Rafael Venegas
Para Lampadia
Es realmente impresionante ver la enorme pasión y patriotismo que despliega la hinchada de la selección peruana de fútbol. No es por gusto que fue considerada como la mejor del mundo en Rusia 2018.
Por la blanquirroja son capaces de cualquier sacrificio, incluyendo viajar al fin del mundo y endeudarse si es necesario. Además, han demostrado que la saben perdonar en los malos momentos, como el que acabamos de pasar.
¡Qué tal pasión! ¡Qué tal patriotismo! ¡Qué tal amor por la blanquirroja!
Pero lo que es inexplicable y vergonzoso es que no se tenga la misma pasión, sacrificio y patriotismo, para algo que es muchísimo más importante: defender a nuestro país de las garras del grupo de corruptos, que disfrazados de políticos rojos, lo están saqueando y arrastrando al abismo.
Tal vez si lo explicamos en términos futbolísticos, se pueda entender mejor:
Por eso el título del artículo es ¨La Copa Perú¨, que es el nombre del torneo que definía a los equipos de provincias que ascendían a la primera división del fútbol profesional.
Pero no voy a referirme a ese evento, sino al que se viene disputando políticamente en nuestro país. No se trata de una contienda por el trofeo La Copa Perú, ni para clasificarse para el mundial, es para definir el presente y futuro del Perú.
- Por un lado está el equipo Defensor Libertad y Democracia, cuya motivación es poder seguir por la senda del crecimiento, desarrollo y reducción de la pobreza. Sus estrategias, basadas en el ¨Fair Play¨, incluyen la economía de libre mercado, la inversión, el empleo y la propiedad privada.
- Por el otro tenemos al recientemente ascendido Los Diablos Rojos de la Corrupción, equipo que no está compitiendo por un trofeo sino por un botín. Su motivación es saquear el erario y las riquezas del país, en beneficio de sus líderes y familiares. Para ello usan el estilo de juego de sus equipos admirados: Cuba, Venezuela y Nicaragua. Lo inexplicable es que los imiten a pesar de que están a la cola de cualquier ranking existente.
La estrategia de este equipo está basada en el ¨Foul Play¨ (juego sucio) y sus tácticas incluyen la mentira compulsiva, la victimización, el divisionismo, el copamiento del estado, la corrupción descarada y la impunidad con fuga garantizada. Todas vedadas.
Este infame equipo ascendió recientemente a la división profesional, ganando su pase de manera fraudulenta, comprando árbitros, jueces de línea y hasta el VAR. Además, contó con el vergonzoso aval del presidente de la federación de fútbol y de la Conmebol.
El Defensor Libertad y Democracia (DLD) tiene una enorme hinchada que cuadruplica a la del rival, sin embargo, es muy apática. No es ni la sombra de lo apasionada en que se convierte cuando alienta a la selección. De esto se aprovecha el rival, cuya pequeña barra es más activa y agresiva.
En cuanto al equipo, DLD tiene a muchos cracks de nivel internacional, pero la mayoría de ellos no quieren jugar porque temen ser afectados personal o empresarialmente. Además, no cuentan con un buen director técnico que los organice y lidere.
Por su lado el rival tiene pésimos jugadores, incapaces e inmorales, comenzando por su capitán. Sin embargo, cuentan con una dirección técnica cubana experimentada a la que siguen disciplinadamente. Además, tienen una gran fuente de financiamiento ilegal, que les permite seguir comprando a las autoridades que controlan el partido.
El DLD utiliza el polo blanco con la franja diagonal roja (la blanquirroja), mientras que el rival usa polo rojo con la hoz y el martillo en el pecho y el signo de $ en la espalda.
Con estas características se viene jugando el partido decisivo hace ya casi un año y el equipo rojo viene dominando el juego y ya se ha puesto adelante en el marcador.
Sin embargo, dado que las fortalezas técnicas del DLD superan largamente a las del rival, esto se podría dar vuelta rápidamente, si se tuviera la decisión y valentía necesarias.
Para lograr esto, la hinchada debe despertar y participar activamente como un frente único y con la misma pasión, sacrificio y patriotismo que despliegan cuando juega la selección. Sin rendirse. ¡Es la blanquirroja la que está jugando!
Se tiene que identificar a un experimentado y carismático director técnico que sea capaz de lograr la unidad del equipo, generar empatía con la hinchada e inyectar mentalidad ganadora. Este es uno de los temas más difíciles, pero no imposible.
Nuestros cracks de nivel internacional tienen que dejar de pensar solo en ellos y en sus empresas y se deben incorporar con valentía y patriotismo al equipo para jugar y ganar el partido.
La prensa deportiva libre debe cambiar el chip comercial por el chip de la verdad y el patriotismo. Deben, investigar, evidenciar y acorralar con contundencia a los dirigentes y autoridades deportivas para que no les quede otro camino que actuar con diligencia, imparcialidad, valentía y justicia.
Sabemos que esto se ve difícil, porque el partido ya está en pleno desarrollo y lo vamos perdiendo, pero contamos con las fortalezas suficientes para remontarlo.
La blanquirroja tiene experiencia volteando partidos que los va perdiendo y sin necesidad de llegar a los penales.
¡Son los líderes del rival los que llegaran a los penales, y por mucho tiempo!
¿ESTÁN LISTOS PARA JUGAR EL PARTIDO? Lampadia