Rafael Venegas
Para Lampadia
Para todos los que felizmente podemos anteponer la razón a las emociones, nos es evidente que el péndulo de la izquierda comunista está de regreso en nuestro país, para nuevamente tratar de destruirlo, someterlo y evitar que se desarrolle. Esto lamentablemente no es así para algunas personas cuya arrogante necedad, su confusión o su ignorancia no les permite razonar.
Estamos ante una muy bien estructurada estrategia regional dirigida por el foro de Sao Paulo, con la dirección técnica de Cuba y financiada por la corrupción y el narcotráfico. Además, se han aprovechado de la pandemia para avanzar más rápido con la ejecución de su malévolo plan.
En menos de tres años han conseguido el poder en casi todos los países de la región, especialmente en los cuatro que mejor marchaban hacia el desarrollo; Chile, México, Perú y Colombia, los miembros de la Alianza del Pacífico.
En algunos casos lo lograron por la vía de la violencia y en otros manipulando los procesos electorales. Sin embargo, en todos sin excepción, utilizaron agresivamente una de las herramientas más potentes que usan para sus conquistas, los movimientos totalitarios desde tiempos inmemoriales. Me estoy refiriendo a LA PROPAGANDA POLÍTICA.
Dictadores como Lenin y Stalin en la revolución comunista rusa, Hitler en el tercer Reich y Mussolini en el movimiento fascista la utilizaron como complemento estratégico indispensable en sus movimientos.
El plan del foro de Sao Paulo tiene dos estrategias centrales, para la toma del poder: el adoctrinamiento de la población más vulnerable y la generación del caos general vía el terror, la violencia y la muerte.
Estas son complementadas por la penetración y control de las instituciones estatales, para facilitar su accionar y una muy agresiva y efectiva PROPAGANDA POLÍTICA, que sigue casi al pie de la letra los tristemente célebres principios de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del tercer Reich del Nazismo.
Además, hoy en día gracias a los avances tecnológicos, los medios de comunicación son verdaderamente globales, masivos, de mucho menor costo y de mucha mayor efectividad. Por eso, la propaganda política es cada día más potente y peligrosa, especialmente por la proliferación de las redes sociales.
Luego de su contundente derrota con la caída del muro de Berlín, la izquierda comunista se replegó e hizo un ligero ajuste a sus planes de acción para volver a la carga. El terror y la violencia pasaron a ser la estrategia de segunda instancia o de refuerzo, mientras que el adoctrinamiento se convirtió en la punta de lanza, pero complementada por una agresiva propaganda política para “lavar cerebros”.
“Pasaron a conquistar primero las mentes para luego conquistar el poder”.
Lo que sí es un hecho comprobado, es que LA MENTIRA es la base de la propaganda política utilizada por los movimientos totalitarios.
En ella se apoyan los principios de Goebbels. De allí su frase “Miente, miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.”
Lenin también la utilizó eficazmente en la revolución comunista rusa, “Una mentira repetida muchas veces se convierte en una gran verdad”.
En nuestro caso, es evidente que la mentira descarada, reforzada por el cinismo, es la base de la nefasta estrategia propagandística que vienen utilizando eficazmente los comunistas para la destrucción y el sometimiento del país.
Hay que reconocer que han hecho un buen trabajo de adoctrinamiento en las últimas décadas, a través de la toma y control de la educación, así como de las instituciones públicas y medios de comunicación. Esto, sin que ninguno de los diferentes gobiernos de las últimas décadas haya hecho algo por evitarlo.
Sin embargo, a pesar de ello, nunca han logrado superar el 30% en ninguna votación, incluyendo la del 2021. En dicha ocasión, la suma de todos los partidos de izquierda apenas sobrepasó el 20% en la primera vuelta.
A pesar de ello, consiguieron superar el 50% en la segunda y lograron hacerse del poder. Ese 25%-30% adicional no fue producto del adoctrinamiento, sino de la muy bien ejecutada estrategia de propaganda política, que contó con la vergonzosa ayuda mercantilista de muchos medios de comunicación y de periodistas mercenarios, que manipularon a muchos peruanos confundidos. Un clarísimo ejemplo de lo potente y efectiva que es esta herramienta.
Los peruanos vulnerables cayeron ante las tácticas de victimización y divisionismo y también por los slogans simples y de gran impacto, como “no más pobres en un país rico” o “palabra de maestro”. También por las mentirosas narrativas atribuyéndose descaradamente la representación del pueblo peruano, “el pueblo pide asamblea constituyente”.
Los “caviares”, que se multiplicaron como producto del adoctrinamiento, cayeron como verdaderos tontos útiles, ante las tácticas propagandísticas del divisionismo, las desigualdades, los derechos humanos, la igualdad de género y otros conceptos de los cuales se apropiaron, como si fueran doctrinas políticas y no derechos de la humanidad.
Otro principio de Goebbels que utilizan mucho como fundamento para su táctica de victimización, es el de transposición. Es decir, invertir las malas noticias y los errores y cargárselos al adversario. Responder el ataque con el ataque.
Por ejemplo, culpar a la policía de todos los muertos propiciados por la violencia que ellos mismos generan o culpar al Congreso de todos los males generados por el ejecutivo o acusar a la prensa de manipulación en su contra.
Sin embargo, el principio con el que obtuvieron el resultado más inusitado es el del odio visceral al enemigo común.
Para las elecciones del 2021, el enemigo común fue el fujimorismo, a quienes no solo lo demolieron con una muy agresiva campaña en contra, sino que lograron convencer y captar a un nuevo grupo de votantes, los “cojudignos”, que irresponsablemente prefirieron votar por el comunismo y la destrucción del país. ¡ERROR IMPERDONABLE!
También han utilizado a otros enemigos comunes, pero en forma puntual y acomodándolos a cada situación, entre ellos la ultraderecha, los empresarios mercantilistas, la prensa “mermelera” y el congreso corrupto.
Como se puede ver, no hay ninguna duda de la tremenda potencia e importancia que tiene la propaganda política en el plan de acción de los comunistas, más aún si no existe una campaña de oposición que les haga sombra.
¿Y cómo se puede combatir esto?
Contratacando con una campaña más agresiva, de mucho mayor potencia, penetración y difusión, que no sólo la bloquee, sino que la desenmascare y la deje en ridículo.
Para esto se requieren expertos en propaganda política, creativos y decididos. También se necesita el apoyo valiente y patriótico de los medios de comunicación, para desplegar una pauta contundente, que llegue a todos los niveles y rincones del país, así como varios motores de reacción en las redes sociales. Finalmente se requiere un importante financiamiento, que sin duda se puede conseguir en el sector privado.
Todo esto es perfectamente posible de lograrse y así le estaríamos anulando la estrategia de mayor efectividad que manejan.
Nuestro país es uno de los que más resistencia viene oponiendo a este intento de sometimiento a manos una minoría de títeres locales, manejados de las narices por mercenarios y delincuentes extranjeros y financiados por la corrupción y el narcotráfico.
Esto se debe a que el Perú y sus FFAA no son comunistas y porque, además, ya los hemos derrotado anteriormente.
¡CON MI PAÍS NO TE METAS! Lampadia