Oscar Sumar
Director de Regulación Racional
Doctor en Derecho, UC Berkeley
Para Lampadia
Los primeros días de Castillo han sido exactamente como los esperaba, pero para algunos –que querían creer-, han sido peores. No solo conforma un dúo perfecto con Cerrón, sino que sus rasgos dictatoriales se han mantenido incólumes. Tampoco ha mejorado en la improvisación, pero –nuevamente, sin sorpresa- ha nombrado a personas vinculadas directa o indirectamente con el terrorismo, como ministros.
Pero no solo eso, Castillo ha nombrado como Ministro de Defensa al abogado Ayala, vinculado a Julián Palacín y que ha sido señalado por la decana del CAL como el artífice de impedir el nombramiento del representante del CAL ante el JNE, dándole doble voto a Salas Arenas; además de haber impedido el nombramiento de los magistrados del Tribunal Constitucional con un cuestionable amparo, y denunciado a los periodistas de Willax por pertenecer a una supuesta “organización criminal” cuando lo investigaron. El nombramiento de Ayala en la cartera de Defensa –donde tiene cero experiencia o conocimientos-, además de ser una afrenta al pueblo peruano, es fácilmente interpretable como un premio. ¿Un premio a qué? Si es a impedir el nombramiento del quinto magistrado del JNE, prácticamente sería una prueba irrefutable del fraude electoral. La unión con el corrupto Cerrón y el ilegal oscurantismo de sus primeros días, al despachar fuera del Palacio, por si mismas, también serían causales de vacancia, sin contar con el gabinete filo-terrorista. Pero, ¿es conveniente vacar a Castillo ahora?
Han salido voces “moderadas” a decir que se debería dar la confianza al gabinete Bellido y no vacar a Castillo aún. “Reflexionar y ser estratégicos”. No comparto esta visión. Creo que es un grave error darle aire al dúo dinámico, el cual aprovechará estos meses para fortalecerse copando instituciones, acumular recursos y comprar prensa y favores políticos. Cada día que pase, será más difícil sacarlos. Pero no solo eso.
Un segundo punto a considerar es que el dúo dinámico está probando al Congreso. Ellos confían en que el Congreso no hará nada y, con esto, habrán establecido un precedente. Es el foul artero al comienzo del partido que el árbitro no sanciona con amarilla. Luego, condiciona todo el partido. No habrá una oportunidad tan clara para vacarlo luego, porque no existe nada peor que nombrar a personas vinculadas con el terrorismo en puestos clave del Gobierno, incuso a la cabeza del Gobierno, con acceso a información confidencial.
Un tercer punto, es que el dúo dinámico tiene la intención de cerrar el Congreso, pero no lo piensan hacer con confianza sobre ministros. Si son tan hábiles como aparentan, harán cuestión de confianza sobre la reforma constitucional. ¿No se puede hacer sobre atribuciones del Congreso? A llorar al río, como con el fraude electoral o el cierre ilegal del Congreso por parte de Vizcarra. Además, gracias al que me gusta llamar “precedente Pantaleón”, si el Congreso no hace exactamente lo que quieren Castillo y Cerrón, considerarán que la confianza ha sido negada de forma fáctica. Si, en ese punto, el Congreso actúan cuidándose las espaldas, igual los cerrarán luego de cambiar la Constitución por medio de una asamblea constituyente a su medida.
Existe un motivo para la aparente improvisación de Perú Libre: ellos no se han preparado para gobernar, sino para tomar el poder de manera perpetua. Donde personas razonables estarían preocupados por la pandemia o la situación económica, al dúo dinámico solo le importa el poder. Lo más trágico -o chistoso- es que nos lo han dicho hasta el cansancio, en nuestras caras.
Por su parte, más allá de los buenos deseos, el Congreso no tiene ni puede tener una estrategia de largo plazo para hacerle frente a esto. Solo podemos esperar que actúen con liderazgo decidido, de forma certera, rápida, yendo al “todo por el todo”, negando la confianza y vacando a Castillo. “Negociar”, “colaborar”, “reflexionar” solo nos llevará a caer cual corderos en las fauces del dúo dinámico y el eje bolivariano. O quizá este temor extremo es “desconocer cómo funcionan las cosas”, como sugiere Sagasti. Lampadia