Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Agenda Política
El gobierno de Castillo y Perú Libre acaba de proponer una agenda política, planteando la posibilidad de llevarnos hacia una Asamblea Constitucional, por lo demás, antidemocrática, dado que sus miembros serían, en mayoría, seleccionados por el gobierno.
La eventual convocatoria de una Asamblea Constitucional implica la paralización de la economía durante dos a tres años, y consecuentemente, la pérdida de empleos y la reducción de ingresos de la población.
Siendo esta propuesta tan dañina para el ‘pueblo’, solo se puede entender la misma como una estrategia puramente política para tomar el control absoluto y permanente del poder, siguiendo los manuales del socialismo del siglo XXI.
Ya lo dijo Cerrón, el comisario cubano que controla a Castillo: “Para tener el poder, hay que tener control total del ejército y la policía, hay que tener control del cuerpo de magistrados, hay que tener control de la burocracia estatal, y hay que tener control del clero”.
Esta propuesta del gobierno es claramente empobrecedora del país, algo que parece ser parte del libreto político que se quiere replicar en el Perú, como se hizo en Cuba y Venezuela, donde más del 90% de sus poblaciones son pobres.
Agenda Productiva
Lo que los peruanos necesitamos es algo completamente diferente. Necesitamos una agenda productiva que desate las capacidades de nuestra población para sumarse a una verdadera revolución por la prosperidad. Una revolución productiva, detrás de la cual están los empleos de nuestros jóvenes y la mejora de ingresos de toda la población.
Una buena agenda productiva permitiría que nuestra economía crezca 7% por año, generando recursos para afrontar una mejora cualitativa de los servicios de educación y salud, además de la multiplicación de las infraestructuras sociales y económicas que redundan en una mejor calidad de vida.
Tenemos una población trabajadora, que a diferencia de las de nuestros vecinos, aprendió a confiar en sus propias capacidades, es creativa y resiliente; magníficas condiciones para sumarse a la revolución productiva. Una revolución que puede permitirnos duplicar la producción de minerales, multiplicar por cinco las agroexportaciones y el turismo, desarrollar la acuicultura y la forestería, perfeccionar nuestro sector de confecciones y seguir desarrollando maquinaria de exportación sobre la base de nuestros sectores primarios.
Todo esto podemos lograrlo en los espacios del mundo actual, con los cambios tecnológicos en camino, no podemos estar seguros que esas condiciones se mantengan más allá de los próximos 20 años.
¡Es ahora!, o quien sabe ¡Nunca!. No podemos negarle a nuestros pobres la posibilidad de crecer y de ser ciudadanos del mundo desde el Perú, con nuestras familias, nuestros amigos, nuestra comida y nuestras costumbres.
Después de la experiencia nefasta del mal uso de los recursos públicos durante los últimos 20 años, recursos que nunca habíamos tenido y que han sido dilapidados en una burocracia inservible, e ineficiencias y corrupción generalizadas; no podemos dejar en manos del gobierno central, ni de los gobiernos regionales y locales, el uso de los recursos generados por el crecimiento de la economía, tenemos que involucrarnos en la cosa pública, marcando al milímetros el manejo de la educación y salud, así como los proyectos de inversión pública, desde los más pequeños hasta los más grandes. Se acabó la permisividad del uso de los recursos del Estado y la falta absoluta de rendición de cuentas.
Producción, no política
Rechacemos los juegos políticos del gobierno de Castillo y Perú Libre. El Perú puede crecer y lograr la prosperidad de todos los peruanos. Solo tenemos que desarrollar nuestras capacidades. Si emprendemos una revolución productiva, nadie nos podrá parar, seremos uno de los mejores lugares del mundo para vivir y formar nuestras familias. Lampadia
Publicado el 29 de abril de 2022