Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia
Lo peor que pudo pasarle a la educación en el Perú es que un individuo como Pedro Castillo ocupe la presidencia. Durante la campaña sus partidarios destacaron su condición de maestro de primaria como una de sus supuestas virtudes. Incluso tuvieron la desfachatez de llamar “amauta” a un absoluto ignorante.
El fraude cometido por Castillo y su esposa con la tesis de maestría en la universidad de César Acuña no ha sorprendido a nadie.
Tanto por el hecho de que, como es obvio, Castillo sería incapaz de redactar no una tesis sino una composición escolar aceptable de 2 o 3 páginas, como por la deplorable calidad de la Universidad César Vallejo (UCV) que otorga títulos a personas que evidentemente carecen de las capacidades mínimas. (Por ejemplo, el doctor Elmer Huerta ha recordado que en el examen nacional de medicina, ENAM, que toman los alumnos del último año de esa carrera, y que es una prueba sencilla, los que peor quedaron en una década, entre todas las universidades públicas y privadas, fueron los de la UCV: el 70.5% lo desaprobó. En EEUU un examen similar lo desaprueba el 3.7%. “El Comercio”, 28/2/22).
La cantidad de gente que obtiene grados y títulos plagiando tesis es inmensa, como lo muestra también el caso de Betssy Chávez, congresista y ministra de este gobierno. El control de calidad, sobre todo en universidades bamba, públicas y privadas, es inexistente.
Lo que ha proliferado en este contexto son los fabricantes de tesis que, a cambio de un discreto emolumento, confeccionan un mamotreto sobre cualquier tema que les pidan. Obviamente, no hacen un trabajo de calidad y se limitan a copiar y pegar cualquier cosa para completar el número de páginas requerido.
Parece evidente que, en el caso de Castillo y su esposa, ellos no son capaces ni siquiera de haber realizado el copiar y pegar, que exige por lo menos un conocimiento elemental de la materia y saber de dónde plagiar el material.
Así, ellos obtuvieron una maestría que sería inservible para conseguir un empleo en una empresa privada razonable, pero que en el Estado, donde no existe distinción entre un cartón deleznable y un reconocimiento académico real, si es útil para conseguir un puesto o alcanzar un aumento de sueldo o promoción.
El fraude cometido por Castillo y su esposa muestra que además de carecer de los conocimientos elementales para poseer una maestría, desconocen lo que es la ética, cosa por lo demás evidente por los incontables casos de corrupción que involucran directamente a los inquilinos de Palacio.
Pero, como han señalado varios destacados abogados, no se trata solo de una falta moral, sino de la comisión de varios delitos que, en cualquier otro caso, habría conducido de inmediato a la vacancia.
Por último, una muestra de la catadura de Castillo, es que no se ha dignado –hasta el momento de escribir esta líneas- responder, dando la cara, a la gravísima denuncia expuesta en “Panorama” el domingo pasado. Cualquier funcionario en otro gobierno habría tratado de dar una explicación esa misma noche, al día siguiente a más tardar. Pero a estos socialistas del siglo XXI, que desprecian la democracia y los tiene sin cuidado la opinión pública, asuntos con este les importa un comino.
Atrás quedó el antiguo lema neoliberal, capitalista, burgués, oligárquico: el que estudia, triunfa. Cuando que nos encaminamos rápidamente al socialismo del siglo XXI, el mensaje del “maestro” a todos los estudiantes del Perú –y a todos los ciudadanos- es que ahora el que delinque, triunfa. Lampadia