Jaime Spak
Para Lampadia
Cuando empecé a escribir en Lampadia, hace más de un año, lo hice como mucho de mis compatriotas, preocupado por la situación política que se vivía entre la primera y segunda vuelta y por la enorme crisis que veníamos experimentando, sobre todo de corrupción y de malos elementos que sin tener ningún merito estaban dirigiendo los destinos del país.
Muchos han criticado a Sagasti, la mayoría tildándolo de caviar, pero si hacemos un poco de memoria los ministros que trabajaron con él era gente proba y si comparamos con los gabinetes de Castillo, es como comparar deportivamente hablando a Pele o Maradona, con los peores jugadores de la Copa Perú.
Pertenezco a la generación que nació a mediados del siglo pasado y en muchos de mis artículos he mencionado la nostalgia de esa época.
Las diferencias sociales no eran tan marcadas y pudimos estudiar un grupo multidiverso en la Universidad Nacional de Ingeniería y hasta hoy, más de 50 años de egresados mantenemos esa comunicación, cariño y deseo de reunirnos con mucha frecuencia.
Igualmente mantengo una comunicación permanente con mis compañeros de colegio a pesar de haber egresado hace mas de 55 años.
Es decir, el cariño permanece intacto, sino seria imposible juntarnos frecuentemente con estos dos grupos de compañeros de estudio.
Pero cada semana que pasa, nos sentimos muy preocupados por el destino de nuestro país.
El Perú es un país maravilloso, que tiene demasiadas cosas buenas, que ameritarían luchar por tratar de cambiar la realidad generada casi siempre por políticos incompetentes.
Pero estas últimas semanas no podemos dejar de pensar y pensar, en como se ira destilando esta situación a la que nos ha llevado la clase política.
La gran mayoría de nosotros somos gente decente, trabajadora y solidaria.
¿Por qué una minoría de gente indecente, ociosa y poco solidaria nos tienen que gobernar?
¿No sabemos escoger?,
¿Desidia de la población?
O tener que vernos obligados a escoger entre un grupo de indeseables.
La respuesta cae de madura y es que nadie desea que su nombre se vea embarrado en situaciones estériles y escándalos generados por algún desadaptado que utilizando las redes sociales nos desprestigian en una fracción de segundo.
Un segundo de desprestigio equivale a semanas de explicaciones.
Bueno pues, llego el momento de dejar de tener miedo por estas situaciones y arriesgarnos.
Tenemos que dejar de quejarnos y poner el hombro para lograr regresar a la época de prosperidad y de crecimiento.
El Perú no se merece este destino, los gobernantes tienen la imperiosa necesidad de continuar con el exitoso proyecto de reducción de la pobreza.
La pobreza no se reduce con discursos incendiarios, con toma de carreteras, con dadivas de bonos, con asambleas constituyentes, o con engañar a la población y hacer que ese pequeño porcentaje de asalariados que forman parte del mercado laboral formal, se les entregue por adelantado el dinero que servirá para paliar sus necesidades una vez que se jubilen.
La pobreza se reduce, incentivando las inversiones, logrando que los peruanos podamos tener mas oportunidades de incrementar la fuerza laboral formal, hacer que las diferentes regiones puedan desarrollarse en base a los recursos que tiene cada una.
Si hay regiones mineras, pues incentivar la inversión de pequeños y grandes proyectos y lograr que las personas que habitan esas regiones puedan usufructuar de esa riqueza en base a buenos salarios, canon apropiado para que las ciudades progresen, y que puedan compartir año a año las utilidades.
Pregunten a los trabajadores de cada una de las 17 empresas mineras que, en el año 2021 obtuvieron 18 sueldos por reparto de utilidades, si vale la pena o no trabajar en esas empresas.
Las regiones agrícolas que puedan tener acceso al crédito agrario de largo plazo para que podamos seguir creciendo en cultivos que generan una enorme riqueza tanto a las empresas como a los empleados de estas.
En regiones que tienen un enorme potencial turístico, darles todas las facilidades para que se puedan desarrollar proyectos en los cuales los turistas puedan apreciar nuestras riquezas arqueológicas, o también las maravillas naturales que tenemos.
En regiones donde se puede industrializar nuestras materias primas, pues apoyar a fomentar la creación de industrias que puedan tener posibilidades de producir bienes exportables dándole valor agregado a nuestros recursos y generar el uso de mano de obra intensa.
Para ello se requiere que las mejores mentes y mejores profesionales puedan unir sus esfuerzos para poder lograr estos desarrollos.
El Estado es el que debería de fomentar estos cambios.
Un Estado con gente incompetente nunca podrá lograr llegar a estos objetivos, pues la gente que accede al poder no tiene la capacidad de entender que uno esta al servicio del pueblo y que no ver el estado como un botín, sino como una manera de lograr ayudar a conseguir el bienestar de las grandes mayorías.
Un acuerdo nacional empoderado debería ser la fuente de inspiración para poder lograr esos cambios. Deben de trabajar de manera coordinada con las fuerzas vivas para diagnosticar los principales problemas y lograr avanzar en la solución de los mismos.
No podemos seguir quejándonos y viendo que, o se vaca, o renuncia o hay golpe de estado.
Con 200 años de historia republicana debemos de ser lo suficientemente inteligentes para entender que solo los peruanos de bien pueden sacarnos de esta pesadilla.
Hace 10 años éramos el país que más crecía, donde el boom de la construcción era imparable, recibíamos a los mejores inversionistas, los mejores artistas venían semanalmente a entregarnos lo mejor de su arte y empezábamos a ser considerados como destino gastronómico y como gran exportador de productos agrícolas que antes ni soñábamos.
¿Es tan difícil retomar este camino?
No
Pero se requiere de un gran esfuerzo.
En el año 1990 después del sacrificio de los peruanos luego del pésimo primer gobierno de García, pudimos sobrevivir al Fuji shock, recuperar la economía, vencer al terrorismo y pasar a ser considerados un país digno de invertir en él y que no paraba de crecer a pesar de los mediocres gobiernos que tuvimos.
¿Porque no podemos retomar esta senda?
Es cuestión de ponernos las pilas e intentarlo.
Cuando nos llamen a preguntar si estamos dispuestos, la respuesta debe ser…. PRESENTE. Lampadia