Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 19 de febrero de 2022
Para Lampadia
Está demostrado. El presidente Castillo miente. Su “palabra de maestro” ha quedado hecha añicos, por las ene veces que ha pisoteado la verdad. Como veremos a continuación, la mentira está en el ADN del ciudadano Pedro Castillo Terrones.
Su cinismo se dio a conocer públicamente en la huelga magisterial del 2017. En aquella ocasión, el entonces dirigente Castillo mintió, mintió y mintió. Todo lo que hizo y dijo estuvo basado en la mentira. Pero la cereza de la torta apareció cuando ¡a la voz de tírate! se dejó caer para simular una agresión policial inexistente. Como se ve, su desapego de la verdad viene de atrás. En el fondo, el presidente es un tipo muy corrupto.
El problema es que la corrupción no tiene remedio. Los corruptos nunca reconocen sus faltas. Siempre fungen de santurrones. Son devotos de todas las virgencitas habidas y por haber. Además, les encanta hacerse las víctimas. Mismo presidente Castillo.
Otra característica de los corruptos es que no tienen ningún propósito de enmienda. – ¿Para qué? si mentir o coimear no tiene nada de malo – dicen ellos sin vergüenza alguna. Por eso, lo único que queda es salir de ellos. ¡Que se vayan a sus casas!
Al presidente Castillo, el cinismo le corre por las venas. La hipocresía le brota por los poros. Tanto que no rinde cuentas de nada. No da cuenta de con quién se reúne, qué trama… nada. Todo lo que se sabe de él, es producto de ampayes periodísticos.
Lo malo es que la corrupción estatal siempre deviene en pésimos servicios públicos. En ese sentido, los paganos somos los ciudadanos. Efectivamente, tenemos proyectos paralizados, como Majes Siguas II y Chavimochic III; servicios muy venidos a menos, como pasaportes y brevetes; y delincuencia y criminalidad desbocadas. Todo debido a la corrupción.
Por el lado de los Gobiernos Regionales y Locales… ¡qué quieren que les diga! Corrupción, sólo corrupción, y nada más que corrupción. Y como Dios los cría y ellos se juntan, entre corruptos se entienden. El presidente quiere darles más recursos, a pesar de que muchos servicios regionales y municipales están en nada: salud, educación, agua potable, limpieza pública y demás.
Pero el Estado es más que solamente el Poder Ejecutivo. La Fiscalía de la Nación – por ejemplo – también forma parte del Estado. Pues bien, por si Los Cuellos Blancos del Puerto fuera poco, hoy estamos enterándonos atónitos de que la Señora Fiscal de la Nación – Zoraida Ávalos Rivera – era también un joyón. ¡Su currículum está embarrado de certificados académicos falsos!
¿Qué habrán tramado cuando conversaron a solas – Pedro Castillo y Zoraida Ávalos – en la Fiscalía de la Nación? ¿Qué de bueno podría salir de esa reunión? si ambos son de la misma calaña. ¿Cómo confiar en ellos? si ambos son cortados por la misma tijera. En fin…
Pero ¿quién ampayó a la desvergonzada magistrada? Pues quién va a ser… el periodismo. ¿Por qué no la desenmascaró alguien del propio Poder Judicial? Pues así estamos. El poder llamado a impartir justicia en nuestro país tampoco funciona. Entre paréntesis, mis más sinceras felicitaciones a los periodistas Kike Montenegro y Milagros Leiva por tan importante y reveladora investigación.
Bueno pues, ante tanta corrupción, desgobierno y caos, el presidente y su pandilla están recurriendo a la vieja táctica de demonizar a la oposición. – Oposición golpista y antidemocrática – es lo único que sale de sus bocas.
Es decir, presentan a personas e instituciones – incluso, a culturas o ideologías – como fundamentalmente malas y nocivas, por el sólo hecho de cuestionar la corrupción y el desgobierno. La demonización de la oposición ha llegado a tales extremos, que lo moral y lo legal han quedado relegados a los últimos planos. En consecuencia, el Estado de Derecho ha perdido toda su esencia.
El peligro es que detrás de todo esto, subyace la destrucción de la economía nacional, y – también – la destrucción de la institucionalidad democrática. Y con la destrucción económica vienen el desempleo, la pobreza, la inseguridad y la violencia. Y con la destrucción institucional viene el totalitarismo estatal y más corrupción. O sea, la debacle.
Dicho todo lo anterior, queda la interrogante: ¿quién nos sacará de este desmadre? sabiendo que las cabezas, tanto del Poder Ejecutivo como del Ministerio Público son como son: corruptas, cínicas, inoperantes…
En realidad, la respuesta es muy sencilla, pero dura. Dejémonos de pelotudeces ideológicas. El Estado no nos va a defender. Peor aún – en este caso – el Estado es nuestro enemigo. Entonces, nosotros mismos somos. Nosotros – la ciudadanía – tenemos que comprarnos el pleito de la vacancia presidencial… por corrupción. A este respecto, vamos bien. 7 de cada 10 peruanos repudiamos la gestión del presidente Castillo. Muchos – incluso – que votaron por él y que ahora se sienten engañados. Y cada vez somos más.
Compatriotas. Es tiempo de alzar nuestras voces de protesta. Es tiempo de salir a calles y plazas. Es tiempo de luchar por nuestra libertad. Es tiempo de luchar unidos… por el Perú. Lampadia