Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia
El poder del voto
Preguntarse por quién votar cuando sólo faltan 15 días para las elecciones evidencia el grave descrédito de la política nacional y también la creencia de que un voto no hará la diferencia. Estos peruanos podrían optar por no votar, votarán en blanco, viciarán su voto o decidirán en la fila. Están renunciando a utilizar la principal herramienta que le otorga la democracia representativa.
La interacción en redes sociales y la supuesta sintonía de lo “políticamente correcto” con ellas hace creer que se participa mediante post, likes, artículos o compartiendo videos. Y en efecto se participa en el debate ciudadano, en las tendencias, en la aprobación ciudadana de la política. Sin embargo, los que nos gobiernan y legislan los eligen aún las ánforas, con votos y por mayoría, por lo que es necesario seguir creyendo en el poder del voto.
Las cifras
Para ganar una elección no necesitamos la adhesión de los 33´035,304 de peruanos (INEI 2021). Ni siquiera la adhesión de 16,5 millones, que representan la mitad de nuestra población. El padrón electoral sólo tiene 25 millones de electores y según el estimado de ausentismo, blancos y nulos de nuestra columna El cuento de las grandes mayorías (Lampadia 6.11.20), sólo votarán por una opción electoral 12,65 millones o en el mejor de los casos 13,41 millones. Vale decir que para ganar la elección en segunda vuelta hacen falta entre 6,35 millones o 6,705 millones.
1 de cada 5 peruanos decidirá el destino del Perú en la segunda vuelta. Y para pasar a la segunda vuelta, con la atomización de candidaturas hacen falta menos de 2 millones de votos. La cifra es bajísima: 0.6 peruanos de cada 10, es decir ni siquiera 1 de cada 10, elegirán a los que pasan a la segunda vuelta.
¿Advierte ahora que el poder relativo del voto es mayor del que piensa? ¿O sigue creyendo que un voto no hace la diferencia?
Para citar un ejemplo, en el 2016 en el Cusco la Congresista Cuadros ingresó al Congreso con apenas 14,097 votos preferenciales y la congresista Cruz, que sustituyó al congresista vacado por APP, había obtenido apenas 5,507 votos preferenciales.
Todas estas cifras nos muestran que un voto si hace la diferencia y que no se puede seguir ignorando el poder del voto.
Alianzas y endoses
En un escenario como el descrito, donde la política está desacreditada, la militancia política es escuálida y los partidos son entelequias que sobreviven, a duras penas, cada elección; hacer alianzas y propiciar endoses es algo que debiera verse como natural, lógico y hasta sensato para lograr que las ideas políticas tengan éxito. Sin embargo, la ignorancia de lo “políticamente correcto” sataniza las alianzas y los endoses, motejándolas como “repartija”, para lograr lo que les interesa: dividir, para reinar.
Las alianzas se dan normalmente antes de las elecciones y después en la segunda vuelta. Los endoses, que no son absolutos y dependen de la voluntad del elector, se dan en medio del proceso, tanto en primera, como en segunda vuelta. A 15 días de las elecciones nos ocupamos de los endoses y alianzas en primera vuelta, para lograr el pase a la segunda.
El elector de izquierda (dentro del cual ustedes ya saben que no me encuentro) quiere que sus ideas lleguen a la segunda vuelta. El de derecha también. El moderado, de centro, igualmente. Los apetitos de cada grupo político lo impiden. Por ello, los electores de uno y otro lado bien pueden exigir alianzas y endoses viables, de acuerdo a la situación electoral actual.
Veamos los que consideramos factibles:
- En la izquierda Lescano debiera sumar a Verónica y a Castillo si quiere consolidarse como la alternativa de ese sector. Verónica, víctima de su radicalismo chavista es tan inviable en segunda vuelta que perdería casi con todos y sólo ganaría si Keiko Fujimori fuera su contendiente, lo cual la hace una candidata inviable de cara a la segunda vuelta. Si no lo hacen, la merma que todos ellos se hacen mutuamente puede hacer que Lescano pierda hasta el chance de la segunda vuelta y no lo capitalice ninguno de ellos. Humala, Yehude Simons y Castillo están sumando en esta dirección.
- En el centro Guzmán y Salaverry, los candidatos oficialistas están pagando la factura del descrédito político de los gobiernos y si buscan algún protagonismo, podría ser endosando sus votos a Forzay, el candidato urdido por ese mismo establishment caviar que nos gobierna y que lo puso en las encuestas, tal vez sin que el muchacho lo quisiera. Nunca podremos saberlo, pero estar en el comando técnico de la selección nacional de futbol posiblemente habría sido su aspiración más genuina. Sin apoyo, tal vez la caída de Forzay sea inevitable, sin endoso específico a nadie.
- En la derecha también caben todos los endosos. El endoso obvio sería a favor de Rafael López Aliaga, quien va primero de las opciones de este sector. Sin embargo, de cara a la segunda vuelta donde el anti voto cuenta, el endoso más viable es, como ya escribí, a favor de Hernando De Soto. Aquí, no oculto mi preferencia porque es el sector en el que me ubico y prefiero una opción genuinamente liberal frente a una alternativa conservadora como la del empresario del Opus Dei. Urresti, Acuña, Beingolea y Santos podrían actuar en esta dirección, en función de sus ideas y no de sus intereses.
Probablemente nada de esto suceda en la escena política oficial y haya muy pocos endoses o alianzas expresas antes del 11 de abril. Sin embargo, si el elector advierte que su voto cuenta, puede hacer, según el lado de la política que ocupe, su propio análisis y endosar su voto en favor de la candidatura más viable de su sector. Así, lograra que el poder de su voto sea aun mayor y no se desperdicie en la atomizada escena política nacional. Lampadia