Ayer se instaló el gabinete del gobierno de Vizcarra que deberá enfrentar la difícil tarea de recuperar la inversión y el crecimiento de la economía, el entendimiento entre los Poderes del Estado, la confianza de los peruanos y la probidad en el manejo de la cosa pública.
Esperamos que el formato de la juramentación, abierto a la mirada de todos los ciudadanos, sea el signo de un gobierno transparente, que gobierne de cara a la población, y que haga de su gestión un ejercicio de comunicación sobre donde estamos y a donde podemos llegar.
De igual manera, esperamos también que el carácter provinciano de varios de los miembros del gobierno, empezando por el Presidente Vizcarra y el Premier Villanueva, marque también un estilo más sencillo y franco, que el usual en la política limeña. De hecho, este debe ser el gabinete con mayor proporción de provincianos en muchas décadas.
En su discurso de investidura, el presidente Vizcarra no habló solo de parar el odio y la confrontación, sino de “marcar el punto final de una política de odio y confrontación”. Una política torpe desarrollada por el gobierno de PPK para compensar su debilidad política y crear un enemigo interno que distraiga a los ciudadanos.
Curiosamente, el diario La República recoge el llamado contra los odios, pero no así todos los medios nacionales. Por ejemplo, Canal N, del grupo El Comercio, continúa con una sibilina campaña de debilitamiento del gobierno de Vizcarra-Villanueva. ¿Hay algo que debemos leer de este cambio osmótico de roles?
Pero más allá de las reacciones mediáticas, creemos que es muy importante recoger la esencia del principal mensaje del gobierno, pasar ‘De una estrategia de confrontación, a una estrategia de bienestar’. De la noche, al día.
Como hemos explicado muchas veces, el gobierno de PPK traicionó el sentido del voto popular al aliarse con el equipo de Ollanta Humala y jugar con las izquierdas anti sistema; con el propósito de confrontar con Fuerza Popular (FP), a quienes, con las comparsas mediáticas, convirtieron en un monstruo que había que combatir.
Ahora debemos mirar adelante, no hay tiempo que perder y debemos entender que, si hay buena voluntad, se podrá corregir lo que se haga necesario. Sobre un gabinete siempre hay la posibilidad de hacer críticas y cuestionamientos. En este caso, desde nuestro punto de vista, Vizcarra ha incorporado al gabinete unas figuras muy interesantes para transmitir frescura y confianza, y para impulsar los esfuerzos productivos, como también otras que pueden ser tapones de reformas esenciales, como la laboral.
Además, de las recientes presentaciones en los medios del primer ministro Villanueva, también podemos apreciar algunas faltas de entendimiento de las ecuaciones matrices del libre comercio y de políticas industriales; pero, a diferencia de un gobierno (PPK), que al final filtraba sus acciones en función de una estrategia de confrontación política, con el nuevo gobierno se tiene la sensación de que sí sabrán escuchar y leer. Algo muy importante, cuando se trata de buscar el bien común sin segundas intenciones.
Por eso, queremos terminar esta nota recogiendo la invitación del presidente a un Pacto Social: “Propongo ante ustedes, señores Congresistas y ante todos los peruanos de cualquier ideología política y credo, un PACTO SOCIAL que nos comprometa, a fin de luchar sin distingo alguno contra la corrupción e impulsar el desarrollo equitativo, democrático e integrador”.
Un Pacto Social permite el entendimiento entre gobierno y población para la identificación, priorización y ejecución de acciones de gobierno con un fin claro, por el que la mayoría de los peruanos podamos apostar. Lampadia