En la última década, la economía peruana ha mostrado un crecimiento sin precedentes en la historia del país, lo cual ha permitido un incremento en el empleo y en los ingresos a nivel nacional. Como afirmamos en los artículos Diez millones de peruanos la hacen y La sierra también prospera, la fuerte expansión de la economía se ha presentado en forma más acelerada en las distintas regiones del país que en Lima.
Entre el 2001 y el 2012, ocho regiones del país han registrado un crecimiento anual promedio del PBI per cápita por encima del promedio nacional de 5.1%. Un análisis del Centro de Investigación Empresarial (CIE) de PERUCÁMARAS afirma que Cusco registró la mayor variación porcentual en su PBI per cápita real con 8.4% en promedio anual; Ica mostró un aumento de 7.6%; Apurímac y Ayacucho, 5.7%; La Libertad, 5.6%; Arequipa, 5.5%; Piura, 5.3% y Amazonas, 5.2%. En Lima el crecimiento fue de 5.4%.
Al hacer el análisis del PBI per cápita real de las regiones, se ve que en el 2012, el de Moquegua es el más alto, S/. 14,093 en soles constantes del 1994. A Moquegua, le sigue Lima con un PBI per cápita de S/. 11,451; Arequipa con S/. 9,699, Ica con S/. 9,074, Tacna con S/. 8,305, Madre de Dios con S/. 7,034; Pasco, S/. 6,399, Ancash S/. 6,061, La Libertad, S/. 5,738, Cusco, S/. 5,351; y Junín, S/. 5,081.
Como se aprecia, las virtudes de nuestro crecimiento económico no solo se expresan en la reducción de la pobreza, la desigualdad y la desnutrición infantil, sino que también ha significado superar el problema endémico del centralismo. Esto también demuestra algo poco entendido en el país, que la verdadera descentralización, la que hace la diferencia en calidad de vida, es económica y no política. Es decir, a contracorriente de los argumentos de la izquierda que señalan que el modelo económico “destruye el mercado interno”, ahora está surgiendo realmente un mercado de todos los peruanos, con más fuerza en provincias que en la capital.