Jaime Spak
Para Lampadia
Cuando empecé a escribir mis columnas, Pedro Castillo, era el principal protagonista de las mismas.
Tanto yo, como los demás columnistas de Lampadia, pusimos énfasis en lo que podía generar un gobierno de esta persona.
En sus 17 meses de gobierno, hizo todo lo posible por destruir la institucionalidad en el Perú, la economía, la seguridad, la libertad de expresión, pero lo peor, la esperanza nacional.
Un país como el Perú, que ha incrementado su nivel de pobreza en casi 10 puntos, en muy poco tiempo, tiene ese lastre que sucede que cada cinco años.
Aparece un candidato, que con cantos de sirena, convence a personas a que confíen en él o ella.
La mayor preocupación de este grupo social es sobrevivir, no les importa la política.
Ningún país en el mundo, gobernado por izquierdistas de ideas retrogradas, ha logrado nada.
La izquierda es muy buena cuando está en la oposición, pero pésima cuando está gobernando.
Los casos de Venezuela, Nicaragua, Cuba y ahora se suman México, Colombia y Chile son elocuentes.
Usan todo el poder que le da su posición, para pretender perpetuarse.
Los siete millones de venezolanos que han tenido que abandonar su país y la enorme cantidad de opositores presos en Nicaragua son hechos irrefutables.
Ni que decir de Cuba, en donde los jóvenes que salieron a pedir libertad están encarcelados hace dos años y muchos purgan largas e injustas condenas.
Delito: pedir libertad.
¿Y que nos dejó el experimento de Castillo?
La herencia de Castillo es una recesión que ya está pegando muy fuerte en nuestra economía.
La herencia de Castillo fue incrementar la corrupción y la pobreza.
La herencia de Castillo son unos congresistas impresentables.
La herencia de Castillo es haber incrementado el rechazo a la clase política.
La herencia de Castillo es haber logrado desenmascarar la calaña de congresistas que ingresaron por Acción Popular, que se vendieron por un plato de lentejas.
La herencia de Castillo es haberse burlado de la policía, enviando al retiro a buenos elementos y generado un caos que hasta ahora no se ha resuelto [proceso iniciado por el gobierno de Sagasti].
La herencia de Castillo son las tesis bamba de él, su esposa, sus ministros y muchos empleados públicos.
La herencia de Castillo es anular la meritocracia en el magisterio, y nombrar a muchos profesores que tienen títulos falsos.
La herencia de Castillo es hacer que la mentira sea el pan de cada día.
La herencia de Castillo, son los S/ 22,500 millones de soles que se perdieron por la corrupción, solo en el 2022.
La herencia de Castillo es el cobro por los ascensos militares y policiales.
La herencia de Castillo fue descubrir que las famosas movilizaciones espontaneas, eran motivadas por dinero que el mismo entregaba, producto de las coimas que recibía.
La herencia de Castillo ha sido poner en riesgo el futuro del turismo, por la cantidad de tomas de carreteras.
La herencia de Castillo es haber puesto de primeros ministros a las personas menos idóneas.
Puka Bellido, que lo único que hacía era burlarse de la gente.
Mirtha Vásquez, que en su discurso frente a una comunidad campesina, no tuvo mejor idea que despotricar contra la minería.
Resultado: ni una sola nueva inversión minera.
Aníbal Torres, un termocéfalo profesor universitario que, bordeando los 80 años, dio muestras claras de múltiples problemas psicológicos.
Betsy Chávez, que ahora purga cárcel por ser cómplice directa del ingenuo golpe de estado.
Pero por otro lado la herencia de Castillo fue poner en puestos claves a gente incompetente y corrupta, que a la primera de bastos se pusieron en su contra y ahora están contando a la justicia todas las barbaridades cometidas en esos 17 meses.
La herencia de Castillo es volver a preocuparnos de quien será el próximo presidente, pues volverán los advenedizos como Antauro Humala a candidatear.
Por ello, es urgente en estos tres años que quedan para las siguientes elecciones, que se reactiven los partidos políticos, para que exista gente de capacidad que postule a puestos públicos.
La herencia de Castillo es una presidenta que no se atreve a tomar decisiones importantes y enrumbarnos de nuevo al crecimiento.
Boluarte no tiene nada que perder y mucho por ganar, a mayor crecimiento menor pobreza.
Que se aprueben inversiones como Conga, Tía María, para que los inversionistas vuelvan a mirar el Perú como un país elegible.
Que aproveche el malestar en Chile, Colombia para atraer acá a los inversionistas.
Basta de improvisación, no puede poner gente en el aparato público que ya fracaso como en Essalud.
Necesitamos gente honesta, capaz, con ideales y sobre todo con amor por el Perú.
Ojalá la gente joven se atreva a ingresar a la política.
La más importante herencia de Castillo es habernos demostrado que debemos de desenmascarar a estos sujetos que intentan el poder, para enriquecerse a costa de nuestro esfuerzo. Lampadia