Reconociendo una agradable sorpresa, el viernes pasado (31 de julio) publicamos en Lampadia: 14 Partidos políticos suscriben acuerdo – Sorprendente y excelente iniciativa política. Este acuerdo no podía venir en un mejor momento, pues la política peruana estaba muy crispada y el discurso presidencial generó más polarización.
Había el temor de que la campaña electoral, que aparentemente se estaba iniciando muy temprano y con mucha agresividad, pueda seguir deteriorándose y llevarnos a una mayor devaluación de la política nacional.
El comunicado firmado por 14 partidos, incluyendo el del gobierno, con la firma de la Primera Dama y Presidenta de Gana Perú, hacía abrigar las esperanzas de un apaciguamiento deánimos.
Lamentablemente, solo dos días después, el Presidente de la República organizó una entrevista con Raúl Vargas, que fue propalada por calles y plazas. Lo malo de este evento es que el Presidente rompió la floreciente ‘pax política’ que pretendía el comunicado de los 14 partidos.
El dicha entrevista (televisada el domingo 2 de agosto) el Presidente atacó injustamente al sector privado y a los empresarios peruanos por no colaborar con el país y precipitar la caída de la inversión puessolo apostaban por el futuro cuando las cosas eran fáciles.
En buena cuenta culpó a los empresarios por la debilidad de su gobierno, el cual no supo aprovechar las capacidades del país para seguir creciendo, reduciendo la pobreza y la desigualdad.
No se dio cuenta de que en 2013, la inversión superó por primera vez el 28% del PBI. Eso significa que en el Perú se invirtieron aproximadamente US$ 55,000 millones ese año, de los cuales la inversión extranjera se aproximó a unos US$ 14,000 millones, el Estado invirtió otro tanto y el resto, unos US$ 27,000 millones,los invertimos los peruanos: entre las empresas grandes, medianas, pequeñas y los ciudadanos.
Este fue, hace tan solo un año y medio, el mejor indicador de confianza y de apuesta por el futuro de las empresas y los ciudadanos.
Desafortunadamente, las grandes confusiones del gobierno en cuanto al rol del Estado y del sector privado, la ausencia del Estado de Derecho, las contradicciones de sus funcionarios más importantes, el ambiente de polarización permanente y la soledad del Gobierno, peleado con tirios y troyanos; hicieron colapsar la tranquilidad y confianza en el futuro inmediato. A esto se sumó la cadena de hechos de corrupción destapados en las regiones, la subsiguiente paralización de la inversión pública que, además, se agravaría por el cambio de autoridades regionales y locales a principios de este año.
Dos días duró la esperanza. Ahora se volvió a desatar la confrontación, las críticas, los resentimientos, en pocas palabras, un ‘todos contra todos’ que nos lleva al suicidiode la clase política.
Parece que tenemos que pedirle al señor Presidente que haga la paz con sigo mismo, como paso previo a abrir los brazos al resto de los peruanos. Señor Presidente, los fracasos son solamente el camino al éxito de los luchadores. Hasta ahora ha perdido la batalla, pero no la guerra. Lampadia