Jorge Trelles Montero
Para Lampadia
Acertadamente, la Cancillería viene dándole debida atención a nuestra relación con China. Hace poco el Canciller mismo estuvo en ese país y hoy tenemos la buena noticia de que nuestra Presidente viajará próximamente a él y se reunirá con el presidente Xi Jinping.
El interés de la China por el Perú, es decir de la segunda potencia económica mundial, con más de 1,412 millones de habitantes, por el Perú, número 51 en el orden económico mundial, con no más de 35 millones, se relaciona con su interés por la penetración y presencia económica en América del Sur, una aventura de máxima rentabilidad para China, no solo económica, sino también política.
El gigante asiático es el actual adversario de los EEUU en la preeminencia mundial, lo que se observa no solo en su influencia en la guerra de Ucrania, sino en su diaria competencia por los mercados del mundo. Xin Ping está en “Viaje de negocios” por los principales países de Europa, mientras que los EEUU, con maneras heterodoxas, acaba de aplicar altísimos aranceles a los carros eléctricos chinos, señal de la creciente pugna entre ellos.
Para el Perú, volverse el puerto del Pacifico para la penetración económica China y otros países asiáticos en el continente, convierte sustantivamente su futuro económico en uno mucho mejor, no solo por el monopolio del transporte de las mercaderías chinas al continente sudamericano, sino que China necesita llegar hasta el Brasil y eso significa para nosotros que la carretera y la vía del tren necesarios contaran con fácil financiamiento. La región oriental de nuestra cordillera tendrá las rutas necesarias para su desarrollo (agricultura y energía) y, además, los capitales chinos y de otras potencias del Asia nos verán con mejores y más cercanos ojos para el financiamiento de nuestros muchos proyectos de inversión.
Por esto, he visto con pena la reacción mayoritaria de nuestros congresistas de izquierda y algunos diarios caviares para tratar de impedir el viaje de nuestra Presidente. La contienda política debe tener siempre el límite señalado por el interés nacional.
Se trata de un nuevo “otrosí decimos” en el designio de terminar con el Gobierno de Dina Boluarte, que unifica a la izquierda marxista, extremista y caviar, que sabe que si el Perú consolida su estabilidad no tienen posibilidades en las elecciones del 2026.
En verdad, hasta ahora, los ataques carecen de mayor peligro para el régimen, no se ve que puedan acabar con él. El manifiesto error de la Presidente de aceptar los regalos de los ya famosos Rolex, está siendo investigado por el Ministerio Público por la hipotética posibilidad de que encubra un acto de cohecho. Esto no debe hacernos olvidar que nuestra Constitución, sabiamente, impide que el Presidente de la Republica pueda ser acusado si no es por los cuatro casos que precisa el art. 104 de ella y que, además, el art. 324 del Código Procesal Penal dispone que la investigación es reservada y que solo las partes involucradas pueden enterarse de lo que en ella suceda.
De otro lado se denuncia que su hermano estaría formando un Partido Político y que en este afán habría cometido el delito de Tráfico de influencias. Pero el hermano de la Presidente no es empleado público y por lo tanto tendría que demostrarse su participación directa en actos dolosos tales como ofrecimiento de dinero, lo que no parece haber ocurrido. Podría haber aquí una exageración.
De lo que es culpable Dina Boluarte, es de haber terminado con el sueño extremista que, a través del gobierno de Castillo, casi acaba con la viabilidad del país y nos encamina hacia una dictadura corrupta y además comunista.
Ella fue capaz de distanciarse de Castillo y sus secuaces y, sin fuerza legislativa, darle otra vez al Perú el destino democrático y de preservación de una economía de mercado que aún debe ser restaurada en toda su magnitud. En este afán, tienen también mérito los grupos políticos que, en el Congreso, han apoyado este empeño.
La tarea no es fácil porque se trata de partidos bastante distantes y eso explica por qué muchas decisiones presupuestales y económicas no hayan sido las deseadas o incluso hayan atentado contra pilares del modelo. Sin embargo, han logrado lo más importante: sacar al país de la “Unidad de Cuidados Intensivos”, superando la epidemia del Covid, la huida masiva de capitales y el fenómeno del Niño.
El gobierno de Dina Boluarte y el Congreso que la acompaña han tenido y tienen errores y debilidades. Empero, están logrando lo más importante: estabilidad y futuro para nuestro país. Lampadia