Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 12 de febrero de 2024
Para Lampadia
Eso de que ciertas universidades privadas sean de propiedad de congresistas y / o políticos en actividad, tiene sus bemoles. El principal bemol se llama “conflicto de intereses”. El interés lucrativo de los políticos “universitarios” y el poder político que ostentan, claramente colisionan entre sí. Más aún, tratándose de universidades de pésima calidad educativa.
Me refiero – por ejemplo – a la Universidad César Vallejo del inefable César Acuña Peralta (alias “Plata como Cancha”) y la Universidad Privada San Juan Bautista de José Luis Elías Ávalos, las cuales figuran como las peores universidades, a nivel nacional, en cuanto a la evaluación de sus egresados de la carrera de Medicina Humana.
Durante 10 años – entre el 2009 y el 2019 – ¡el 71% de los egresados de la facultad de Medicina de la Universidad César Vallejo DESAPROBARON el Examen Nacional de Medicina (ENAM). Y el 63% de los egresados de la Universidad Privada San Juan Bautista corrieron la misma suerte! O sea, peor educación universitaria que la Vallejo y la San Juan Bautista… imposible.
Ahora veamos el quehacer político de ambos personajes.
Acuña fue Congresista de la República entre el 2000 y 2006; Alcalde de Trujillo entre el 2007 y 2014; y actualmente es Gobernador Regional de La Libertad y Presidente del partido político Alianza para el Progreso (APP).
Elías Ávalos fue Congresista entre el 2000 y 2005 por la Agrupación Independiente Avancemos. Luego pasó a las filas de Perú 2000 junto con otros congresistas tránsfugas, sobornados por Vladimiro Montesinos. En el 2001 postuló al Congreso por la Alianza Solución Popular, pero sin éxito. Entre el 2011 y 2016 fue Congresista por Fuerza Popular. Y actualmente, es Congresista por el Partido Podemos Perú.
Ambas universidades – y otras más, de la misma calaña – tienen suscritos sendos Convenios de Cooperación Interinstitucional con el Ministerio Público y el Poder Judicial. Por si fuera poco, también tienen convenios similares con el Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial, la Federación Nacional de Trabajadores del Poder Judicial, la Policía Nacional del Perú, entre otras.
¿Qué implican dichos convenios? Veamos lo que dice textualmente la Universidad Privada San Juan Bautista en su página web. “Si perteneces a alguna institución que mantenga convenio con la universidad, tienes beneficios especiales para postular en cualquiera de nuestros programas de estudio vigentes”.
En síntesis, todos los jueces y fiscales del Perú – ¡incluidos sus familiares! – más los trabajadores del Ministerio Público y del Poder Judicial, más los policías… ¡todos tienen beneficios especiales si estudian en dichas universidades!
¡Cómo que la justicia peruana es imparcial! ¡Al contrario! Muchos policías, fiscales y jueces están – literalmente – cogidos del cogote, por tipos como Acuña, Elías y otros… a consecuencia de esos convenios.
Además de ello, existe la figura de la docencia remunerada de funcionarios estatales. ¿Cuántos magistrados, autoridades policiales, congresistas, gobernadores regionales, alcaldes, ministros y demás, son docentes (remunerados) y / o Doctores Honoris Causa de dichas universidades? ¿Cuántas maestrías y doctorados han otorgado dichas universidades a jueces y fiscales en actividad, sin ningún sustento científico detrás? Repito la pregunta ¿hay o no, conflicto de intereses? Por otro lado ¿qué dice la Junta Nacional de Justicia al respecto? No se oye padre.
Sigo preguntando… ¿qué justicia podría haber en el país si Acuña, Elías – u otros políticos de la misma calaña – se vieran involucrados en casos judiciales? Ciertamente, ninguna.
Pues dicho y hecho. Yo he sido querellado (por difamación) por ambos políticos “universitarios”. Según ellos, “por manchar la honra de sus inmaculadas trayectorias de vida”. Efectivamente, en su momento, yo escribí – aquí en Lampadia – un artículo denominado “Las Almas Mater de la Corrupción en el Estado Peruano”, donde me referí – precisamente – al tema de las universidades bamba y sus propietarios.
Bueno pues, por escribir dicho artículo, Acuña y Elías recurrieron al Poder Judicial y me querellaron. La querella de Acuña prescribió. Y la de Elías también. Al menos técnicamente, pero el tipo no da su brazo a torcer. ¡Qué tipo tan soberbio y vanidoso! A falta de uno, Elías se hace defender por dos abogados. En las audiencias judiciales, se muestra como una santa paloma. Si vieran la perorata que tuvo que escuchar el juez, cuando “san José Luis” – al borde del llanto – describió el irreparable daño que le había causado mi artículo, al mancillar sus más de 60 años de vida santa e inmaculada. ¡Cuánta hipocresía, cuánta mentira, cuánto narcisismo nos tuvimos que soplar – el juez y yo – durante aquella intervención!
Bueno pues, por el bendito artículo, Elías pidió más de cuatro años de cárcel efectiva para mi persona, impedimento para ejercer cualquier cargo público durante no sé cuántos años, más una reparación civil de S/. 8 millones… que serían donados a una entidad benéfica. ¡Qué fácil es ser generoso con dinero ajeno!
Como es lógico, yo pretendo mi total exculpación, y ni un centavo de reparación civil. La opinión que tengo de Elías y Acuña es la que es.
El video de Vladimiro Montesinos y Elías – mucho más joven – en la salita de Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), está ahí. Las universidades de Acuña y Elías – ya lo dije – son las peores del país, en materia de Medicina Humana. Los convenios entre sus universidades y la Fiscalía y el Poder Judicial están ahí. El “conflicto de interés” es más que evidente. Mediante dichos convenios, ambos políticos tienen acogotados a muchos fiscales y jueces del país. Con esas cartas tramposas, ambos personajes querellan recurrentemente a todos aquellos que osamos criticarlos. (Acuña querelló a Christopher Acosta por escribir el libro “Plata como Cancha” y exigió una reparación civil de S/. 100 millones… ¡nada más!)
Pura cobardía… digo yo. Ambos tienen “plata como cancha”. Ambos andan en carros blindados, protegidos por guardaespaldas armados hasta los dientes. Pero como no tienen argumentos para luchar en la cancha de las ideas – y menos en la cancha de la ética y la moral – se amparan recurrentemente en el Poder Judicial, a cuyos magistrados – como he explicado – tienen agarrados del cogote.
Reflexión final:
La lucha contra la corrupción en nuestro país es muy difícil, sacrificada y desigual. En realidad, uno se enfrenta a poderes muy torcidos y abusivos. El Sistema de Justicia peruano – aparte de ser muy corrupto, politizado y parcializado – está acogotado por personajes como Acuña, Elías y demás, mediante convenios que no tienen nada de cooperación, y sí mucho de dominación. En fin… Lampadia