CONTROVERSIAS
Fernando Rospigliosi
Para Lampadia
La salida de Luis Barranzuela del Ministerio del Interior repite la aviesa treta del gobierno: despiden a un impresentable que jamás debió ocupar ese puesto y consigue un nuevo respiro, al tiempo que ofrece argumentos a los que están listos para justificar cualquier desatino de Pedro Castillo y sus adeptos. Y, por supuesto, le da el pretexto necesario a los congresistas de los grupos que están impacientes por aprobar el gabinete presidido por la anti minera Mirtha Vásquez.
Lo mismo ocurrió con Guido Bellido, otro indecente que solo en un gobierno como el actual podía ocupar un cargo en el Estado. Su defenestración fue recibida con aplausos por lo que denominé la coalición vizcarrista –que sigue viva y actuando-, aunque su reemplazante fuera tan mala como él, solo que con mejores modales y menos estridente.
Similar fue el caso de Iber Maraví, un individuo absolutamente inaceptable en cualquier puesto público en cualquier gobierno –salvo en uno filo senderista-, sustituido por alguien que sin tener el prontuario de ese sujeto, comparte sus propósitos, como el de la asamblea constituyente.
De esta manera, van avanzando y ganando tiempo, consolidándose en algunas instituciones que son fundamentales para su objetivo de implantar una dictadura chavista.
Entretanto, se sigue propagando la violencia de las turbas, toleradas e incentivadas por el gobierno. En Ayacucho quemaron las instalaciones de la minera Apumayo e hicieron correr a los policías, maniatados por el gobierno y atemorizados, porque saben que si se enfrentan a los violentos, los acusados y perseguidos serán ellos. Eso ocurrió en el gobierno de Francisco Sagasti y sucederá ahora.
“La empresa es la responsable de todo lo que está pasando acá, el abandono de los últimos años en que no han remediado nada”, dijo, entre otras cosas, uno de los ministros del gobierno comunista que viajó para “dialogar” con los vándalos y obligar a la empresa a aceptar sus demandas.
En Piura quemaron los sembríos de Caña Brava y varios vehículos. El mismo libreto y ninguna reacción de las fuerzas del orden.
En Ancash paralizaron Antamina, una de las minas más grandes del Perú y del mundo. Allí no solo los han dejado actuar, sino varios ministros se han hecho presentes en el lugar donde se cometió el delito de bloqueo de carreteras, sancionado con 8 años de cárcel, para respaldar y dar la razón a los bloqueadores.
Por supuesto, ese comportamiento significa alentar a que muchos otros recurran al mismo expediente de bloquear carreteras, quemar instalaciones –también incendiaron varios vehículos de Antamina- y atacar a quien les plazca sabiendo que quedarán impunes y serán respaldados por el gobierno.
Antamina es un proyecto con altísimos estándares ambientales, que paga millones de dólares de impuestos y la única que tiene un mineroducto por el cual despacha el mineral desde su operación al puerto. Si esa empresa es acosada de esa manera, no es difícil imaginar lo que pasará con otras.
Desgraciadamente nada de esto conmoverá a los grupos que en el Congreso solo esperaban un pretexto para dar el voto de confianza al gabinete de la anti minera Vásquez.
El juego perverso de poner a alguien malísimo y luego, cuando las críticas son ensordecedoras, sacarlo y reemplazarlo por otro igual de malo pero menos grosero, le está funcionando -hasta ahora-, al gobierno, gracias a la complicidad de los caviares y medios de comunicación que pretenden imponer sus propios intereses.
Lampadia