Rafael Venegas
Para Lampadia
Los peruanos siempre hemos demostrado tener una gran capacidad de resiliencia y pasividad, por eso nos acomodamos rápida y sumisamente a todas las crisis (plagas) que nos azotan.
Esto es muy lamentable ya que de ello se aprovecha una minoría de inmorales (vivasos) para dar rienda suelta a sus malévolos instintos a costa de la gran mayoría que aparentemente lo acepta.
Lo terrible es que cada vez son más los que se pasan al lado del mal, no sólo aprovechando de esta pasividad, sino también de las tremendas facilidades y pocas consecuencias que se tienen por hacerlo.
Lo que es vergonzoso, por decir lo menos, es que la población sólo se queja, pero no se manifiesta. Así lo comprueban las encuestas que reconocen el altísimo grado de malestar, preocupación, angustia y frustración con la que vive la gran mayoría de la población ante estas plagas. ¡Pero no pasa nada!
Por supuesto que la lista de estas plagas es siempre liderada por temas generados por la corrupción y la infame y muy desacreditada clase política que incluye a un vergonzoso poder legislativo mercantilista y corrupto, un poder ejecutivo improvisado, incapaz y temeroso de tomar decisiones y un sistema judicial vergonzosamente corrupto e injusto.
Estas encuestas sufrieron algunas modificaciones durante la pandemia, dónde el nefasto manejo del sector salud paso a liderar la lista y también reapareció el tema económico debido a la terrible gestión del gobierno lagarto.
En los últimos años ha aparecido una nueva plaga que no se había manifestado en los primeros lugares desde hacía mucho tiempo. Me refiero a la inseguridad ciudadana, la delincuencia y el crimen organizado. Esta es ahora la plaga que lidera el ranking.
Esto se debe a la impresionante invasión de más de un millón de extranjeros que han entrado clandestinamente al país aprovechando el desastroso (y corrupto) manejo de nuestras fronteras.
La mayoría de estos “invasores” son indocumentados y un altísimo porcentaje de ellos son delincuentes de todo tipo, incluyendo a los famosos sicarios.
Está claro que LA CORRUPCIÓN, que es financiada por el narcotráfico, la minería ilegal y otras conveniencias mercantilistas, es la madre de las plagas y el factor común en todas ellas.
Para colmo de males, la delincuencial y mercantilista prensa caviar hace mal uso de su (cuarto) poder para manipular y extorsionar a sus anchas a todos los actores del teatro público y político, aunque según los últimos destapes parece que no son el cuarto poder sino el primero.
La pregunta clave es: ¿Por qué esta maldita plaga de la corrupción sigue creciendo y extendiéndose en todos los frentes y niveles?
Aparte del tema de la resiliencia y pasividad de la población ante esta plaga, hay una causa muy clara que responde contundentemente a esta pregunta y que expresa muy bien el filósofo español Fernando Savater en su genial y certera frase:
“LO GRAVE NO ES LA CORRUPCIÓN SINO LA IMPUNIDAD”
En nuestro país existe una exagerada cantidad de reglas y leyes, pero no existe un régimen riguroso de sanciones, porque la gran mayoría de los que se encargan de impartir justicia y sancionar a los que delinquen son lentos, incapaces, fácilmente manipulables y/o corruptos. Esto mismo se aplica a los entes superiores, supremos y recontra supremos.
Por eso, mientras no haya sanción, el crimen y la delincuencia seguirán aumentando. Mientras haya impunidad, la corrupción seguirá creciendo.
¿Y por qué impera la impunidad? Porque “hay plata como cancha”. Lampadia