
No sabemos desde cuándo corre el agua bajo el puente, pero debemos suponer que este no es un desarrollo reciente. Sin embargo, es evidente que el desborde se produjo ante los riesgos de que se decrete la vacancia de PPK. Ver en Lampadia: No permitamos que se descoloque a Martín Vizcarra.
¿Qué dice la Constitución?
Es evidente que es espíritu de la Constitución que, ante cualquier evento que determine el alejamiento del presidente, se cautele la salud institucional del país, determinando que el vicepresidente asuma las funciones de gobierno con las mismas prerrogativas del presidente elegido por la votación popular.
No se trata de un reemplazo temporal de un club, ni de un reemplazo en nombre del principal. Se trata de la toma de mando del gobierno del país, en representación de todos los peruanos. Lo que está en juego no es la suerte del presidente elegido para el cargo, ni de su gobierno, gabinete o partido.
Por lo tanto, el vicepresidente que asuma las máximas funciones de gobierno, debe hacerlo con total independencia y libertad, para enfocar su gestión únicamente en función de los intereses nacionales.
Sobre los vicepresidentes
Ahora bien, hay importantes diferencias entre los dos vicepresidentes:
- Vizcarra viene de ser un exitoso gobernador regional en Moquegua, que supo aprovechar en buena medida, la riqueza minera de su región para impulsar el bienestar de su población.
Por otro lado, en Lima, Vizcarra es un provinciano desconocido y solitario, sin conexiones sociales ni políticas.
- En cambio, Aráoz tiene un largo recorrido con el Estado. Ha formado parte del equipo negociador del TLC con EEUU; ministra de García II en dos ocasiones, en Comercio y Economía; y candidata a la presidencia de la República con el Apra, entre otros.
De alguna manera es parte del establishment limeño, donde ha jugado sus partidos, tanto en la política, como en la sociedad. Y tiene todas las conexiones que carece Vizcarra.
Desde esta perspectiva, no es difícil para Mercedes Aráoz generar una gran incertidumbre en Lima, sobre el eventual mandato del ‘desconocido’ Vizcarra. Algunos dirán, ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’.
Así pues, la supuesta campaña de Aráoz para sacar a Vizcarra del camino, configura un enfrentamiento desde el establishment limeño para evitar la presidencia de un provinciano desconocido.
Pero Mercedes Aráoz, a diferencia de la ocasión anterior, insiste en plantear que de darse la vacancia de PPK, deben renunciar ambos vicepresidentes, y se sigue movilizando a los miembros del partido, con la entusiasta colaboración de varios periodistas, la exigencia de que Vizcarra se pronuncie.
Este extraño proceso, que transmite absurdamente la sensación de que la vacancia de PPK es inminente, no guarda relación con el espíritu y letra de la Constitución, ni con la necesidad de cuidar la salud institucionalidad del país. Por un lado, amenazando con una crisis aún mayor que la de la vacancia, y por otro, parece un juego muy desleal con el Perú y con el propio PPK, de búsqueda del poder.
Como se ha repetido tantas veces, el escenario de la vacancia es muy traumático, y el de la vacancia más la renuncia de los vicepresidentes, es peor aún. Pero cabe preguntarse si Mercedes Aráoz es sincera cuando dice que ella está dispuesta a renunciar, o solo quiere comprometer a Vizcarra en una agenda más partidaria que nacional, de la que, eventualmente, ella podría salir muy fácilmente, escuchando el pedido de los personajes más representativos del establishment. Lampadia