Jaime de Althaus
Para Lampadia
La izquierda peruana debería aprender de Chile. Allí se pusieron en marcha violentas asonadas revolucionarias que arrinconaron al gobierno de Sebastián Piñera llevándolo a preguntarle a los ciudadanos si querían una asamblea constituyente para cambiar la Constitución, a lo que el pueblo respondió afirmativamente. La Convención Constitucional elegida para redactar un nuevo proyecto constitucional introdujo todas las banderas de la izquierda latinoamericana contemporánea, con el resultado de un texto delirante que fue rechazado en las urnas por amplia mayoría. Chile se salvó, aunque ya había sido duramente golpeado.
Entonces se optó por un nuevo proceso constitucional mucho más serio. Fue elegido un Consejo Constitucional que está redactando un nuevo proyecto más moderado, pero el rechazo a ese posible texto, pese a que aún no se conoce, es altísimo como puede verse en el siguiente cuadro:
Tendrían que juntarse las fuerzas políticas de todas las tendencias para pedirle al pueblo chileno que vote por el apruebo, y aun así no es claro que gane el Si. La gente simplemente está harta de los procesos constitucionales y ya entendió que esos cambios o son malos o no sirven, y está empezando a recordar que, con la Constitución vigente, alcanzó décadas de crecimiento acelerado que redujeron la pobreza a niveles mínimos, pero que se frenó a partir del segundo gobierno de Michelle Bachelet cuando ésta introdujo reformas tributarias, laborales y educativas que ahuyentaron la inversión.
Los salarios entonces se estancaron o redujeron y mucha gente que se había endeudado para mejorar su nivel de vida o para estudiar, ya no pudo pagar sus deudas. Esa fue la causa material del descontento, junto a la propaganda de izquierda que le echaba la culpa de todos los males al modelo económico y a supuestos abusos empresariales.
Pero eso cambió. Al final parece que quedará vigente la Constitución actual, llamada de Pinochet pese a que dicha Constitución ya había sido modificada en todo aquello que implicara rasgos o herencias militares o políticas del régimen pinochetista.
Es decir, los chilenos habrán perdido 5 años para nada. No solo han perdido el tiempo, han retrocedido. Se fueron cerca de 60 mil millones de dólares y hoy Chile es más pobre que antes. En el siguiente gráfico podemos ver como este año su economía nuevamente va a decrecer -0.3% según cálculos de la Cepal, que suelen ser optimistas. Quizá caiga más.
La izquierda, en suma, ha destruido el capital y la capacidad de crecimiento chilenos, que tendrán que esperar a un gobierno liberal serio y fuerte para ver si pueden recuperar las fuerzas de antaño. Lampadia