Jaime Spak
Para Lampadia
Luego del artículo que escribí la semana pasada, “Al Mal Tiempo Mala Cara “, me puse a reflexionar, ¿por qué nuestro maravilloso país no puede salir de la continua crisis en que vivimos?
Los nacidos en la década del 50, hemos sido testigos de una crisis permanente.
En la época de mis estudios universitarios, tuvimos que convivir con la dictadura de Velasco que fue el inicio de las continuas crisis del país.
El costo de las absurdas reformas y la cantidad de estatizaciones las pagamos muy caro por varias décadas.
Luego hemos vivido la insania terrorista, que duro más de doce años, y genero miles de muertos y una inestabilidad tremenda.
Cuantos buenos peruanos murieron injustamente y otros tuvieron que emigrar solo por esas dos circunstancias.
De vez en cuando se produce un oasis de frescura, cuando Morales Bermúdez derroco a Velasco e inicio el camino al retorno de la democracia.
Le tomo cinco años arreglar todo el desastre de ese gobierno.
Cuando el terrorismo nos mantuvo en zozobra y ni el gobierno de Belaunde, ni el de García pudieron contenerlo.
A ello se sumó la crisis económica, con hiperinflación incluida.
Los que critican al primer gobierno de Fujimori, no valoran que logro acabar con la hiperinflación, el terrorismo, reinserción en la economía mundial, la privatización de empresas públicas ineficientes, que generaban pérdidas cuantiosas que las pagábamos todos.
Somos un país resiliente.
En estos más de 70 años que han pasado, salvo contadas excepciones, hemos vivido crisis tras crisis.
Los gobernantes, tanto ejecutivo como legislativo, se la pasan equivocándose, pensando que eso es normal, hasta ellos pensarían que es divino, y nosotros los sufridos peruanos debemos de perdonar.
No hay semana que no sucedan hechos muy lamentables.
Lo que acaba de suceder con el colapso del puente Chancay, que en otra circunstancia sería un escándalo internacional.
La renuncia del ministro de transporte debería de ser automática.
Un puente con más de 50 años de vida, o es mantenido permanentemente o es demolido y vuelto a construir.
Seguramente la falta de mantenimiento ha originado esa desgracia que ha cobrado la vida de inocentes peruanos.
Para variar todo pasara por agua tibia y seguramente la investigación no encontrara responsabilidad alguna.
Acá hay una responsabilidad política que nadie asumirá.
Incluso el premier no tiene la decencia de pedir inmediatamente renuncias y el inicio de acciones penales.
Por ello errar es divino y los peruanos perdonaremos.
Otro hecho muy lamentable es la desaparición del proyecto especial Legado, que organizo de manera muy exitosa los Juegos Panamericanos del 2019.
Por lógica debía de seguir funcionando para que se encarguen de los Juegos del 2027.
Ahora por la influencia de otro inefable ministro y mano derecha de la presidente Boluarte, el ministro Quero, están pasando este proyecto al IPD.
Obviamente el hermano de la presidente debe de estar saltando en un pie. Pues todos sus allegados trabajan en el IPD.
El éxito de Legado se manejó como una empresa privada y los juegos Panamericanos fueron un éxito espectacular y todo lo edificado para esos juegos han quedado como su nombre lo indica como un gran aporte a la infraestructura del país.
Recordemos que los edificios que se construyeron para albergar a los deportistas sirvieron años después como un lugar para que los enfermos de Covid se puedan recuperar.
Los coliseos de Villa El Salvador y el Callao se usan para la alta competencia.
La Videna fue repotenciada construyéndose piscinas, canchas de deporte que se utilizan actualmente.
Ahora pasaremos por la burocracia estatal, en donde dentro de poco saldrán a luz escándalos de desfalcos y de malos manejos.
Eso es una constante cuando las empresas estatales administran los bienes públicos.
Y ni que decir cuando tengan que construir nueva infraestructura para los juegos panamericanos del 2027.
Seguiremos aceptando que errar es divino y que los peruanos tenemos que pagar la corrupción estatal.
¿La presidente Boluarte le pedirá la renuncia política al ministro de Transporte por el colapso del puente Chancay?
¿La presidente Boluarte le pedirá al ministro de educación que repare el error de eliminar el proyecto Legado y haga que vuelva a ser una entidad autónoma para evitar latrocinios en el IPD?
¿Le pedirá la presidente Boluarte al ministro de Economía que siga con ese gran impulso de hacer que la inversión privada vuelva a tener influencia en el mercado y le de gran impulso al crecimiento económico y ponga fin a la sangría de Petroperú?
¿Le pedirá la presidente Boluarte al ministro de Energía y Minas que destrabe los proyectos que generaran crecimiento?
Y por enésima vez, la presidente Boluarte debe sustituir al ministro del interior, y convocar a la mejor gente para restructurar el sector interior y volver a un clima seguridad.
O seguirá errando, indicando que eso es lo normal, es decir divino, y que nosotros paguemos los platos rotos. Lampadia