CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia
El escándalo de corrupción revelado por Cuarto Poder de América TV y El Comercio no deja lugar a dudas sobre la implicación de Pedro Castillo en el asunto. La lobista de la empresa favorecida visitó seis veces Palacio de Gobierno (3 a Pedro Castillo y 3 a su todopoderoso secretario Bruno Pacheco) y lo visitó clandestinamente – es decir, sin registro oficial alguno -con una abultada bolsa, según detectaron observadores acuciosos, en su guarida de Breña.
La obra por 232.5 millones de soles fue ganada por la empresa patrocinada por Karelim López por una diferencia de 27 centavos de sol -un imposible absoluto con esos montos en juego en un concurso limpio- a la siguiente postora, que era del mismo dueño, según El Comercio. Una licitación obviamente amañada, que solo el presidente del Comité Licitación objetó, diciendo que ninguna de las postoras estaba calificada.
Los hermanos Pasapera, dueños de las empresas en cuestión, también visitaron el Ministerio de Transportes antes de la licitación.
Es decir, todo indica que se trata de un típico acto de corrupción, como ha sucedido muchas veces en el Perú. La novedad es que esta vez la prensa ha descubierto al presidente con las manos en la masa. O en la bolsa.
Los comunistas y caviares intentan justificar a Pedro Castillo arguyendo que no se le ha probado ningún delito. Obviamente, no se le ha probado ni puede probársele por dos razones:
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Primero, es inimputable legalmente mientras sea presidente. No se le puede procesar judicialmente.
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Segundo, cuenta con la evidente complicidad de la Fiscal de la Nación, colocada irregularmente en ese cargo por Martín Vizcarra y respaldada férreamente por la coalición vizcarrista, para que proteja a sus amigos y aliados y persiga a sus adversarios.
La fiscalía que arrastró los pies para intervenir la oficina del secretario de Castillo, que le devolvió al descuidado amigo del presidente los veinte mil dólares que olvidó en el baño, que no allanó inmediatamente su casa, que no lo detuvo como solía hacer de inmediato con los adversarios de Vizcarra para obligarlos a confesar lo que ellos querían que dijeran.
Esa fiscalía que no ha intervenido inmediatamente el cubil de Breña, ni detenido al sobrino de Castillo que usa vehículos de empresas que contratan con el Estado, ni ha interrogado a Elmer García, funcionario de EsSalud -nombrado por otro impresentable amigo de Castillo, Mario Carhuapoma-, que cuando fue seguido y preguntado por el reportero de Cuarto Poder dio un nombre falso, cual delincuente que pretende escabullirse. ¿Esa fiscalía va investigar realmente la corrupción de las altas -es un decir- esferas del gobierno?
Ante la gravedad de la crisis, Castillo convocó a los mandos de las FFAA a Palacio, obviamente para tratar de lograr un respaldo político ilegal ante la posibilidad que el Congreso lo vaque. No se sabe el resultado, pero no cabe duda que si no lo han apoyado hará nuevos cambios este mes, buscando oficiales dóciles y complacientes.
Y trajo al inefable Luis Almagro de la OEA, el mismo servicial y solícito funcionario que se negó a respaldar una investigación sobre el denunciado fraude electoral.
Sin duda los comunistas en el poder están muy preocupados, y con razón.
Ahora le corresponde al Congreso tomar la única decisión posible para evitar la catástrofe, vacar a Castillo y a sus secuaces. Lampadia