Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Las elecciones del domingo pasado han comprobado nuevamente que la democracia fallida que existe en el Perú es un círculo vicioso del que no hay salida. Los resultados muestran varias cosas:
1) La absoluta fragmentación política. En todo el país han ganado caudillos locales y regionales. Los “partidos” son una ficción. Perú Libre y Fuerza Popular que disputaron la segunda vuelta el 2021, obtienen un año después un respaldo insignificante. Incluso los que han sido electos postulando por un “partido”, en realidad solo lo usan como un vehículo para alcanzar un cargo.
Como ha recordado Paulo Vilca, en Tumbes Segismundo Cruces ha ganado con APP. Antes fue candidato por Democracia Directa y previamente postuló por el APRA. En San Martín, Walter Grundel ganó por Somos Perú. Antes había postulado por APP y también fue candidato de Vamos Vecino.
En Lima ha ocurrido lo mismo, ganó Rafael López Aliaga (RLA) a Daniel Urresti, no Renovación Popular a Podemos. Si por este último “partido” hubiera postulado José Luna Morales, sin duda ese grupo no habría estado disputando la elección.
2) El saqueo, el derroche, el desperdicio de los recursos públicos va a continuar imparable, obstruyendo cualquier posibilidad de desarrollo. La inmensa mayoría de gobernadores y alcaldes electos va a continuar la senda de los que se van. Hay casos absolutamente escandalosos como el de Ayacucho, donde ha sido electo con una amplia mayoría Wilfredo Oscorima, que fue sentenciado por corrupción por los latrocinios que cometió cuando ocupó antes el cargo de gobernador regional.
Como he señalado hace poco en un artículo sobre estas elecciones, “los sinvergüenzas saben que, aunque en las encuestas la corrupción aparece por lo general en el primer lugar de las lacras que los ciudadanos abominan, en la vida real no es así.” (“Nada que esperar”, El Reporte, 25/9/22). Y, en una idea que se aplica a Oscorima y muchos otros: “los que tienen los recursos adecuados para manipular el ineficiente y corrupto sistema judicial, no la pasan mal.”. Es decir, los ladrones saben que solo una mínima proporción de los que delinquen son sancionados y, aún estos, salen pronto… y regresan a seguir haciendo lo mismo.
Otro botón de muestra: Luis Torres ha ganado en Tacna las elecciones para gobernador estando preso (con domiciliaria) por acusaciones de corrupción durante los tres periodos en que fue alcalde.
3) El triunfo de RLA es muy positivo porque evita que un aliado del gobierno (Urresti o Forsyth) ocupe el municipio, pero también muestra varias cosas. En Lima más del 80% rechaza al corrupto gobierno comunista de Pedro Castillo, pero los electores no asociaron eso con lo que estaba en juego en estos comicios.
La alta proporción de ausentes en todo el país refleja el desinterés y escepticismo de los ciudadanos, que votan con resignación y sin entusiasmo. En el caso de Lima, en los barrios más pudientes, se explicaría por lo mismo, pero también porque muchos creen erróneamente que nada va a cambiar en los próximos años. No son conscientes que lo que viene puede ser muchísimo peor.
Eso también muestra que el respaldo a la democracia fallida es ínfimo, y una solución radical probablemente no tendría oposición. La colección de delincuentes que se beneficia del actual estado de cosas serían los principales afectados.
En suma, los nuevos gobernadores y alcaldes, que ejecutarán el 70% del presupuesto de inversiones son iguales o peores que los anteriores, y esta vez cuentan con un gobierno central tan ineficiente y corrupto como ellos, que va a seguir dilapidando lo queda de los recursos del Estado con su complicidad.
Como es obvio, ninguno de los problemas que han quedado en evidencia nuevamente en estas elecciones puede ser resuelto en el marco de esta democracia fallida. Se requieren soluciones radicales para evitar que el país se siga desintegrando. Lampadia